sábado, 29 de diciembre de 2012

CUANDO EL TIEMPO SE ACABA...



Haciendo antesala con un cliente en días pasados, llamó mi atención la revista Quien de enero 2012, la que presentaba entrevistas a personajes famosos, requeridos sobre lo que podría esperarse del 2012. Uno de los entrevistados era nada menos que el escritor Carlos Fuentes, quien a su vez reviró al entrevistador la pregunta de “¿Qué va a venir? Si usted lo sabe, se lo agradecería que me lo diga”.[1] 

Fallecido el 15 de mayo de este año, a consecuencia de una hemorragia masiva, originada por una úlcera gástrica, en la Ciudad de México, no parece que estuviera esperando la muerte, ya que a principios de mayo declaró a El Universal “que se encontraba preparando una nueva obra, que tendría por título Federico en su balcón, en la que plantearía un diálogo con el filósofo alemán Friedrich Nietzsche y que esperaba presentar en noviembre próximo en la Feria del Libro de Guadalajara (México)”.[2] 

Hombre de trabajo a pesar de sus 83 años, -ejemplo para los que se declaran cansados, a la edad de jubilación de 65 años, o incluso antes-, declaraba: "Me levanto por la mañana y a las siete y ocho estoy escribiendo. Ya tengo mis notas y ya empiezo. Así que entre mis libros, mi mujer, mis amigos y mis amores, ya tengo bastantes razones para seguir viviendo".[3]

Pero, ¿acaso al ser cuestionado, sobre lo que se esperaba para este año, en algún momento pasaría por su mente la idea de que éste podría ser su último año de vida?.

La verdad, es que rechazamos con horror la idea de la muerte. Si alguien quiere comprobarlo inicie en un grupo la conversación sobre el tema, e inmediatamente será descalificado con varios adjetivos, no muy favorables.

Ante la muerte, nuestra primera reacción es la negación y así el joven se piensa inmortal (aunque hay algunos muy entrados en años que se siguen pensando inmortales).

Asombra la vulnerabilidad del hombre ante las múltiples enfermedades que puede padecer, pero también ante las vastas posibilidades de muerte accidental y que decir de la muerte provocada por otro ser humano, no nada más en países con alta criminalidad, sino por desequilibrados mentales como en el reciente caso de Newtown en los Estados Unidos. Parece que lo extraordinario no fuese la muerte, sino la preservación de la vida.

La muerte es representada desde antaño por un esqueleto armado de guadaña para segar la vida.  Al referirnos a la muerte, no nos estamos refiriendo a una persona, sino al simple hecho por el cual el ser humano deja de tener vida; por lo que, es una aberración que haya quienes se refieran a ella como la “santa muerte” e incluso le rindan culto. Si insistiéramos en atribuirle una personalidad, esta sería sin duda la de Satanás, ya que: “No fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes... (sino que) por envidia del diablo entró la muerte en el mundo” [4]

Es un hecho, sin discusión y a pesar de todo lo que hagamos, que a todos se nos acabará el tiempo de vida en un momento determinado.

El poder conocer la proximidad de su muerte por una enfermedad, lleva a las personas a reaccionar de diversas maneras. Algunos optan por el suicidio, en tanto que a otros como al científico Stephen Hawking, los ha transformado. Hawking, al inicio de los 20 años, fue atacado por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), enfermedad neuro-degenerativa progresiva, diagnosticándosele una vida probable de dos años. Esto lo llevó a ponerse a estudiar en serio para dejar una aportación a la humanidad. Hawking, es ahora un reconocido científico y cumplió este año setenta años de existencia.

Sin embargo, parece que no sería buena idea que el hombre conociera la fecha de su muerte, ya que muy pocos reaccionarían positivamente como Hawking, la mayoría caería en la depresión, en el abandono. Trataría de olvidar el asunto mediante el alcohol o las drogas y se entregaría a vivir con desenfreno sus últimos días. Y que decir, de  lo que sufrirían sus seres cercanos. 

No obstante, es conveniente afrontar de vez en cuando la idea de nuestra muerte.

Charles Dickens en su novela A Christmas Carol, lleva a su protagonista  Ebenezer Scrooge a contemplar no solo el pasado y el presente, sino la escena de su entierro cuando el fantasma de las navidades futuras, lo transporta a ella.

Pero sin duda, la mejor aportación es la de ese gran conocedor de la psicología y del alma humana, que fue Ignacio de Loyola, el cual incluyó en sus ejercicios espirituales una meditación dedicada a nuestra propia muerte. Proponía que el ejercitante viera con los ojos de la imaginación su funeral, su cuerpo exánime dentro de un ataúd, velado por sus seres queridos.

Y es que, si afrontáramos la idea de nuestra muerte, veríamos sin duda, cuantas disculpas y perdones hay que ofrecer y pedir a los demás, y cuantos “te quiero” hay que externar. Se abriría ante nuestros ojos el egocentrismo, el egoísmo personal, familiar y social, en el que vivimos y cuánto podemos hacer por remediar tanta pobreza, tanta desesperanza y tanto dolor que existe, no solo en la lejana África, sino afuera de nuestra puerta.

El padre “Nachito”, un simpático sacerdote bajito y regordete, comentaba en días pasados, refiriéndose al fin del año: “Seguro vas a pedirle a Dios Nuestro Señor, que te de otro año de vida”, “Pero, ¿que le vas a decir?, ¿Para que quieres otro año de vida?”, y no cabe duda que tiene razón.

Es indudable que debemos dar gracias a Dios por el milagro de nuestra existencia, a pesar de todas las amenazas que existen contra ella.


De cualquier manera, considera que al igual que le sucedió a Carlos Fuentes, el año que está por empezar, puede ser el último año de tú vida...




[1] Revista Quien, N° 257, 20 de enero de 2012
[2] Periódico El Universal, 15 de mayo de 2012
[3] Ídem
[4] Catecismo de la Iglesia Católica, Impresos y Revistas, S. A, 1992, España, Punto 413

lunes, 24 de diciembre de 2012

SED NAVIDAD, AMIGOS. CELEBRADLA REGALANDO VIDA













Queridos amigos:

Seguimos afanosos, hombres y mujeres, mayores y menores, y apenas nos queda amor y tiempo para saludarnos y abrazarnos. Esta Navidad es buen momento para hacerlo. Por eso queremos recordaros, con ese niño que dirige la historia de nuestra querida humanidad.

Dios quiso venir y encontrar una posada entre nosotros, y no halló lugar en la plaza, ni en el hospital del barrio, ni siquiera en los bancos del arrabal, ni en la patera del Estrecho, pues no tenían dinero, ni parientes ricos, ni documentos oficiales, y además se estaban cerrando hospitales en la capital del reino... Pero era Dios, y se empeñó en nacer, aunque fuera al descampado, en una cueva de pastores, en un aprisco de ganado, o en la trasera de una casa de labriegos. Siempre habría una estrella para saludarle, un asno y un buey que se habían salido de la gran manada para calentarle un poco con su aliento.

Quiso nacer y nació, aunque le negaran un sitio en la posada, y aquel año cero, fin de los tiempos de un sabio ciclo maya, fue comienzo del Año Infinito de la Vida, Madre de todos los Tiempos, y por eso nace una vez más entre nosotros esta noche, 24 de Diciembre del año 2012, en el solsticio de invierno (o de verano, en el hemisferio sur), cuando se acerca el plenilunio, pues la luna llena quiere venir a saludarle.

Por eso os decimos que vivir, simplemente vivir, es ya Navidad, nacimiento de Dios en nuestra vida. Pero vivir en amor es Navidad perfecta, como queremos que sea la vuestra.

Con ese gozo os saludamos, a Dios y a vosotros, y os deseamos la Felicidad de vivir y de amar, esta noche emocionada de Dios, que no ha querido escuchar nuestro rechazo, y que, a pesar de que quisimos cerrarle nuestra puerta, ha logrado nacer en todos los hogares y, de un modo especial, en los corazones de aquellos que no tienen hogar, pues él mismo es Hogar y es Pan caliente, es hogaza que se parte y comparte entre todos, desde niño, con María y José, a quienes saludamos de un modo especial. 

Os deseamos esta Noche gran Felicidad, es decir, Mucho Dios, Mucha Vida, pues cada uno somos María y José, o el niño que lleva de la cuerda al burro (mirad la imagen); o, si os parece mejor, somos el mismo burro, pero con Jesús, María y José (y con el Dios de Navidad, que son/somos todos los niños del mundo, para quienes y con quienes queremos celebrar la Navidad).

Felicidad en esta Noche Buena, en que muchos seguiremos empeñados en hacer lo que hacían entonces en Belén, en Nazaret o en Roma: Amasamos dinero o malvivimos por falta de dinero, creamos un mundo que no es de Navidad, sino de imposición de algunos y de fatalidad de muchos. Pero Dios no necesitó ni casa para nacer, y por eso los sin-casa nos precederán en el Reino de los cielos. Nos cuesta la Navidad, somos egoístas... 

A pesar de ello, este año, una vez más, queremos dejar la puerta de nuestro portal o nuestra cueva abierta para todos, es decir, para Dios, que está en los que han muerto y en aquellos que no quieren recibirle (y no se reciben unos a otros). Muchos pueden pasar de largo, pero él no pasará, quedará con nosotros, estamos seguros y os lo deseamos. Por eso os decimos de nuevo: ¡Felicidades! 

Os saludamos y brindamos con vosotros, a pesar de que en muchos belenes de luces y lujos no haya un sitio para aquellos que siempre van, que siempre vienen, nómadas sin rumbo, expulsados de la vida... Os saludamos y felicitamos porque vosotros habéis ensanchado el espacio de vuestro corazón, abriendo un sitio para él, que es Dios, pues lo abrís para todos los hombres. 

Estamos alegres, a pesar de algunos temas y dificultades, porque sigue habiendo Dios y él nace, aunque muchos no nos enteremos, como tampoco se enteraron los de Belén, aquel día, hace 2012 años, con miles de niños sin casa, como Jesús, a quien entonces no querían recibir. 

No había sitio para él y, sin embargo, Dios quiso nacer y nace en nuestra vida. ¡Felicidades! No le recibieron, pero le abrazó su madre, le cuidó José, con el niño de la soga del burro, y cantaron los ángeles y llegaron pastores del campo diciendo: ¡Zorionak, Felicidades! No había sitio para él, pero nosotros le queremos hacer sitio esta Navidad 2012 y el próximo año 2013, con todos los que sigan, en este mundo de Dios, y en Dios que nuestro mundo y Navidad por siempre.

En un día como hoy, 24 de diciembre del 2012, queremos celebrar con vosotros nuestra Navidad, porque estamos convencidos de que Dios va a visitaros y sorprenderos con la vida de su Hijo, que es la de todos los niños y los hombres mayores del mundo. Os deseamos mucha felicidad, zorionak de nuevo. Que esta noche tengamos todos el gozo y valentía de ensanchar los muros de nuestro mundo cerrado, recibiendo a Dios en nuestra vida, con María y José.


Mabel y Xabier


San Morales


Navidad 2012



http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2012/12/22/vivir-es-navidad-2012

lunes, 17 de diciembre de 2012

EL INVIERNO DEMOGRÁFICO COMO CRISIS DEL SENTIDO DE LA VIDA




Por Roberto Esteban Duque, doctor en Teología Moral  
22 de noviembre de 2012

No es nada nuevo. Los nacimientos en España se desplomaron de manera vertiginosa desde los años 70. En nuestro tiempo nacen menos españoles que a mediados del siglo XIX o durante la última guerra civil, con un 40% menos de españoles que ahora y en medio de una tragedia humana y económica de proporciones colosales, según recoge Alejandro Macarrón en El suicidio demográfico de España. La tasa de fecundidad es tan baja en España que necesitamos uno más por cada dos niños que nacen, así como más de 9 millones de residentes adicionales con menos de 34 años. Entre 2010 y 2020 cada año habrá un 3% menos de españoles con edades comprendidas entre 25 y 35 años

Jim Roger, un afamado inversor y analista financiero, diría a mediados del año 2010 que “el principal problema de Europa en el siglo XXI es probablemente el demográfico”. No hay crecimiento económico sin crecimiento de población, sin más personas capaces de trabajar y crear riqueza, y con una mayor demanda de bienes de consumo. Cuando la población envejece, cae el consumo y la inversión, creciendo el gasto en sanidad y en pensiones, lo que impedirá a su vez el crecimiento económico.
Pero más allá de cualquier condicionamiento económico, existen unas causas ideológicas y culturales de la baja fertilidad. Las causas económicas son causas que se definen por tener otras causas, por una determinada visión del mundo. La propuesta de la familia heterosexual y la maternidad como rol social, vista como algo reaccionario por la cultura dominante, sigue siendo una propuesta imprescindible. Es inexcusable dar la batalla por la vida para contrarrestar el invierno demográfico que desolará a España en los próximos años, cuando muchos de nuestros contemporáneos rechazan la procreación, con una positiva mentalidad contraceptiva, porque creen que así prestan un servicio a la sostenibilidad ambiental y a la humanidad futura.
El filósofo David Benatar, en su libro Mejor no haber sido nunca: El daño de la existencia, expresa en voz alta la secreta mentalidad de una Europa secularizada: la vida es deseo insatisfecho, carencia, frustración; los momentos de gozo son dolorosamente desproporcionados a los periodos de desilusión y vacío. Es lo que Hegel denominaba como “la melancolía del cumplimiento”. Existe una radical asimetría entre placer y dolor: si contemplamos nuestra vida objetivamente -sostiene con coherencia Peter Singer- no es algo que debamos infligir a otros. En realidad, sólo falta dar el paso de convertirnos en la última generación sobre la tierra.

Esta visión del mundo demuestra algo tan revelador como exasperado: la vida no tiene apenas sentido, ¿para qué transmitirla? Aquí está la clave, el factor decisivo para comprender la crisis demográfica. Nos encontramos sumergidos en un tedio civilizacional, donde el cambio de paradigma familiar en la sociedad se articula desde un Estado que envenena el tejido social con funestas legislaciones y oscuras sentencias, propugnadoras de mensajes morales, y donde la función paterna o materna se ve sometida a un proceso irreversible de deconstrucción, exaltando una cultura marcada por el nihilismo, el relativismo y la desesperanza.
El invierno demográfico responde a todo un estilo de vida relajado e indiferente que fomenta en la persona el egoísmo y la fijación en los derechos que posee, la promoción personal, la satisfacción de los propios intereses y el excesivo amor a uno mismo, al que todo debe quedar subordinado. Comprometida la persona con la búsqueda de valores materiales y entregada a un deseo de gratificación y de inmediatez que, además de atender sólo a lo útil y provechoso, deteriora las relaciones humanas, la aparición de los hijos sólo podría asemejarse a enojosas responsabilidades cuando el fin último consiste en la oquedad de vivir cómodamente.
La crisis demográfica viene coincidiendo con el auge de una cultura que aspira a una felicidad de pequeño formato, sin compromisos ni vínculos definitivos, propensa a la diversión epidérmica, y castradora de una finalidad y un sentido trascendente de la vida. La crisis demográfica no sólo se cifra en el terreno jurídico y económico cuanto en el terreno de los valores y de las ideas, convirtiéndose así en una verdadera crisis cultural de ausencia de reconocimiento, prestigio y gratitud hacia el matrimonio y la familia, y donde cualquier propuesta de políticas natalistas, auspiciadoras de la maternidad y de los derechos de los padres, se contempla como reaccionaria y ultraconservadora.
Si la crisis del matrimonio y de la familia es uno de los factores más influyentes en el descenso de la natalidad, el reto actual de la familia es el de mantener su propia identidad, unas relaciones fuertes entre sus miembros, en la reciprocidad entre los sexos, frente a la estúpida y destructora idea de la “igualdad” de los sexos que nos ha llevado a una sociedad capaz de disolver las relaciones personales en el emotivismo y el utilitarismo.
En la Encílclica Humanae vitae, Pablo VI dirá que el problema de la natalidad sólo podrá resolverse desde una visión integral del hombre, en conformidad con las leyes morales y los principios de la misma moralidad. La familia tiene la misión, cada vez más, de ser lo que es, “una comunidad de vida y de amor” -como expresó Juan Pablo II en Familiaris consortio-, ante el cambio de paradigma donde la conyugalidad y la generatividad desaparecen de la estructura social, económica y laboral. La verdad de la familia hay que remitirla al designio creador de Dios, donde descubrirá no sólo su identidad, sino su misión, lo que puede y debe hacer, consintiendo finalmente, como diría Goethe, que sólo una vida religiosa es una vida productiva y buena, orientadora y creativa en orden a ofrecer soluciones a una crisis demográfica fundada en una crisis del sentido de la vida.


Fuente: http://www.revistaecclesia.com/el-invierno-demografico-como-crisis-del-sentido-de-la-vida/



lunes, 10 de diciembre de 2012

LA VIRGEN DE GUADALUPE, SÍMBOLO DE INCULTURACIÓN DE LA FE





Entrevista a monseñor Eduardo Chávez Sánchez, Doctor en Historia y Coordinador del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos, en la Ciudad de México, 11 de diciembre de 2009.


--¿En qué sentido se puede decir que la Virgen de Guadalupe es constructora de la identidad nacional?


“Para mí se forja México el 12 de diciembre de 1531, porque ella toma todo lo que es la identidad indígena y española, desde aquí manda un mensaje para el mundo entero, ella habla en Náhuatl, ella se plasma en una tilma Náhuatl, su mensajero es un indígena de mentalidad tolteca: San Juan Diego, ella toma mucho de esta mentalidad para dar el mensaje de Jesús como Dios vivo, verdadero. Lanza su voz al mundo entero a través de los indígenas, sin descuidar a los españoles porque ella es una Inmaculada Concepción que entendían perfectamente los hispanos, ella es una mujer de Adviento también perfectamente comprendido por ellos; sabemos que los ibéricos celebraban la octava de la Inmaculada Concepción en el momento de su aparición.

Así que ella hace una identidad nueva conjuntando las cosmovisiones española e indígena, el fruto lo lanza al mundo entero, por eso Juan Pablo II le llama el modelo perfectamente inculturado de esa evangelización.”


--¿Por qué se dice que la Virgen de Guadalupe es madre de la civilización del amor?


“Ella da a luz la Civilización del Amor porque cuando le dice a Juan Diego “Quiero una casita sagrada” está hablando de un templo, pero también habla de familia, es decir habla de Iglesia. Dice la Virgen de Guadalupe muy claramente: yo quiero ofrecer todo mi amor y ese amor es Jesucristo. En otras palabras ella quiere la construcción no sólo de un templo material, sino la nueva civilización donde el centro es Jesucristo, o sea, el amor. Por todo esto ella es la forjadora de la Civilización del Amor.”


--¿Es correcto denominarla Virgen Indígena?


“Si se toman algunos elementos que ella tiene sí. Pero lo más correcto es lo que dice Juan Pablo II: es la Virgen mestiza. Esto ya lo había dicho Juan XXIII: su rostro es mestizo, ella es la integración de todas las razas, ella es madre de todos los seres humanos, de todos los pueblos, por eso le dice a Juan Diego “Soy tu madre y de todas las mas variadas estirpes”, por tanto es madre de todos los seres humanos.”


--¿Cuál puede ser el impacto de los valores marianos dentro de la mentalidad norteamericana?


“Lo católico en Estados Unidos se vive con mucha intensidad, pues allí se es una religión no mayoritaria, esto hace que los católicos sean más fieles y observantes, se es católico porque realmente se vive, no por mera tradición. Por otro lado la Iglesia Católica viene con la bandera de Santa María, muy especialmente bajo su advocación de Guadalupe. Así que una Iglesia donde se venera a la Virgen María, es un lugar donde se adora al único Dios vivo y verdadero, por eso tiene mucha fuerza en Estados Unidos. Como consecuencia hay un impacto real de los valores marianos en la sociedad norteamericana.”


--¿Es la Virgen de Guadalupe un símbolo de unidad entre las culturas?


“Así es, es un signo de unidad de todas las culturas ¿y esa unidad cuál es? El amor; un chino, un europeo, un africano, todos necesitamos el amor, queremos vivir en el amor. Por eso Juan Pablo II lo vio tan claramente que le llama: Madre de América, Patrona de América; ya no usa “las Américas”, no más plural porque se da cuenta que en el amor no hay fronteras. Todos somos hijos de Dios y tenemos la misma dignidad.”


--¿Qué significa el XIII caña para la mentalidad azteca y cómo se relaciona con la Virgen de Guadalupe?


“Es una fecha que para ellos significaba iniciar una nueva era, en el códice de la fundación de México lo primero que ponen es la caseta XIII caña que significa “Una nueva civilización comienza” también en el calendario azteca, la caseta central a lo alto es el XIII caña, un nuevo ciclo. Como lo dice (Miguel) León-Portilla simboliza rumbo a la casa de la sabiduría, a la casa de la luz; es nuevo día y sabiduría divina. 1531 en el calendario europeo coincide con XIII caña en el calendario indígena, para ellos el hecho de que haya tenido este encuentro la Virgen de Guadalupe con los seres humanos significa que se está iniciando una nueva era llena de la sabiduría divina.”


--¿Qué valores transmite la Virgen de Guadalupe a la sociedad actual?


“Antes que nada humildad, ella elige a Juan Diego y su característica más importante es la humildad, la sencillez. También ella es humilde, dice “Hágase en mí según tu palabra, soy tu sierva”, del mismo modo que Santa Isabel cuando recibe la visita de la Virgen “¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Así como Juan Bautista que dice “Yo no soy el que debe de brillar, es él quien debe de brillar, yo no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias”; todo esto es humildad. El pecado llega al corazón humano por la soberbia.”


--¿Cómo influyó la mentalidad tolteca de Juan Diego en la recepción del mensaje Guadalupano?


“La cultura tolteca era como tierra fértil para la recepción del mensaje, habían llegado a creer en un solo dios: Tloquenahuaque, le llamaban incluso el dios desconocido. Llegar a la idea de un solo Dios con la pura fuerza de la razón es frustrante porque está el mal en el mundo y no se puede explicar esta realidad; Netzahualcóyotl le gritaba “Quiero cantar tus flores Tloquenahuaque pero estás muy lejos y no te importa el ser humano”. Por eso cuando Guadalupe se encuentra con Juan Diego y le dice “Yo soy la madre del Tloquenahuaque”; (no es un ídolo debe quedar bien claro) es una característica del Dios vivo; Juan Diego capta perfectamente que se trata del único Dios, que no está alejado, que se no burla de él. Sin embargo desde que la vio siempre supo que era la madre de Jesús porque le dijo voy a Tlatelolco a recibir el catecismo departe de tus sacerdotes. No la confunde con ningún ídolo capta perfectamente que es María la Madre de Jesús.”


--¿Qué papel debería tener dentro de los festejos del Bicentenario de la Independencia de muchos países latinoamericanos, entre ellos México, la Virgen de Guadalupe?


“Muy importante porque es forjadora de toda una nación, pero yo veo más trascendencia, desde esta patria, tenemos una responsabilidad con el mundo entero, nosotros debemos ser esos instrumentos de Dios, por medio de la Virgen de Guadalupe para ser una civilización del amor en el mundo entero.”


Fuente: http://www.zenit.org/article-33626?l=spanish

jueves, 6 de diciembre de 2012

EL VALIOSO TIEMPO DE LOS MADUROS


Mensaje de Mario de Andrade (Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño)




"Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo
para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora...

Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas:
las primeras las comió con agrado,
pero, cuando percibió que quedaban pocas,
comenzó a saborearlas profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables,
donde se discuten estatutos, normas, procedimientos
y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas
que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. 
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a maniobreros y ventajeros.

Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar
a los más capaces, para apropiarse de sus lugares,
talentos y logros.

Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera
la lucha por un majestuoso cargo.

Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.

Quiero la esencia, mi alma tiene prisa...
Sin muchas golosinas en el paquete...

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad
y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón
de las personas...

Gente a quien los golpes duros de la vida,
le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.

Sí... tengo prisa... por vivir con la intensidad,
que sólo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas
que me quedan...
Estoy seguro que serán más exquisitas,
que las que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz
con mis seres queridos y con mi conciencia.

Espero que la tuya sea la misma,
porque de cualquier manera llegarás..."