jueves, 28 de enero de 2016

LABOR DE AUTOR


(Algunas consideraciones).





Teo Revilla Bravo


La amplitud de la labor literaria es consecuencia de la dedicación del autor a una continua “Obra en marcha”, especialmente en el género de la poesía y en el marco de una vida en constante creación. Una vida y una poesía que configuran un extenso episodio de la historia de la cultura personal -siempre en proyección abierta al otro-, bajo el prisma inconfundible de lo íntimo. Por eso la obra poética –en realidad cualquier honesta obra artística- es un sincero esfuerzo, un logrado y entusiasta resultado que ha de ser realizado sin complejos y con cierto conocimiento e intuiciones de las claves a seguir. El poeta o creador debe cautivar y apasionar al lector o espectador mientras efectúa una labor sintética, sólida y encomiable: la “Pasión perfecta”, esa obsesión en la elaboración de su obra en constante disputa con su propio temperamento.

Indagar desde dentro es como desbloquearse poco a poco, es ir puliendo y limando esos sedimentos que nos va dejando la vida; penetrar, dar con ellos, discernir, meditar, estudiarlos y contemplarlos con rigor, con el fin de ir entendiéndolos en un hallazgo propio a través de una práctica de autoanálisis, poetizando esas huellas que nos dejó la vida, transparentándolas en lo posible como una labor arqueológica, creando de esa suerte una obra artístico-literaria que sea un reflejo más de lo que compone nuestro universo y bagaje personal. Catarsis lo llaman, limpieza, sensación de libertad al dejar libres miasmas y desarreglos acallando los gritos interiores hasta esos momentos irresolutos. Pero ha de hacerse silenciosa y honestamente, sin tremendismos ni fatuos lirismos, con voz auténtica y sincera; porque a al final, lo que le interesa de verdad al poeta no es la poesía, que sí, sino la vida: entender la vida, su vida. En ese contexto ha de expresar al hombre antes que al literato o al artista. Este punto es importante. Por tanto, al interesarnos la vida como algo que hay que lograr comprender, el arte se ha de concebir como algo vital, no como un producto enlatado de laboratorio donde se discriminan los contenidos suscitados por la intuición y el sentimiento. Enseguida, al leer, ver o escuchar, comprobamos quien llega con sus versos o sus obras de un sitio –de la vida- o del otro –del laboratorio-. Yo, personalmente, me quedo con la emoción liberada del primero, puesto que el poeta –si retomamos la poesía- no debe emplear tanto los vocablos para evocarnos representaciones intelectuales y utilitarias, sino para trasmitirnos un estado de ánimo traducido en sentimientos.


Introspección, búsqueda de oscuros intereses en las subterráneas galerías interiores. Emociones que hemos de libertar trasformadas para la luz. Comprometernos con nosotros mismos en esa traslación de dentro a fuera -creación personalísima-, para ir ganando en escritura u obra orgánica y sincera. Es una cuestión de tiempo, de sedimentación y de poda de la frondosidad arbórea de nuestros recuerdos. En este sentido, el escritor –o artista en general- es un asceta, un contemplativo, un virtuoso de la penitencia y del pensamiento cuyo fin es elevarse hacia la paz ya que con frecuencia sufre de las iras del espíritu. Todo lo demás está subordinado a esta conquista. El poeta tiene que buscar lo inasible, luchar para retenerlo y dar así razón a la existencia, asegurándose la posibilidad de pervivir, ya que se encuentra solo en torno al mundo y al poderoso silencio interior. Y asumir que hay que llamarlo a gritos, despertarlo, sacudirlo, movilizarlo a golpe de cincel, pluma, pincel, tomas de imágenes, notas musicales…, lo que sea y como sea, desplegando, voluntarioso, las alas de los anhelos.



 Barcelona, 16 de febrero de 2011.


©Teo Revilla Bravo.

jueves, 21 de enero de 2016

EL FALSIFICADOR Y LOS HISTORIADORES


Francisco Martin Moreno y Pedro Ferriz de Con, en entrevista sobre el libro de marras.

Pedro Salmerón Sanginés* | Martes 29 de diciembre de 2015


Desde que comencé la denuncia de los falsificadores de la historia, me han insistido que incluyera a Francisco Martín Moreno. No lo hice hasta hoy, pues supuestamente Moreno es novelista. Sin embargo, al escucharlo dar a conocer su más reciente libro en un programa de radio de muy alta audiencia, se presentó a sí mismo como “revelador de la verdad” histórica que nos “ocultan” (además de alardear de que es el autor “más vendido” de México). Busqué sus entrevistas y descubrí que, como todos los falsificadores, se asume como crítico valeroso y veraz de la “historia oficial” (“aquí espero, con el pecho abierto, los ataques de todos aquellos que se sientan furiosos”, México engañado, p. 31).

El objeto aparente del libro son los textos gratuitos de primaria. No los defenderé. Pertenezco a un colectivo que reflexiona críticamente sobre la enseñanza de la historia y sus vehículos, los libros de texto (http://elpresentedelpasado.com/?s=libros+de+texto). Por ahora solo señalaré que uno de los más graves problemas de los textos de marras es su enciclopedismo: pretenden abarcar enormes periodos, con escasa reflexión y menor relación de lo enseñado con la realidad. Y parece que Moreno querría agravar dicho problema…

Permítanme dedicar el artículo de hoy a la relación de este escritor best-seller con mi gremio, los historiadores. De parte suya la relación es aparentemente ambigua porque suele decir que no es historiador, pero ya en confianza, ante entrevistadores a modo (jamás lo he visto debatir con un historiador o someterse a una entrevista complicada), dice cosas como que sus libros son “98 por ciento historia” o que “20 años de investigación” lo llevaron a descubrir documentos “que habían sido ocultados dolosamente”, y que gracias a ellos dice la verdad. Pues bien, investigar con honradez en busca de verdades relativas es lo que hace a un historiador, no un título universitario. ¿Hace eso Moreno? No, no lo hace, por eso, para evitar el juicio crítico de quienes lo intentamos seriamente, niega pertenecer al gremio para luego desafiarlo con falsa sutileza: “Felicito a los historiadores que no alquilaron sus plumas ni enajenaron sus conocimientos a cualquier gobierno ni institución ni persona alguna a cambio de un puñado de pesos o de un puesto público o privado” (p. 11). ¿Qué quiere decir con eso?, ¿que trabajar para una “institución” es “alquilar” la pluma? Si no es así, ¿podría dar nombres? Esa idea, que repite, parece concretarse cuando afirma que debería escribir los libros de primaria un “organismo autónomo integrado por historiadores de renombre que cuenten con una gran obra publicada y deslumbrantes títulos académicos” (p. 219). ¿Otro organismo autónomo?, ¿quiénes serían esos historiadores, quién definiría los deslumbrantes títulos? ¿Valen los que cobran un salario en instituciones?, ¿sugerirá nombres el valeroso crítico?

¡Ah!, pero en las “conclusiones” parece dejar de lado la ambigüedad: “Que la Academia Mexicana de la Historia redacte unos nuevos libros sin dejar la tarea en manos de un aficionado que sólo busca la verdad con un genuino amor por México” (p. 558). Entendemos el fallido sarcasmo cuando sabemos que dos miembros de esa Academia han opinado públicamente sobre la obra de Moreno (varios más en privado, en términos impublicables): Manuel Olimón dice de México ante Dios: “Su pertinencia científica es cercana a la nulidad, pues ni el método histórico ha sido usado para su confección ni la estética literaria que sería propia de una buena novela aparece’; además, miente: “con documentos inventados” (de los que Olimón aporta varios ejemplos),  "puede uno probar lo que se quiera” (http://www.zenit.org/es/articles/mexico-ante-dios-una-novela-sin-fundamento-historico).

La admirada y admirable Josefina Zoraida Vázquez dice de México mutilado: “Ese libro es una porquería” (http://www.youtube.com/watch?v=zMJ9sdqh-xM). Y con tristeza, concluye una acertada reseña: “Desasosiega la versión y el mensaje que trasmite este libro […] Me queda el temor de que sirva para abonar el cinismo o la decepción. Esto es algo que quita el sueño a cualquier educador […] que no se rinde a la moda de hablar mal de México” (http://www.letraslibres.com/revista/ convivio/verdades-y-mentiras-de-mexico-mutilado).

Han hablado también de la frivolidad, la paranoia conspiratoria, la generalización descalificadora, y otras exageraciones y falsedades en que incurre Moreno, numerosos historiadores. Paco Ignacio Taibo II: “es muy, muy, muy malo” http://www.youtube.com/watch?v=KvHdPZFvHWM); Arno Burkholder: “no investiga con honestidad”, “juega a su conveniencia con una serie de datos para producir la conclusión que a él le satisface” (http://www.arts-history.mx/blog/index.php/component/k2/ item/251-francisco-martin-moreno-y-la-taza-de-te-alrededor-del-planeta-venus); Manuel Ramos: “Moreno afirma que los historiadores son mojigatos, mercenarios e hipócritas. De acuerdo al Diccionario […] ¿No se aplicarían estos términos en realidad al señor Moreno?” (http://contenido.com.mx/2011/03/ cuidado-con-martin-moreno-advierte-el-historiador-manuel-ramos/). Y Lorenzo Meyer, a quien el propio Moreno atribuye una frase aún más lapidaria (http://yucatan.com.mx/imagen/francisco-martin-moreno-y-su-mexico-y-vida-negra). Con igual dureza o desdén se refieren a él en las redes sociales otros historiadores.

¿Por qué ésta unanimidad? Se los cuento pronto.

Jóvenes manipulados por la CIA

El Secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez, el Regente del DDF Alfonso Corona del Rosal, el Secretario General  de la CTM Fidel Velázquez y Fernando Gutiérrez Barrios, Director de Federal de Seguridad.

Pedro Salmerón Sanginés | Martes 12 de enero de 2016

El 14 de abril de 1975, Luis Echeverría increpó con esa frase a quienes rechazaban su presencia en la UNAM y le exigían cuentas por las matanzas del 2 de octubre y el 10 de junio. Con esa frase, resumía una concepción del mundo basada en la paranoia, que inventaba “conspiraciones contra México”. Paranoia que define su política –y la de su antecesor– frente a la oposición y la crítica.

Esa misma manía conspiratoria, sin pruebas, aparece en dos connotados falsificadores que hacen suya la versión de Gustavo Díaz Ordaz sobre el movimiento de 1968: uno de ellos ocupó altos cargos en los gobiernos panistas y ya nos ocupamos de él. El otro es el best seller Francisco Martín Moreno. Fue justamente cuando lo oí hablar de 1968 en un programa de radio que decidí denunciarlo como lo que es: un falsificador. Ahí, tras alardear de su amor por la investigación y de lo mucho que investiga en busca de la verdad, aseguró: “Hace cuatro años la CIA desclasificó una serie de documentos del 68. Entonces yo volé a Washington, me metí a los archivos ya desclasificados, para saber cuál había sido la injerencia de la CIA en el movimiento del 68. Y quien organiza el movimiento es la CIA para acabar con el gobierno de Díaz Ordaz, porque tenían miedo a una intervención cubana en México”.

Supuse que daría cuenta de dichos documentos en el libro que presentaba en ese programa, México engañado. Lo compré y leí lo mismo: el movimiento estudiantil de 1968 fue causado por Estados Unidos. En 1968, la CIA había transformado a México en un “enorme centro de espionaje. ¿Qué tal?” Winston Scott, jefe de la estación de la CIA en México desde 1956 logró “colarse en las altas esferas”. “Sin su presencia, tanto el movimiento estudiantil como la represión gubernamental son inexplicables” (las negritas son mías).

¿Qué tal?, diría Moreno (unas 300 veces): “las protestas estudiantiles [fueron] deliberadamente provocadas” por los incondicionales mexicanos de la CIA: Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial; Alfonso Corona del Rosal, regente del Distrito Federal, etcétera. “Desde luego, Scott y su gobierno infiltraron el movimiento estudiantil por medio de provocadores que fueron los responsables de los atentados […] y las balaceras nocturnas”.

Y no vuelve a hablar del movimiento: nos cuenta que Corona del Rosal construyó grupos paramilitares desde 1960 y que esos grupos fueron los que dispararon el 2 de octubre (hace una narración disparatada y sin presentar fuentes de aquella tragedia, con el propósito de minimizar el número de víctimas y exculpar al Ejército y a Díaz Ordaz). Al día siguiente de esta tragedia provocada por los agentes de Corona del Rosal, el embajador de Estados Unidos ofreció al secretario de la Defensa Nacional, general Marcelino García Barragán, el respaldo de su gobierno para que diera un golpe de Estado. ¿Para qué querría el gobierno de L. B. Johnson derribar a Díaz Ordaz e imponer un militar? Leí tres o cuatro veces los esfuerzos argumentativos de Moreno y no logré elucidar otra cosa que su paranoia conspirativa.

Busqué, en vano, los documentos de la CIA encontrados por Moreno hace cuatro años. Y brillan por su ausencia (no por falta de espacio, que el libro tiene 600 páginas). Brillan por su ausencia esos respaldos documentales. No aparecen tampoco, ni en la bibliografía, los documentos de Marcelino García Barragán con base en los cuales (y en otras fuentes) Julio Scherer y Carlos Monsiváis dieron la más consistente explicación de la tragedia del 2 de octubre. No hay un solo libro, ni un testimonio sobre 68. En las nueve páginas en que habla de esa conspiración hay únicamente seis referencias: un reportaje de Proceso y cinco citas del ramo Investigaciones Políticas y Sociales del AGN, que no sustentan otra cosa que la existencia de los grupos paramilitares que actuaron el 2 de octubre (y que todos conocemos). Nada de los documentos de que tanto habla. Nada que demuestre la conspiración estadunidense para derribar a Díaz Ordaz.

Y sobre todo, de todo ese batiburrillo sin fundamento, ¿de dónde desprende que el movimiento es resultado de la conspiración?, ¿quiénes entre los dirigentes del movimiento eran agentes de la CIA?, ¿quiénes, en aquellas jornadas por las libertades democráticas, quiénes en aquella gesta cívica? Inventar conspiraciones, exaltar a Díaz Ordaz, exculpar al Ejército, descalificar y desprestigiar al movimiento social y a la oposición, sin fundamentos o incluso con documentos inventados… y así en todo el libro.

¿Por qué?, ¿para qué? Si tienen paciencia, trataré de explicarlo en un tercer y último artículo


* Es doctor en Historia por la UNAM, tiene estudios de posdoctorado en la ENAPescritor e investigador nacional nivel I

Fuente: Periódico La Jornada, México, de la fechas señaladas.

jueves, 14 de enero de 2016

LA COP 21, UNA CUMBRE DE BUENOS DESEOS




A pesar de la incertidumbre causada por los atentados terroristas en la ciudad de París el 13 de noviembre de 2015, se desarrolló en la misma, a fines de ese noviembre, la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático o 21ª Conferencia de las Partes y la 11ª Conferencia de las Partes en calidad de reunión de las Partes en el Protocolo de Kyoto (COP21/CMP11), del 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015.

Con un gran reto de seguridad y a un costo altísimo, dado que hubo 30,000 policías y 285 controles de seguridad, se contó con la asistencia de numerosos Jefes de Estado, y representantes de 195 países que participaron en las sesiones de trabajo desarrolladas durante 12 días del agonizante 2015.

Meternos a reseñar los asuntos discutidos, propuestas y rechazos, sería demasiado largo y tedioso, ya que por ejemplo el documento final de `Aprobación del Acuerdo de París´, consta tan solo de 40 páginas, por lo que me limitaré a un comentario general y crítico de lo sucedido.

Si bien el Acuerdo reconoce que “el cambio climático es un problema común de la humanidad, por lo que las Partes, al adoptar medidas para hacer frente al cambio climático, deberían respetar, promover y tomar en consideración sus respectivas obligaciones con respecto a los derechos humanos, el derecho a la salud, los derechos de los pueblos indígenas, las comunidades locales, los migrantes, los niños, las personas con discapacidad y las personas en situaciones de vulnerabilidad y el derecho al desarrollo”; mete sin que vengan al caso “la igualdad de género, el empoderamiento de la mujer y la equidad intergeneracional”.

La Conferencia pareció por momentos ser un centro de negocios y así <<El portavoz del gobierno de Estados Unidos declaró que el acuerdo está abriendo oportunidades para nuevos negocios y los presidentes de los bancos Mundial e Interamericano de Desarrollo afirmaron su disposición a un apoyo financiero.

Empresas multinacionales, que realizaron un intenso lobbying dentro de la conferencia, afirmaron su satisfacción. Así, Paul Polman, director de Unilever, dijo que ella liberará billones de dólares y la inmensa creatividad de innovación del sector privado. El director de Shell, David Hove, declaró que la perspectiva de limitar el aumento del calentamiento de la tierra a 1.5 grados Celsius para finales de este siglo ayudará al desarrollo de nuevas técnicas, la captura y almacenamiento de carbono y el enterramiento de carbonos, como también de otras técnicas de geoingeniería.>>[1]

Francois Houtart nos ofrece una síntesis de lo propuesto en las reuniones de trabajo: <<Un buen número de países del sur, los más afectados por el cambio climático, pedían decisiones con carácter de obligación, pero eso fue rechazado por grandes países como Estados Unidos y China. El análisis de las exclusiones nos permitirá entender mejor la lógica del documento final.

Al principio, la problemática vinculaba la defensa del planeta con el concepto de los derechos humanos. La oposición de Arabia Saudita hizo abandonar la idea, que quedó solamente en el preámbulo. Eso excluyó la perspectiva de justicia social, en referencia con las poblaciones más vulnerables. Se excluyó también la referencia a los pueblos indígenas y el papel que juegan en la defensa de la madre tierra. No fue retenida la idea, presentada por Ecuador, de una corte internacional sobre los crímenes contra la naturaleza, lo que prolonga la impunidad en ese campo. Se concentró sobre la disminución de la producción de carbono y de gases de efecto invernadero, abandonando así a una visión holística de la cuestión climática y concentrándose sobre tecnologías de mitigación de emisiones. El concepto de deuda climática, por los países industrializados en favor de las naciones del sur, fue rechazado. Se excluyeron del acuerdo los transportes marítimos y aéreos, que representan 10 por ciento de emisiones de gases. Hubo una oposición radical de las potencias petroleras a la idea de no explotación para promover un equilibrio vía absorción del carbono. En breve, todas estas exclusiones indican una filosofía de base que no permite una visión completa de la cuestión y la limita a un aspecto particular (el carbono) que se queda dentro de soluciones técnicas, bajo la orientación de las multinacionales y los intereses de países específicos.

Hubo de todo

Para completar el análisis debemos abordar el tema de las propuestas. Se plantea la idea de una neutralidad climática después de la oposición de Arabia Saudita y de Venezuela al concepto de decarbonización. El mercado de carbono, ya iniciado por el acuerdo de Kyoto, se ampliará, introduciendo la lógica del mercado como eje central de la solución. Eso permitirá que continúe la emisión de gases por industrias o países (China, India, África del Sur) a condición de financiar acciones de mitigación, como la reforestación de ciertas zonas. Lo que pasó con la bolsa del carbono en Londres permite prever la integración de este sector dentro de la lógica del capitalismo financiero y, en particular, de la especulación.>>[2]

Tampoco en el aspecto financiero, los acuerdos revelan un importante esfuerzo para disminuir las emisiones tóxicas: <<Para financiar los esfuerzos de los países del sur a desarrollarse sin producir más gases negativos se prevé a partir de 2020 una suma anual de 100 mil millones. Esta suma puede aparecer muy elevada. Sin embargo, entran en ella programas ya existentes y que no añaden nada de nuevo al compromiso de ayuda. Por otra parte, la Agencia Internacional de Energía de Naciones Unidas estima que se necesitarían 10 veces más, es decir, un millón de millones de dólares, para estabilizar el clima. El acuerdo de París se queda muy por debajo de las necesidades y no es vinculante. A título de comparación, según Gabriel Zucman en su libro La riqueza escondida de las naciones (Barcelona, 2015), el dinero existente en los paraísos fiscales del mundo se puede estimar en 5,800 billones de euros (más de 6 billones de dólares). Ello significa que se podría financiar el equivalente de 60 veces la promesa de la conferencia de París con el dinero ilegal y seis veces lo que la agencia de energía de la ONU estima necesario. En un reciente libro se estimó el dinero francés refugiado en la banca suiza en 180 mil millones de euros, suma superior a la contribución anual prevista por la conferencia de París. No es la falta de dinero, sino la voluntad política de tocar el sistema financiero. Con la crisis de 2008, se estima que los gobiernos del norte gastaron entre 2007 y 2011 unos 4.6 billones de euros para salvar el sistema bancario (David Fernández, La Directa, 18/10/11). La crisis climática aparentemente no vale tanto.>>[3]

El objetivo general de la Convención era reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el aumento de la temperatura global a 2 °C (3.6 & nbsp; °F). Por encima de los niveles preindustriales 

El 12 de diciembre de 2015 los 195 países participantes lograron por consenso un pacto global, el Acuerdo de París, para reducir las emisiones como parte del método para la reducción de gases de efecto invernadero. En el documento de 40 páginas los miembros acordaron reducir sus emisiones de carbono "lo antes posible" y hacer todo lo posible para mantener el calentamiento global "muy por debajo de 2 grados C". 

El ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius dijo que este plan "ambicioso y equilibrado" era un "punto de inflexión histórico" en el objetivo de reducir el calentamiento global. Por su parte James Hansens, de la NASA (uno de los mejores especialistas del cambio climático), y ahora profesor en la Universidad de Colombia en Nueva-York, afirma que para él, la conferencia de París fue un fraude.

Quizás el punto más débil del Acuerdo, es que no es vinculante, (es decir, “que una, obligue o vincule al grupo de sujetos para los cuales ha sido creado”), en tanto 55 países que produzcan más del 55% de los gases de efecto invernadero del mundo no hayan ratificado el Acuerdo. Por lo que cada país que ratifique el acuerdo establecerá necesariamente un objetivo de reducción de emisiones, pero la cantidad será voluntaria.

La firma del Acuerdo tendrá lugar el próximo 22 de abril de 2016


Jorge Pérez Uribe



[1] Francois Houtart, La Conferencia de París sobre el clima, Telesur, 16 de diciembre de 2015
[2] Ibídem
[3] Ibídem

jueves, 7 de enero de 2016

EL SECULAR CONFLICTO ENTRE CHIÍTAS Y SUNNITAS EMERGE NUEVAMENTE




La situación actual en Arabia Saudita


Un cable procedente de Arabia Saudita el 2 de mayo de 2013, señalaba que el clérigo chiíta jeque Nimr al-Nimr, detenido desde julio de 2012, enfrentaba la petición de muerte por crucifixión por parte de un tribunal de Arabia Saudita por el delito de incitación al sectarismo y traición a la patria.

El país más poderoso dentro del mundo islámico es sin duda Arabia Saudita. En él se percibe que los árabes son refractarios a la democracia –aunque el mundo occidental insista en imponérselas-. Así pues, el reino musulmán sunnita wahaabita de Arabia Saudita es una monarquía teocrática islámica, en la que el Islam sunnita es la religión oficial. Por ley todo ciudadano saudita debe ser musulmán, pero además se prohibe la práctica pública de las religiones no-musulmanas. Incitar al “sectarismo” (chiíta) se considera traición a la patria. Tanto la apostasía, así como, la conversión al cristianismo se castigan con la pena de muerte por decapitación. 

La práctica pública de las religiones no-musulmanas está totalmente prohibida y el chiísmo que constituye entre el 10 y el 15 por ciento de la población, es considerado herético. Pero a partir de 1991, Abdulah bin Yibrin, delegado real para presidir el Consejo de los Ulemas, declaró que los chiítas son no solo herejes, sino “idólatras que deberían ser exterminados”.


Los chiítas


Los chiítas son una rama del Islam, pero son considerados por los sunnitas como una secta. 

Los chiítas constituyen del 10 al 15 por ciento de la población musulmana mundial. Sin embargo, en Irán son 89% y en Irak 60%. Son mayoría en Yemen y Azerbaiján. El movimiento guerrillero Hezbolá, del Líbano, es un movimiento chiíta. En Siria, los chiítas pese a que representan una minoría del 10%, gobiernan desde 1970 a través de la familia Al-Assad, “dictadura” claman algunos occidentales, aunque es una vuelta a la tradicional monarquía en realidad.



Origen del Chiísmo


Tiene que ver con la muerte y sucesión del profeta Mahoma fallecido en el año 632 después de Cristo.

La declaración de fe chiíta dice, "No existe Dios sino Alá, Mahoma es el mensajero de Alá, Alí es el amigo de Alá, sucesor de su mensaje y su primer califa. Alí era el primo de Mahoma, esposo de su hija Fátima. La apelación "Chiíta" viene de la contracción de Shiat Ali, que significa "partidarios de Alí".

La diferencia fundamental entre chiítas y sunnitas, es pues, la herencia político religiosa de Mahoma: A la muerte del profeta Mahoma en el año de 632 d. c., se desata una lucha de poder para determinar quién debería ser su heredero. En el año 656, Alí, primo y yerno a su vez de Mahoma, se opuso a la sucesión sostenida por la aristocracia mercantil de La Meca, representada por el clan de los Omeyas. Después de enfrentamientos, se llegó a una negociación, pero en el 661, Alí murió asesinado por sus enemigos. Los opositores a la línea oficial de los omeyas se posicionaron en las filas del chiísmo. Sin embargo, en el 680, Husseín, descendiente y heredero de Alí, murió en la derrota de Kerbala, ante las tropas oficiales del Islam. 

En el 750, los abasidas que habían aglutinado a todos los opositores al régimen omeya consiguieron la victoria y erigir su califato en Bagdad. El último omeya se refugió en España y fundó el emirato de Córdoba, posteriormente, también califato. Entretanto, los chiítas creían en un mesianismo, en la vuelta de El Madhi, último Imán desaparecido, quien a su vuelta instauraría el reinado de la justicia y de la paz. 

En espera de ese momento, se rigen bajo la autoridad del imán, un guía infalible, que ejerce de juez en las cuestiones teológicas y jurídicas del Corán. Estos jueces que ejercen de guías son los que producen la impresión de tener clero, cuando el Islam no tiene sacerdotes. Son expertos, pero no hombres consagrados por Dios para ejercer su ministerio.




La rebelión del clérigo chií, Nimr Baqir al Nimr


Al Nimr alcanzó gran popularidad al reivindicar los derechos de la tradicionalmente marginada comunidad chií de la Provincia Oriental del país. En marzo de 2009, las autoridades emitieron una orden de arresto contra él por recomendar la secesión de la provincia si el Gobierno no respetaba los derechos y la diginidad de los chiíes residentes en esta localidad

Prominente crítico de los Al Saud, la familia real saudí, el jeque Al Nimr había sido detenido en varias ocasiones durante la pasada década. Pero fue su papel en las protestas de 2011-2012, durante la llamada “primavera árabe” lo que motivó su condena a muerte, ratificada el pasado marzo y muy criticada por las organizaciones de derechos humanos. Al hilo de la primavera árabe, la minoría chií (en torno a un 10% de la población saudí) se manifestó reiteradamente en la Provincia Oriental, donde se concentra esa comunidad, para denunciar su discriminación legal y pedir la liberación de sus detenidos sin juicio. Al Nimr, que tenía 56 años, era muy popular entre los jóvenes.

Finalmente Al Nimr fue ejecutado junto con "47 terroristas", según ha informado la cadena 'Al Arabiya'. La mayoría de los ejecutados, 45, son de nacionalidad saudí, entre ellos el propio Al Nimr. Junto a ellos han sido ajusticiados un hombre de nacionalidad egipcia y otro de nacionalidad chadiana. El Ministerio no ha aclarado el método empleado, pero el más habitual es la decapitación.

Las ejecuciones del pasado sábado 2 de enero, son las primeras efectuadas por el reino árabe en 2016. Las autoridades saudíes cerraron 2015 con una cifra de 157 ejecutados, muy superior a las 90 efectuadas en 2014.


Reacciones ante la ejecución de los chiítas




Irán, Irak y el Hezbolá libanés han condenado la medida, mientras que en Bahréin ya se han desatado protestas.

"El mensaje que envía la ejecución del jeque Al Nimr, es que las autoridades saudíes no toleran ningún tipo de oposición ni de peticiones de reforma sin distinguir si se hacen de forma violenta o pacífica", ha declarado a EL PAÍS el disidente Ali Adubisi, que dirige la Organización Europeo-Saudí para los Derechos Humanos (ESOHR).

El alto clérigo iraní Ahmad Jatami, miembro de la Asamblea de Expertos -uno de los más altos organismos de Irán, responsable de la elección del líder supremo del país- no ha escatimado palabras para condenar la ejecución de Al Nimr, defensor de los derechos de la marginada comunidad chií en el este de Arabia Saudí.

“No me cabe duda de que la sangre pura de Al Nimr mancillará el collar de la Casa de Saud, que será borrada de las páginas de la historia. Este crimen no es más que parte del patrón que sigue esta familia traicionera”, ha declarado en referencia a los regentes suníes.

“El mundo islámico”, ha aseverado, “denunciará a este infame régimen todo lo que pueda”, ha añadido, a la espera de que se pronuncien las más altas autoridades de la república islámica.

Ese mismo sábado la Embajada saudí en Teherán sufrió un asalto tumultuario, fue incendiada y la bandera saudí retirada. El domingo 3 de enero, Riad anunció la retirada de su embajador en Teherán y dio 48 horas a la delegación diplomática de Irán para abandonas Arabia saudita, con lo que quedan rotas las relaciones entre ambas naciones. Irán prohibió los viajes de peregrinos de su país a Arabia Saudita y la importación de mercancías hasta nueva orden.

El Consejo de Ministros de Irán aprobó el cese de las importaciones de todos los bienes manufacturados desde Arabia Saudita, tras el rompimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, reseñan medios locales.
Siguiendo los pasos de Arabia Saudita, Baréin, Sudán y Yibuti también cortaron los lazos con el país persa.
Además, Emiratos Árabes Unidos comunicó que limitaba las relaciones diplomáticas con esa nación y Kuwait informó que retiraba a su embajador de Irán.

El Gobierno de Irán denunció este jueves 7 de enero, que Arabia Saudita ha bombardeado su embajada en la capital de Yemen, Saná.


Jorge Pérez Uribe