domingo, 11 de mayo de 2014

AUTODEFENSAS DE TIERRA CALIENTE, RETROSPECTIVA Y EPÍLOGO








Retrospectiva




Con la finalidad de poder ofrecerles un ensayo bien documentado sobre la Constitución de Apatzingán, que en este año celebra su bicentenario, me inscribí nuevamente en un curso en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revoluciones de México. Pero resulta que al analizar el movimiento independista dirigido por José María Morelos y Pavón, no puedo dejar de considerar que muchos de sus subalternos y tropas eran originarios de la región conocida como “Tierra Caliente”, región que abarca parte de los estados de Guerrero, Michoacán y el Estado de México. Región de hombres y mujeres arraigados a su tierra y de bravío carácter, que se han distinguido a lo largo de nuestra historia y que merecen, al menos, un breve reconocimiento. 

El historiador Isnardo Santos señala: <<En Michoacán han existido grupos de autodefensas desde el siglo XVIII; se trata de un fenómeno cíclico que forma parte de la realidad de esta entidad y responde a problemáticas que el Estado no satisface, como el acceso a la salud, agua, tierra o seguridad […] Afirma que estas asociaciones se caracterizan por ser muy organizadas, por tener un carácter democrático, por surgir siempre fuera de la ley y, por lo general, por tener una vida muy corta, antes de que sean “institucionalizadas” por el gobierno.

“En los siglos XVIII y XIX existieron las milicias, organizaciones hechas al amparo de los caciques locales. También hubo muchas agrupaciones armadas para defensa del pueblo o defensa de bienes, como la tierra y el agua”, dice Santos, uno de los pocos estudiosos que ha abordado el tema del asociacionismo en nuestro país desde una perspectiva histórica.>> [1]

<<Considerado desde la época colonial un territorio despoblado, de mal temperamento, con caminos intransitables y con montañas inaccesibles, el Sur fue el soporte fundamental de la lucha por la independencia que se dio entre los años de 1810 y 1821.

Sin embargo, de las diversas regiones que lo conforman, aunque ahora ya con el nombre de estado de Guerrero, es sin duda la de Tierra Caliente la que terminó por ser la más representativa y trascendente para el triunfo de dicho movimiento, no sólo por el afán de rebeldía permanente de sus habitantes —como afirmó en 1819 el coronel realista Rafols—, sino también y sobre todo por los fragores de su clima, en extremo caluroso, y lo inhóspito del terreno.

Esto último provocó que estuviera escasamente vigilada por las tropas realistas, convirtiéndose por ello en un refugio seguro para muchos de los insurgentes, quienes aprovecharon sus múltiples recovecos para atacar por sorpresa alguna partida enemiga, o para huir de ella de inmediato en caso de peligro. Claro es que no a todos les sentó bien, haciendo padecer a más de uno, como le ocurrió al propio Morelos y a sus costeños a fines de 1813, cuando se dirigían por esa ruta a Michoacán, de donde supuestamente irían a Guanajuato, para desde ahí lanzarse a la capital del virreinato. Su suerte fue estrepitosa, comentó Carlos María de Bustamante, pues lo que no les había hecho el ejército de la Corona se los hizo el calor, la escasez de comida y la abundancia de mosquitos, alacranes y demás insectos: diezmarlos.

Al contrario del cura vallisoletano, y debido a que era un conocedor profundo de la geografía calentana y de sus pobladores, Vicente Guerrero sí supo aprovechar al máximo todos estos recursos para sostener y encausar sus ideales de libertad. No es extraño, por ende, que desde ahí pusiera en entredicho cada una de las campañas de exterminio lanzadas en su contra entre 1817 y 1821, por José Gabriel de Armijo y demás comandantes realistas, y que desde ahí forzara de igual manera a Agustín de Iturbide, a negociar una paz conveniente a los intereses de la patria mexicana, que eran los de la independencia y la soberanía.>> [2]

<<De 1910 a 1930 hubo grandes revueltas en esa zona por la defensa del acceso al agua. En esa zona es una tradición la autodefensa, por eso no nos extraña lo que sucede ahora con las autodefensas. Si antes fue la defensa del agua y de la tierra, ahora es la defensa de la seguridad […]

Una de las características fundamentales de las asociaciones es su carácter independiente, cívico. De ahí que una de las prioridades del Estado siempre sea institucionalizarlas, con lo cual quedaban despojadas de un plumazo de su carácter rebelde y antagónico.

“Lo que hizo el Estado mexicano en los años veinte y treinta fue incorporar a todas las asociaciones. Algunos historiadores hablan incluso de un “Estado Popular Nacional”. Lo que pasó en el siglo XX es muy claro: surgían las asociaciones y el Estado las amparaba, les solicitaba un proceso de reconocimiento para todas las solicitudes que estaban haciendo: quiénes eran, dónde vivían, qué solicitaban […]

“En la actualidad, ante la ausencia de las funciones de seguridad del Estado, han surgido nuevamente este tipo de agrupaciones que sí cumplen con los elementos de la asociación, como su estructura organizativa: tienen un presidente, un secretario, y gente que comunica, recauda y organiza. Esa es la clave de su éxito.

“Además, son totalmente democráticas, porque tienen el elemento de la asamblea. Se reúnen en asambleas, votan, definen políticas a seguir, medios de acción. Todos estos elementos se vieron en el siglo XIX, pasaron por el XX y permanecen en la actualidad”. Santos es claro: el fenómeno asociativo no es una irrupción reciente, sino un proceso permanente en el desarrollo de la modernidad en México. >>[3]


El surgimiento de autodefensas ante el crimen organizado (2013-2014)


Ante los abusos de La Familia Michoacana y de Los Caballeros Templarios posteriormente, el contubernio de los gobiernos local y estatal y la indiferencia del gobierno federal, la sociedad civil de “Tierra Caliente”, empezó a organizarse en grupos de autodefensas, en poblaciones como La Ruana, Tepalcatepec, Buenavista, Coalcomán y Apatzingán. El día 24 de febrero de 2013, fue la fecha del inicio de la nueva lucha de independencia contra los cárteles opresores. Solo las tres primeras poblaciones consiguieron su libertad, en Coalcomán y Apatzingán el levantamiento fue sofocado por Los Caballeros Templarios, mediante un baño de sangre. El movimiento se comenzó a expandir a otras poblaciones y otras más pidieron ayuda para ser liberadas del narcotráfico. Aparecieron como sus líderes Hipólito Mora Chávez y el doctor José Manuel Mireles Valverde. Los sangrientos enfrentamientos captaron la atención del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, quien desplazo a la Policía Federal y al Ejército. La errónea instrucción inicial de desarmar a las autodefensas ocasionó un enfrentamiento que ocasionó tres bajas. Posteriormente las fuerzas federales y las autodefensas marcharon conjuntamente liberando poblaciones, que para fines de año eran ya 160 comunidades en 23 municipios. Entre las peticiones de las autodefensas al Gobierno Federal, para desarmarse estaban la captura de los principales capos: Servando Gómez Martínez, La Tuta, Enrique Plancarte Solís, La Chiva, Nazario Moreno González, también conocido como El Más Loco, El Chayo o El Doctor –a quien las autoridades consideraban como fallecido en un tiroteo con fuerzas federales, pero que las autodefensas bien sabían que estaba vivo-. También denunciaron que el gobernador interino –en ese momento- Jesús Reyna García, era colaborador de los Templarios, lo cual ha sido comprobado recientemente hasta con un video, en donde aparece en una reunión con La Tuta.

Gracias a las autodefensas el gobierno federal, se aplicó a buscar a los capos, siendo ultimados Enrique Plancarte Solís y Nazario Moreno González. También se logró la captura de otros jefes, como El Chivo, Dionicio Loya Plancarte, El Tío y fue consignado al fin, Jesús Reyna García, candidato a gobernador, ex gobernador interino, y últimamente Secretario de Gobierno.

El día 4 de enero José Manuel Mireles de 55 años, sufrió un accidente aéreo, que lo llevó a estar dos meses en recuperación, período en que Estanislao Beltrán Papa Pitufo tomó su lugar como vocero.

El presidente Peña Nieto nombró el 15 de enero de 2014 a un “comisionado” plenipotenciario, bajo el título de Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, que no es otro que Alfredo Castillo Hernández, apagafuegos durante su gestión en el gobierno del Estado de México, quien ha fungido como el verdadero gobernador, ante un convaleciente gobernador Fausto Vallejo y Figueroa. A la oficina de Castillo se le otorgó un generoso presupuesto de 129 millones 615 mil 561 pesos para “sueldos base al personal eventual” y sus correspondientes impuestos. 

Ni Hipólito Mora o el doctor José Manuel Mireles, son partidarios de entregar las armas antes de limpiar el estado por completo, Sin embargo el 11 de marzo, Hipólito Mora fue acusado por la Procuraduría General de Justicia de Michoacán de haber participado en el homicidio de dos personas que presuntamente formaron parte de Los Caballeros Templarios y posteriormente se unieron a los grupos de autodefensa.


Epílogo


El jueves 3 de abril el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, anunció en Morelia que el gobierno federal ya había recuperado la tranquilidad y la seguridad de Michoacán, pidiendo a las autodefensas deponer las armas. En la segunda semana de abril el comisionado Castillo impuso la fecha límite del 10 de mayo, para que las autodefensas registraran sus armas y se incorporarán a la Policía Rural Estatal, ante ello Mireles declaró: <<El estado sigue siendo un infierno, Michoacán está en llamas. Dos días después de que Castillo anunció el desarme comenzaron a rondar automóviles con hombres encapuchados y armados. Es gente de los Zetas y del Cártel del Golfo que quiere regresar. Si dejamos las armas nos van a matar>>.

Mireles instó a la unidad de las autodefensas, ya que de lo contrario "jamás nos va ayudar, jamás nos va a brindar ningún apoyo, y siempre, siempre, siempre, siempre, van a procurar desarmarnos, pero si ven que el pueblo está unido y protege a sus comunitarios, jamás nos van a desarmar". No obstante declaró que ya estaban divididos entre quienes se sentaban a negociar con Castillo, pues ya se sentían seguros (Coalcomán, Aguililla y Tepalcatepec) y los 33 integrantes de la Coordinación General, que además de no ser invitados a sentarse con el gobierno, rechazaban el desarme.

Posteriormente el 14 de abril, en el penal de La Ruana, el comisionado Castillo y los miembros del Consejo General de Autodefensas y Policías Comunitarios de Michoacán, encabezados por el doctor Mireles, acordaron que para el 10 de mayo las autodefensas estarían registradas como defensas rurales y que el gobierno atraparía a todos los capos sobrevivientes de los Templarios y que entre ambos limpiarían al estado del crimen organizado.

En una entrevista a José Gil Olmos <<Mireles advierte: el ultimátum, del sábado 10 es muy prematuro para “limpiar” el estado. Si en un año los autodefensas tomaron 34 poblaciones de 113, es imposible que en 30 días cubran las que faltan.

“Ganas no nos faltan –explica-. El gobierno pensaba que con su ayuda lo íbamos a lograr, pero no es así. Como ellos pusieron la fecha, yo sigo peleando los tres puntos que me quedan: limpieza total del estado, restablecimiento del estado de derecho y liberación de los integrantes de los autodefensas detenidos. Para nosotros el estado de derecho significa dos cosas: muy buena seguridad pública y la justa impartición de Justicia […]”>>[4]

El gobierno federal, a través del comisionado Castillo ha coptado a líderes como Estanislao Beltrán Papa Pitufo, el Comandante 5, Los Viagras, y El Burro Alvarado, quienes ahora son sus interlocutores, y en forma semejante a lo ocurrido a Hipólito Mora, coloca sobre la cabeza del doctor Mireles la espada de Damócles, por un enfrentamiento ocurrido en Chiquiapan en donde murieron cinco templarios y cuyo ataque se le adjudica.

José Manuel Mireles en su última entrevista el día de ayer comenta que: <<Desde hace tres semanas sabía que sus propios compañeros, aliados presuntamente con el comisionado Castillo, le preparaban una emboscada. Por eso decidió adelantarse, ir a la ciudad de México, reunirse con defensores de derechos humanos y grabar un video dirigido a Enrique Peña Nieto, emplazándolo a un diálogo directo, una petición que finalmente ha tenido como respuesta, según lo interpreta, la amenaza de enviarlo a la cárcel por el asesinato de cinco personas, un crimen que, sostiene, no cometió y cuyos testimonios fueron fabricados […]

Indignado, Mireles fija su mirada, mueve sus dedos largos y apunta al infinito. Dice que nunca pensó que Peña Nieto se fuera a molestar tanto por solicitarle un diálogo directo. Es el presidente de la República, y puede resolver muy fácil el problema de Michoacán; primeramente, no mandando cabrones que se alíen con los criminales. Ahora estamos peor que antes.

Advierte que seguirá combatiendo porque asegura tener el control de 70 por ciento del territorio michoacano levantado en armas, área que aumenta porque cada día se le unen más. “La gente sabe que este grupo de Pitufo, Los Viagras, El Cinco y El Burro Alvarado son el nuevo cártel H3 son puros ex templarios, ex La Familia y algunos ex cártel de Jalisco. Los perdonaron y ahora resulta que son los coordinadores generales de todo el movimiento. ¡Ni madres!” […]

Mireles vive a salto de mata. Nunca sabe dónde comerá o dormirá. De lo único que está seguro es de que se acercan batallas pendientes. Su gente espera sus órdenes.

Antes de partir en su nueva camioneta blindada, que compró a crédito, su padre, de 81 años, le da la bendición. Sus escoltas lo siguen. Mi sueño es estar aquí tranquilo. A mí no me interesa el dinero, ni la política o la fama. Yo quiero el bien para Michoacán. El gobierno nunca ha respetado los acuerdos. Nomás hay que recordar lo que hicieron con Emiliano Zapata, Francisco I. Madero, Francisco Villa. La historia nos lo está diciendo. Les estoy estorbando desde hace mucho tiempo.

– ¿Cree que su muerte sirva de algo?

–No. Los mexicanos somos desmemoriados. A lo mejor en un mes ya nadie se acuerda de mí. >>[5]





Jorge Pérez Uribe



[1] Al Momento Noticias, Juan Carlos Aguilar, Entrevista al historiador Isnardo Santos, 10 de marzo de 2014, México 

[2] Jesús Guzmán Urióstegui, Apuntes para una historia de la insurgencia en la Tierra Caliente de Guerrero, 1810-1821, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2009, México 

[3] Al Momento Noticias, Juan Carlos Aguilar, Entrevista al historiador Isnardo Santos, 10 de marzo de 2014, México 

[4] Semanario Proceso N° 1957, En Michoacán una paz Medíatica, José Gil Olmos, 4 de mayo de 2014, México 

[5] Periódico La Jornada, Voy a morir luchando: Mireles, Sanjuana Martínez , Domingo 11 de mayo de 2014, México,


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