viernes, 7 de septiembre de 2012

LA CULTURA LIGHT






INTRODUCCIÓN



El 6 de mayo de 2007 -en el Zócalo de la Ciudad de México-, cerca de 20,000 personas de todas las edades y parentescos decidieron posar desnudos para una sesión de tomas del fotógrafo Spencer Tunick, en forma gratuita y a costa de una buena desmañanada. Hecho que plantea la interrogante de: ¿qué puede llevar a una sociedad urbana mal calificada como conservadora, a participar sin mayor recato y beneficio en un evento así? 

El propósito de este ensayo es analizar la cultura de nuestra sociedad, desde el enfoque de la <<cultura light>>, señalando cuáles son sus características, que nos ha llevado a ella y como podríamos escapar a su influjo.

Para ello hago un planteamiento general de lo que es cultura, de cuáles son sus elementos, y sobre la transmisión de la cultura, o el arte de educar.

Procedo posteriormente a analizar que es la cultura <<light>> y sus raíces filosóficas, en donde veremos reflejado mucho de nuestro modo de actuar, de pensar y de sentir –a veces ya automático, inconciente-.

Si bien los productos materiales de la cultura <<light>> nos mueven a risa: comidas sin calorías, sin grasas, sin excitantes, cerveza sin alcohol, azúcar sin glucosa, Coca Cola sin coca, café sin cafeína, revistas del corazón, etc.; el producto humano que ésta cultura está generando, nos deben llevar a una honda preocupación: es el hombre metrosexual [1], frívolo, evasivo ante los compromisos vitales, alienado. [2]

No es una respuesta exhaustiva a la transformación de nuestra cultura urbana, ya que existen otros factores que habría que ponderar; pero considero que analizar lo que es la cultura <<light>>, puede ayudarnos a entender algo lo que nos está pasando - personal y socialmente- y a enfrentar esta nueva alienación.




QUÉ ES LA CULTURA



En un sentido estricto cultura es cualquier manifestación humana. Una nota definitoria de la persona humana es la capacidad de manifestarse, así, la cultura es la expresión interna de su interioridad. 

Originariamente, cultura es un término que apunta a la acción de cultivar: significa la acción mediante la cuál el hombre se ocupa de sí mismo, no quedando en puro estado natural. De ahí la contraposición naturaleza-cultura.

El origen de toda cultura es el núcleo creativo y afectivo de la persona, una sabiduría que crece hacia adentro, porque se cultiva, para después salir fuera. Frente a la primacía de la exterioridad, el espíritu humano se caracteriza por saber habitar dentro de sí y crear un mundo interior, que no es soñado, sino vivido. Sólo en este habitar se encuentran la felicidad y la plenitud. Es el lugar del encuentro con la propia intimidad, retirada a un santuario interior, realidad creadora de la que brotan ideas, proyectos que acabarán saliendo al exterior. La persona humana ama el silencio porque le permite soñar, imaginar, escuchar su voz íntima conocerse. El descubrimiento de la interioridad y su cultivo son el requisito para una verdadera formación o autoconstrucción

La cultura, entonces, está constituida por todas aquellas acciones mediante las cuales la persona se manifiesta.

Por la cultura aparecen también obras humanas, los objetos que los hombres producen: los útiles, los adornos, los objetos artísticos, la literatura, las cuentas corrientes, las leyes, los aparatos médicos, las estructuras, etc.

La cultura en sentido objetivo es una continuación de la naturaleza, ya que mediante esta manifestación humana el hombre da forma a las cosas e incrementa así el mundo natural, aumenta el número de realidades. Los seres humanos dotamos de significado a las nuevas realidades, enriquecemos el mundo, lo hacemos pasar de ser tierra a ser el hábitat, la casa, el lugar donde se desarrolla nuestro carácter mundano.

La cultura es libre, y por tanto convencional, variable, histórica.

La transmisión de la cultura se hace a través de proceso de socialización primaria, que se da dentro de la familia y posteriormente a través del proceso de educación escolar, y últimamente -y de una manera cada vez más importante-, bajo el influjo de los medios masivos de comunicación (radio, televisión, revistas, cine e Internet).

Educar, para bien o para mal, es enseñar no solo conocimientos teóricos, sino sobre todo modelos y valores que guíen el conocimiento práctico y la acción y ayuden a adquirir convicciones e ideales.



LA CULTURA LIGHT




En la segunda mitad del siglo XX, se empezó a hablar de <<crisis de valores>> y luego de <<pérdida de valores>>; pero no se tomó en cuenta que los valores perdidos, serían reemplazados por otros, ya que el ser humano no puede vivir sin ellos.

Ya en la década de 1980 se escucharon voces de advertencia como la del escritor ruso Alexander Soljenitsin, quién refiriéndose a la decadencia occidental y la crisis de valores de occidente, manifestó que era consecuencia de un bienestar exclusivamente material y hedonista.[3] Por su parte el escritor Milán Kundera reflejando a la sociedad europea, nos anticipó en su obra “La insoportable levedad del ser”, lo que vendría.

Se ha considerado que la época post-moderna es una etapa marcada por la desustancialización, impregnada, precisamente de la lógica de vacío. Así se afirma que <<el hombre posmoderno es cada vez más esclavo de sus pasiones, de sus gustos subjetivos. Prefiere una bulimia de sensaciones: probarlo todo, verlo todo, bajar al fondo de todo…Pero no para conocer mejor los resortes personales y buscar una mejoría, sino para divertirse sin más. Ya no hay inquietudes culturales, ni denuncias, ni grandes aspiraciones sociales. En occidente lo interesante es jugar, vivir sin objetivos nobles y humanistas. Este es el drama de la permisividad: una existencia indiferente, sin aspiraciones, edificada de espaldas a cualquier compromiso trascendente>>. [4]

En el trasfondo de esta mentalidad se encuentra la filosofía del nihilismo (del latín, nihil significando 'nada') es una posición filosófica desarrollada sobre todo por Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger, que argumenta que el mundo, y en especial la existencia humana, no posee de manera realmente objetiva ningún significado, propósito, verdad comprensible o valor esencial superior. Los nihilistas pueden creer una de estas tres cosas:

  • Que ninguna finalidad o propósito superior existe. Sólo hay nada.
  •  Que la realidad que experimentamos los humanos no existe tal y como la vemos.
  • Que la realidad es incognoscible (no se puede conocer), por lo que entenderla siempre será inútil en lo práctico y sin sentido en lo teórico.

Nihilismo es la negación de todo principio, autoridad, dogma filosófico o religioso. El nihilismo hace una negación a todo lo que predique una finalidad superior, objetiva o determinista de las cosas; hace ese énfasis negando la idea de progreso en la historia. En cambio es favorable a la perspectiva del devenir constante de la historia objetiva, sin ninguna finalidad superior.

La doctrina del nihilismo, cuyos hijos son la desesperación, el fatalismo, el cinismo y el pesimismo o escepticismo práctico; afirma que la vida carece de sentido y que la felicidad no existe y que es inútil buscarla porque no se le encuentra. Cuando se dice que lleva consigo la vivencia de la nada, es porque afirma que no hay nadie que sea término de mi manifestación. Cuando el otro desaparece, no tengo a quien dirigirme, no hay otro, y por tanto lo que me rodea es la nada, la desesperación.

La cultura light es el producto de nuestra sociedad post-moderna, caracterizada por una tetralogía de valores nihilista: hedonismo, consumismo, permisivismo, y relativismo, todo ello enhebrado por el materialismo.

  • El hedonismo significa que la ley máxima del comportamiento es el placer por encima de todo, cueste lo que cueste, alcanzando progresivamente cuotas más altas de bienestar. Ello conlleva a la muerte de los ideales, a un vacío de sentido y a la búsqueda de sensaciones cada vez más nuevas y excitantes. El hedonismo sustituye la verdadera libertad por un vector que se vive como una nueva experiencia de libertad: el consumismo (todo puede escogerse a placer; comprarse, gastarse y poseerse).
  • El consumismo que se podría considerar como un ideal de la sociedad capitalista -que no tiene otro horizonte que la multiplicación o la continua sustitución de objetos por otros cada vez mejores-; tiene una fuerte raíz en la publicidad masiva y en la oferta bombardeante que nos va creando nuevas y hasta absurdas necesidades, que obviamente nunca acabamos de satisfacer, pero que nos dan la sensación de tener una libertad que por otro lado hemos perdido.
  • Permisividad significa que no hay prohibiciones, ni territorios vedados, ni impedimentos, salvo las leyes civiles. La permisividad se sustenta sobre una tolerancia total, que considera todo válido y lícito, con tal de que a la instancia subjetiva le parezca bien. La ética permisiva sustituye a la moral, lo cuál engendra un desconcierto generalizado.
  • Relativismo. Hijo natural de la permisividad, se define como aquella postura según la cuál no existe verdad absoluta, universal, válida y necesaria para todos los seres humanos. Por el se sustituye el absoluto por lo relativo, con lo que se cae en la absolutización de lo relativo. No hay nada absoluto, todo es relativo, nada es totalmente bueno ni malo. El relativismo se convierte en otro código ético, que nos lleva a una tolerancia interminable y de ahí a la indiferencia pura.

Esta tetralogía de valores nos conduce a una revolución sin finalidad y sin proyecto, (que no sea la progresiva degradación humana). Así la permisividad propugna la llegada a una etapa clave de la historia, sin prohibiciones ni territorios vedados, sin limitaciones, que deje a un lado las <<hipocresías>>. Hay que atreverse a todo, probarlo todo, llegar cada día más lejos; si para ello es necesario modificar las leyes de la antigua moral, se hace.


A esta tetralogía de valores se agregan el subjetivismo y el escepticismo. El subjetivismo que proviene de Descartes, lleva a erigir al individuo en el supremo juez de todo y a su punto de vista personal como la única norma de conducta; así cada individuo tiene su verdad, su religión, su moral, etc.; obviamente todo ello persiguiendo su beneficio inmediato y alejándolo de lo que es la verdad del hombre y de su naturaleza.

La filosofía del relativismo desemboca gradualmente en el escepticismo, con la diferencia de que para el relativismo, la verdad es algo que está en constante cambio, moviéndose de allá para acá, según el juicio de cada uno; en tanto que para el escepticismo, la verdad absoluta si existe, pero la razón humana es incapaz de alcanzarla; por lo que se produce una desvalorización del entendimiento, que no pude acceder a las cimas del conocimiento de la verdad con los medios naturales que tiene a la mano.

De este cóctel de relativismo, escepticismo y nihilismo surge un hombre pesimista, desilusionado e indiferente frente a la verdad. Así surge la idea del consenso como juez último. Estamos ante la ética del consenso: si hay consenso la cuestión es válida. El mundo y sus realidades más profundas se someten a plebiscito, porque lo importante es lo que opine la mayoría. 

Las grandes transformaciones sufridas por la sociedad en los últimos años, son al principio, contempladas con sorpresa, luego con una progresiva indiferencia o, en otros casos, como la necesidad de aceptar lo inevitable. La nueva epidemia de crisis y rupturas conyugales, la proliferación de las drogas, de la pornografía, las uniones gay, la marginación y el desempleo, la corrupción y la injusticia se admiten sin más, es algo que está ahí y contra lo que no se puede hacer nada.

“La cultura light es una síntesis insulsa que transita por la banda media de la sociedad: comidas sin calorías, sin grasas, sin excitantes… todo suave ligero, sin riesgos, con la seguridad por delante. Un hombre así no dejará huella. En su vida ya no hay rebeliones, puesto que su moral se ha convertido en una ética de reglas de urbanidad o en una mera actitud estética. El ideal aséptico es la nueva utopía, porque como dice Lipovetski estamos en la era del vacío. De estas rendijas surge el nuevo hombre cool, representado por el telespectador que con el mando a distancia pasa de un canal a otro buscando no se sabe bien qué o por el sujeto que dedica el fin de semana a la lectura de periódicos o revistas, sin tiempo casi –o sin capacidad- para otras ocupaciones más interesantes”.[5] 

En la cultura nihilista el hombre no tiene vínculos, hace lo que quiere en todos los ámbitos de la existencia y únicamente vive para sí mismo y para el placer sin restricciones, por eso rompe y rehuye a los compromisos.


Notas:

[1] La palabra "metrosexual" fue creada en Inglaterra por Mark Simpson en 1994. Define al "nuevo hombre" del siglo XXI. Básicamente este nuevo varón es un "narcisista" que está "saliendo del armario (closet)" (no en el sentido homosexual). El metrosexual es un hombre de clase media-alta, que vive en la metrópolis, que le gusta vestirse con ropa llamativa, se pinta las uñas, se cuida la piel, usa cremas, se pinta el pelo.

[2] Estado de ánimo, individual o colectivo que hace que alguien se sienta ajeno a su vida. Se aplica a quién ha perdido su propia identidad y personalidad.

[3] Entrevista concedida a la revista Times del 24 de julio de 1989

[4] Enrique Rojas Montes, El hombre light, Editorial Planeta Mexicana, S. A., 2007, págs. 47, 48

[5] Ibidem, pág., pág. 16




1 comentario:

Charmen dijo...

Un tema muy interesante que me deja muchos elementos para reflexionar sobre la vida actual, lo que estoy viendo en mis hijos y que me sorprende; sin embargo, debo de considerar que sus acciones y reacciones son consecuencia de una cultura nihilista que se nos fue introduciendo poco a poco, sin sentir, a través las ideas materialistas y consumistas de los grandes poderes que marcaban la pauta económica de la sociedad donde nos desenvolvimos las personas que vivimos nuestra juventud en las décadas de los 80´s y 90´s. Lo que estamos viviendo ahora es el resultado de un proceso de alienación que lleva muchos años de haberse fraguado y cuyo logro fue el sometimiento de las generaciones post-modernas.