miércoles, 27 de septiembre de 2017

19 DE SEPTIEMBRE DE 1985 Y 2017 ¿COINCIDENCIA O MEMORIA?


Foto de 1985 con el majestuoso Hotel Regis, derrumbándose

Exactamente a 32 años del sismo de 1985, en un martes 19 de septiembre México vivió un fuerte sismo de 7.1 grados según el Servicio Sismológico Nacional, con epicentro en el estado de Morelos. Las cifras iniciales de 5 muertos han ascendido ya a 330.


“México es un país destrozado”, donde impera “un estado de no derecho” y la corrupción “ha tocado todos los sectores”



Contra mi costumbre de no tocar asuntos de nota roja que la prensa y televisión nacional se encargan de restregarnos por varios días, me encontraba trabajando en un artículo sobre el asesinato de la bella estudiante Mara Castilla. Se preguntaran cual es la razón, y es que este asesinato es reflejo de un problema más profundo: la falta de total de respeto por la vida, que se ha enseñoreado en nuestra sociedad.

Todavía, hace cuarenta años la vida era sagrada, el aborto era penalizado, para los asaltantes era señal de prestigio robar a la víctima o asaltar una casa, sin que los afectados se dieran cuenta, para no recurrir a la violencia. Las violaciones que eran pocas no llevaban tampoco al homicidio de la ultrajada.

Pero vino el incremento de la criminalidad por el narcotráfico, que recurrió como una actividad conexa al secuestro, en un principio cuando se pagaba el rescate, el secuestrado era devuelto con vida. Después esto cambió y se sacrificaba al secuestrado a pesar del pago del rescate. Fue en los 90´s en Ciudad Juárez, donde nació la costumbre de secuestrar a mujeres para divertirse con ellas y luego tirar sus cadáveres fuera de la ciudad.

Por otra parte a principios de este siglo la legislación legalizó el aborto, y redujo las sanciones a los delincuentes.

El caso de Mara Castilla es doblemente triste, porque ella participó en la protesta por el asesinato de una estudiante universitaria de la Ciudad de México, en el mes de mayo y subió este twitter:



Tristemente Mara, consciente de las situación en peligro en que incurría, no hizo nada por evitar esos riesgos, ya que en la madrugada en que fue asesinada venía de un bar como a las 5 de la mañana, pidió un taxi a la empresa Cabify y parece que se quedó dormida o inconsciente en el taxi que la conducía, el cual llegó a la dirección solicitada, pero la joven no se bajó. Después de 20 minutos el conductor enfiló a un hotel en donde abusó de ella y la mató.

“México es un país destrozado”, donde impera “un estado de no derecho” y la corrupción “ha tocado todos los sectores”. Fueron las reflexiones pronunciadas por Rafael Ibarra Farfán, coordinador de programas sobre cultura de la legalidad en la asociación México Unido contra la Delincuencia, en el primer Debate Internacional sobre la Corrupción convocado por el Vaticano Reconoció que el país atraviesa por su peor momento en décadas, con numerosos ex gobernadores presos, imputados e, incluso, prófugos. “Hemos tenido casos muy sonados de corrupción en Veracruz, en Tabasco, en Quintana Roo, es imposible que el ejecutivo federal no esté al tanto de lo que hacen los gobernadores de su mismo partido”.

Muestra de este “estado de no derecho”, es que el 18 de junio de 2016 entró en vigor en la Ciudad de México (CDMX) el Nuevo Sistema de Justicia Penal. En la nueva justicia penal no todo es cárcel. Existen una serie de delitos, que en lo común se conocen como no graves, que pueden resolverse asegurando la reparación del daño y mediante otro tipo de sanciones. Así fue que el asesino de Mara que era “guachicolero”, es decir se dedicaba a sustraer petróleo de los oleoductos de PEMEX, actividad por la que fue aprendido, fue exonerado por no considerarse grave su delito e incluso se le extendió un certificado de no antecedentes penales que mostró a la empresa Cabify para que lo contratara como chófer. 


¿Una extrañísima coincidencia? 


La extrañísima coincidencia de los dos sismos de mayor intensidad que ha sufrido la CDMX en los últimos 32 años, en el mismo día y mes, da mucho que pensar. Personalmente la vida me ha enseñado que detrás de la mayoría de las “coincidencias” hay una inteligencia, una voluntad, y perdónenme los descreídos, pero no pienso que este caso sea la excepción, simplemente que ahora estamos ante la Inteligencia y la Voluntad Divina. Y lo digo no en el sentido de que sea un castigo divino, ya que tenemos un Dios respetuoso de la libertad humana y también de la obra de su creación a la que ha dotado de principios y leyes para su funcionamiento; por lo que no debemos entender que un desastre natural sea un castigo de Dios, sino que simplemente es el funcionamiento de la naturaleza.

El sismo del 19 de septiembre de 1985, fue un sismo de proporciones apocalípticas que derrumbó gran cantidad de construcciones y dejó decenas de miles de muertos. Ocasionó que miles de personas abandonarán la CDMX para radicar en otras poblaciones y que se revisará el reglamento de construcciones para hacer las futuras construcciones más resistentes a los movimientos telúricos. Se puede decir que es una la CDMX antes y después del temblor de 1985. Aunado a lo anterior se dio otro fenómeno: el de la solidaridad humana. Decenas de miles de ciudadanos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, ricos y pobres, se lanzaron en forma inmediata a rescatar a los posibles sobrevivientes, no dijeron “esperemos que lo hagan las autoridades, que nos digan lo que hacemos”. La tragedia de la muerte, se convirtió en la fiesta de la vida: “por acá se oye un gemido, un toc, toc, una débil voz” y raudos y veloces los voluntarios se aplicaron a remover escombros.

Al igual que hoy, en 1985 cada quien llevó lo que pudo para ayudar, pero también las grandes ferreterías y las pequeñas tlapalerías donaron sus herramientas y así no faltaron picos, palas, carretillas, poleas, sogas.

Se organizaron improvisadas enfermerías, atendidas por médicos independientes, jubilados, estudiantes de enfermería, enfermeras y voluntarias. Pero también puestos de preparación de comida o improvisadas cocinas para que a los miles de voluntarios no les faltara agua potable y comida.

Muchas constructoras o ingenieros y arquitectos, llegaron con sus empleados a ayudar en forma gratuita. Lo más admirable era ver a aquellos que no pudiendo faltar a su trabajo; concluida la jornada dejaban el traje y la corbata y enfundándose la mezclilla y los tenis acudían a ayudar en una jornada voluntaria, sin paga y con muchos riesgos.

Trabajaba yo entonces en una empresa reaseguradora, que en forma solidaria se propuso reembolsar los riesgos cubiertos a sus clientes, las aseguradoras, en tan sólo 24 horas, cuando el trámite y papeleo normalmente llevaba varios días o semanas. Fue un esfuerzo humano importantes, dado el gran número de siniestros.

Así la enorme tragedia, se fue transformando en la fiesta de la vida. Gracias a esta generosidad y solidaridad se pudieron salvar más de 4,000 vidas, en el lejano 1985, y se instituyeron cuerpos de “topos” que han acudido a rescatar gente en todo el mundo. También en el ejército se inició el entrenamiento de perros para el rescate de sobrevivientes, como es el caso de la ahora popular “Frida”.


El sismo, memoria, no castigo





El geólogo Fernando Ortega Gutiérrez, investigador emérito del Instituto de Geología de la UNAM, explica: <<Los sismos son un fenómeno mecánico, provocado por los desplazamiento de enormes bloques de piedra.

El del martes 19 lo provocó un doblamiento súbito y casi vertical de la Placa de Cocos, que pasa por debajo de la Placa de Norteamérica.

La Placa de Cocos está formada de basalto y pasa debajo de las costas del Pacífico sur de México, desde Chiapas hasta Jalisco. En la zona costera entra con un ángulo de entre 20 y 25 grados, luego se hace horizontal, corriendo paralelamente a la Placa de Norteamérica.

Aquí lo que ocurrió fue que a la altura de Morelos, esa placa horizontal se dobló en un ángulo aproximado de 72 grados, por lo que cayó con un fuerte componente de vertical. Y fue probablemente este desprendimiento lo que provocó la onda sísmica.>>

Es decir, el sismo ocurriría tarde que temprano, y yo veo la mano Divina, simplemente al acelerar o retardar el proceso para que ocurriera en la simbólica fecha del día 19 de septiembre, fecha cargada de emociones, de sentimientos para millones de mexicanos, y así recordarnos el valor de la vida humana, pero también nuestra fragilidad e impotencia frente a las fuerzas de la naturaleza.

Recordarnos que podemos hermanarnos en una tarea común y ser generosos, compartidos y que como sociedad civil podemos organizarnos independientemente de gobiernos corruptos y partidos políticos egoístas.

Restaurar el valor de la vida humana, rescatada de la muerte eterna por el sacrificio del Hijo de Dios en la cruz.



“La fe actúa por la caridad” (Gálatas 5, 6)


El día 22 de septiembre los Obispos de México emitieron un comunicado intitulado: "Abrazo en la fe a los que sufren, reconocimiento, gratitud. Y llamado al compromiso para hacer el bien, bien."

<<Llamamos a todos los miembros de la sociedad, en estos momentos, a priorizar el valor e integridad de la vida humana en todos sus sentidos. Hoy, la realidad nacional nos convoca a pensar, actuar y convivir en los más altos valores de la generosidad, la gratuidad, el bien, la verdad y la caridad, que no provienen solamente de nuestras fuerzas o inteligencias, sino que son dones de Dios, que debemos acoger, cuidar y fomentar. Es tiempo de elevar nuestra mirada y encontrarnos en un fin común, que nos saca de cualquier egoísmo, protagonismo o interés particular. El claro testimonio de muchas personas -especialmente jóvenes-, nos muestran que la corresponsabilidad y la confianza, es el camino de toda civilización verdaderamente humana.

Con relación a la organización y estructura de la ayuda por parte de la Iglesia Católica, comunicamos que la Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de su Comisión de Pastoral Social, y específicamente a través de la oficina de Cáritas Mexicana, I.A.P., organizará el Plan de Emergencia Estratégico, con el fin de ayudar a comunidades que están en diez entidades federativas. Nos encontramos en la difícil tarea de reunir información y hacer un análisis de la realidad, junto con la enorme tarea de organizar la ayuda inmediata que está en nuestras manos. También estamos haciendo un esfuerzo de comunicación a través de la plataforma: mexicoestadepie.org.

Hoy, más que nunca, estamos llamados a ser una Iglesia “en salida”, capaz de diálogo y encuentro, dispuesta a vivir el don y la gratuidad, de ser pobre en tanto tiene la capacidad de vaciarse de sí misma para mostrar el amor concreto del Padre, que a través de su Hijo nos enseña a ser caridad, sacrificio, entrega y fecundidad en medio del mundo, de manera discreta y sencilla.

El sismo no ha sido una sacudida solo de las placas tectónicas, sino también de nuestra conciencia nacional, que nos invita a revisar profundamente nuestro modelo de desarrollo, los valores que lo motivan, así como las prácticas de relación entre los seres humanos, entre éstos y el medio ambiente. Hoy, como señala el Papa Francisco en su encíclica social Laudato Si’, estamos llamados a construir un desarrollo humano, integral, sostenible y con fines trascendentes [...]>>

Que esta "sacudida de la conciencia nacional", no haya sido en vano, la respuesta está pues, en nuestra mente, en nuestro corazón y en nuestras manos, para una reconstrucción material, pero sobre todo moral...





Jorge Pérez Uribe

sábado, 23 de septiembre de 2017

IMÁGENES DEL SISMO, DESDE UN VIEJO




Antonio Maza Pereda



A pocos minutos del sismo, ya estaban corriendo hacia un edificio colapsado muchachos y muchachas, algunos con cascos, otros sin mayor preparación, para ver que se podía hacer. De camino fueron recogiendo cubetas, “decomisaron” tambores de basura y se pusieron a la faena. Ya después llegaría la Marina Armada, Policía, Ejército, los expertos. Sin rechazar a los voluntarios, los incorporaron a las labores. Una coordinación que no venía de la disciplina ni del entrenamiento, sino de las ganas de ayudar y de los corazones generosos, tanto de los voluntarios como de los profesionales.


De un pequeño conjunto, donde viven varias familias de la tercera edad, un viejo se acercó al desastre. Finalmente, después de mucho insistir, le dijeron que no se requería más ayuda. El viejo regresó lentamente a su casa, arrastrando los pies. “¿Qué te dijeron?”, le preguntaron otros viejos. ”Nada”, respondió. “Que ya no hace falta más ayuda. Parece que lo mejor que podemos hacer los ancianos es no estorbar.” Y se veía apesadumbrado.

Desde el primer día, amas de casa y familias empezaron a llevar alimentos: sándwiches, tortas, tacos y hasta guisados. Sin orden, pero con una gran generosidad. Pronto les empezaron a decir que había suficiente, que lo llevaran a otros lugares. Y pronto se dieron cuenta de que en centros de acopio no recibían comida preparada. Al tercer día ya estaban ofreciendo su comida a los transeúntes. “Llévensela, por favor. Gratuitamente. Ayúdennos para que no tenga que tirarse,” les decían.

Los jóvenes son la gran noticia de este sismo. Se organizaron solos, se llamaron por las redes sociales, se animaban e impulsaban unos a otros. Nuestros queridos “Millenials”, a los que tanto critican: que si dispersos, que si distraídos, que si poco comprometidos, que si hiperactivos. Y lo saben, por supuesto. Pero ante el dolor ajeno, reaccionaron con una prontitud y una generosidad admirable. Que Dios bendiga a los Millenials. Su solidaridad con los desconocidos, su esfuerzo, su constancia en los rescates los hace ser parte importante de los héroes y heroínas de este sismo. Este viejo que lo relata ha oído a muchos mayores criticándolos. “¿Qué clase de hijos le estamos dejando a este mundo?”, decimos algunos. Ya no lo volveré a decir. Con hechos me he convencido de que el mundo estará en buenas manos. Son, de veras, nuestra esperanza. Ojalá la solidaridad siga siempre en sus corazones. Nunca cambien.

Pocas oportunidades tenemos para tratar con militares. Hay una división artificial entre la sociedad civil y los militares, como si no fueran nuestros muchachos y muchachas. En este sismo, me toco estar dentro de un acordonamiento militar. Su trato siempre respetuoso, afable, firme cuando se requiere. Y, sobre todo, tomando riesgos por la población. Su trato entre ellos, no muy distinto del que tienen entre los jóvenes de su edad. “Fíjate, güey, es para el otro lado”, le decía uno a otro. Como nuestros chicos y chicas de su edad. Siempre corteses al responder el saludo, siempre dispuestos a dejarle el paso a un viejo. Solo siento una cosa. En todos los momentos en que hablé con ellos, ni una sola vez me acordé de decirles: GRACIAS. Y vaya que se las merecen. Me hago el propósito de no volver a omitirlo. Merecen nuestro agradecimiento, nuestro apoyo. Y no hay que regateárselo.

En las noches, cuando siguen oyéndose las sirenas y el ruido de la maquinaria, este viejo que les escribe, piensa: “¿Porqué no fui yo? Cualquiera de los niños y jóvenes muertos valían más que yo. Ellos tenían la vida por delante. Podrían haber hecho muchísimo, y ya no lo harán.” Un gran misterio. Nuestros criterios humanos nos llevan a pensar en el valor de una vida en términos de lo que se puede hacer con ella. Y eso es muy cierto, en gran parte. Pero no del todo. ¿Qué mensaje hay aquí? ¿Es que me queda algo por dar, un pendiente por cumplir, algo por aportar? ¿Debo de seguir en búsqueda?


viernes, 15 de septiembre de 2017

MIGUEL HIDALGO, RECTOR, PÁRROCO EN COLIMA Y SAN FELIPE (II)


Colegio de san Nicolás en la actualidad


“Mujeriego y jugador”



A inicios de la década de 1790 no era la política el principal interés del académico, sino uno entre muchos otros. Dialogaba con los intelectuales de Valladolid, de política con Riaño y otros, de negocios con comerciantes y empresarios, de música, o bien de sucesos familiares. Entre muchos de estos había aficionados a juegos de mesa, a los que no se rehusaba Hidalgo. En casa de Abad Queipo jugaba a la malilla. Entre los envidiosos por su ascendente carrera y de su parentela clerical, empezó a correr la voz de que estaba entregado al juego, aunque bien cumplía con sus múltiples compromisos. Su entonces amigo y después detractor Lucas Alamán recogió el rumor: “pues, aunque según se dice, el cabildo eclesiástico de Valladolid le flanqueó más adelante cuatro mil pesos para los gastos y propinas del grado de doctor, los perdió en juego en Maravatío , al hacer el viaje a México para solicitarlo”. Pero no hay rastro de tal préstamo e Hidalgo antes de morir comentó que “cuando intenté verificarlo, lo frustró la muerte de mi padre y después no insistí en hacerlo, porque tomé la resolución de no graduarme porque no pretendía colocación que lo exigiera”.

Se sabe que Miguel frecuentó durante un tiempo casi a diario “sin entender ni haber oído voz, otra alguna de que hubiese más en el caso” a María Guadalupe Santos Villa de cerca de 25 años, y a sus dos primas que vivían con ella. Más Guadalupe se fue de monja a Puebla, antes de que Hidalgo abandonara Valladolid.

Los biógrafos de Hidalgo, J. M. de la Fuente y L. Castillo Ledón, afirman que estando en Valladolid tuvo una hija Agustina y un hijo Mariano Lino, de parte de Manuela Ramos Pichardo. <<Pero la prueba en que se fundamentan no es segura y más bien sospechosa de falsedad. Se trata de hojas sueltas intercaladas en libros parroquiales de bautizos, esto es libro encuadernados con fojas de manera continua. Las hojas sueltas de los supuestos parientes de Hidalgo no corresponden a esa numeración. Esto implica que las hojas se intercalaron tiempo después de que el libro se hubiera utilizado en su totalidad. además los registros de la hojas sueltas son de fechas muy posteriores a los nacimientos de los supuestos hijos, el 27 de diciembre de 1826 y 23 de diciembre de 1836. No se trata de sus bautizos, sino de bautizos de supuestos nietos en que se dice que los abuelos son Miguel Hidalgo y Costilla y Manuela Ramos Pichardo. Para entonces el gobierno otorgaba pensiones a los descendientes de los próceres. Mencionar a los abuelos en un registro de bautizo no era necesario. Y hay un silencio elocuente: el proceso inquisitorial jamás hizo referencia a hijos de Hidalgo, a pesar de múltiples indagaciones. Además, en los libros de bautizo del tiempo en que estuvo Miguel en Valladolid no hay indicio alguno.

Muchos años después el periódico El Imparcial publicó un artículo anónimo titulado “La familia Hidalgo y Costilla”, que comienza diciendo: “El invicto héroe de nuestra Independencia tiene descendencia directa. Esto jamás se ha sabido púbica y notoriamente; pero en la actualidad podemos asegurarlo, puesto que la misma familia nos lo refiere”. La fuente del periodista era la señora Guadalupe Hidalgo y Costilla, supuesta nieta de don Miguel en cuanto hija de Mariano Hidalgo y Costilla y de Petra Aboytes. Mariano era el supuesto hijo del prócer Miguel Hidalgo y Costilla y de Manuela Ramos Pichardo, hija de José María Ramos, tendero del portal de Mercaderes. El artículo se centra en datos sobre la vida del tal Mariano, al que considera notable insurgente. Al final dice que el señor Ortiz de Montellano es el depositario de los documentos que prueban el positivo origen de don Mariano, que es hijo y no hermano de don Miguel Hidalgo y Costilla”.

El primer problema de esta revelación es que no se han mostrado esos documentos. Segundo, la existencia de tal insurgente tampoco se ha demostrado. Tercero, el artículo asienta un dislate mayúsculo al decir que “don Miguel jamás tuvo un hermano que se llamase Mariano”. Cuarto, otra falsedad señala entre los hermanos de don Miguel a un Felipe. Quinto, hace dos afirmaciones tan gratuitas como incongruentes con la documentación auténtica: que “desde 1802, en plena juventud, ella [Manuela Ramos] remitía considerables sumas a Hidalgo para que se buscase adeptos”. y que “era además [la misma Manuela] conducto seguro para hacer llegar sin sospechas a las manos de ciertos jefes superiores como Morelos importante correspondencia. Pregonando tales novedades doña Guadalupe había logrado conseguir una pensión de cien pesos mensuales del tesoro nacional.>> [1]


Mucho trabajo y satisfacciones académicas, pero pocos ingresos


<<A pesar de las múltiples satisfacciones en la cátedra, en la rectoría y en la vida social, Hidalgo estaba inconforme con sus ingresos, pues sus mismas relaciones lo obligaban a mayores gastos y la orfandad de sus hermanos menores lo compelía a concurrir a su sostén. Era demasiado pronto para esperar grandes proventos de la hacienda de Manuel, y más bien había que pagar réditos de los préstamos obtenidos: los 20,000 pesos de Corralejo, que no había terminado de pagar su padre, y a los 6,000 pesos que él se había echado a cuestas.

El monto total de los ingresos anuales de hidalgo como rector era de 1,153 pesos, integrados así: por el puesto de rector, 300 pesos; por la cátedra de teología escolástica, 300 pesos; por la cátedra de teología moral, 250 pesos; por el porcentaje como tesorero, 303 pesos; por la Sacristía Mayor de Santa Clara, 100 pesos; por la capellanía obtenida a últimas fechas, cien pesos. Buenas entradas para un individuo recluido, sin deudas, ni determinación de gastar y ayudar a nadie.


La vía para acceder a mayores ingresos era lograr un beneficio parroquial. Joaquín ya los había obtenido y así participaba en la distribución del diezmo. Miguel se había atrasado. Si además de rector fuera canónigo, perfecto, a quedarse en Valladolid. Pero tales beneficios catedralicios solían darse a los peninsulares o a un criollo noble o a uno muy ameritado y con doctorado. Por ello, siempre que se habría concurso para beneficios parroquiales, prácticamente todos foráneos, Miguel se apuntaba. Y así lo volvió a hacer cuando estaba en la cumbre de la rectoría>> [2].


Párroco en la villa de Colima




Finalmente obtuvo un interinato en Colima, parroquia de una villa de españoles, que no pueblo de indios, cuyos ingresos superaban los 3,000 pesos. Como el interinato implicaba que en cualquier momento pudiera ser removido, presentó su entrega de la rectoría y la tesorería solicitando se entendiese con ese mismo carácter de interinato. Como no disponía de dinero para tan largo y costoso viaje, pidió se le entregasen los intereses acumulados de la capellanía a recibir.

Hidalgo dejó Valladolid el 9 de febrero de 1792, arribando a Colima un mes después, tomando posesión el 10 de marzo de manos del sacristán mayor Francisco Ramírez; contando con la ayuda de tres vicarios para una población de unas 7,500 personas, de las que más de 4,000 radicaban en la villa y el resto en haciendas y ranchos aledaños. Los españoles criollos y peninsulares, ascendían a 2,600, el resto eran mulatos y algunos mestizos.


Las funciones de un párroco 



Entre estas estaban las de juez eclesiástico, especialmente en trámites matrimoniales. Debía estar al pendiente de que los sacerdotes del rumbo contaran con las licencias eclesiásticas para celebrar, confesar y predicar, para lo cual tendría que aplicar exámenes periódicos. Debería seguir las amonestaciones para certificar la idoneidad y conducta de aspirantes a órdenes sagradas. De manera rutinaria firmar certificaciones, como las copias de partidas de bautizo. En cuaresma debía estar al pendiente de que toda feligresía en edad de hacerlo cumpliera con los preceptos de confesarse una vez al año y comulgar por Pascua, lo que implicaba elaborar un padrón de cumplimiento. Por esos día debía mandar traer de la Catedral de Valladolid los santos óleos utilizados para los sacramentos del bautismo, confirmación y unción de los enfermos, mismos que se consagran en la misa de crisma del Jueves Santo, exclusiva del Obispo. La contabilidad de la parroquia había de llevarse escrupulosamente, presentando ingresos y egresos con toda claridad y periodicidad, entre otras cosas, para proceder a la aplicación de descuentos por contribuciones a las que estaban sujetas varias parroquias. Debía la parroquia concurrir periódicamente al Colegio de Niñas de Santa Rosa de Valladolid. <<Al respecto, el 18 de agosto Hidalgo firmó la relación de emolumentos y gastos del curato colimense y lo mandó a Valladolid con el importe de la contribución. De tal modo pudo precisar que efectivamente él, cómo párroco, percibiría al año por tales emolumentos alrededor de 2,300 pesos, a lo que sumaba la participación en el diezmo, la cual andaba en el rango de 1,250 pesos anuales; en total mil más de lo que con tanto esfuerzo lograba en Valladolid. Sin embargo la participación en el diezmo debía esperar su recolección o los frutos de su arrendamiento, y luego la compleja repartición y contabilidad de la masa decimal.>> [3]

Sucedió por entonces que quedó vacante el beneficio en propiedad de la villa de San Felipe y en la mitra de Valladolid se dispuso la asignación al interino Miguel Hidalgo. El beneficio importaba más de mil pesos que el de Colima y estaría cerca de su hermano Joaquín, nombrado cura de Dolores, y no lejos de sus parientes del rumbo de Pénjamo. Solicitó dos préstamos de 600 pesos y uno de mil pesos para efectuar el largo viaje.


Párroco en San Felipe ("torres mochas")


El 24 de enero de 1793 Hidalgo tomaba posesión del curato y juzgado eclesiástico de la villa de San Felipe, cuyo territorio formaba parte de la cuenca del río de la Laja, que nace en su término, al pie del cerro del Fraile.

Además de la cabecera, la jurisdicción de San Felipe contaba con 21 haciendas y 58 ranchos. No había pueblo de indios, sin que ello significara la inexistencia de indígenas. Su población era de 2,870 familias que hacen 11,828 personas, sin contar los de haciendas y ranchos, ni los niños.

Contaba Hidalgo con 7 clérigos bachilleres y estaba además el notario del juzgado eclesiástico, José Mesa Buenaño, algunos de los cuales serían examinados por Hidalgo para comprobar su actualizada idoneidad para ejercer el ministerio. Cuando algunos de ellos tuvieron problemas, el párroco salió en su defensa. Un acusador fue el alcalde José Joaquín Alderete, de cuyas acusaciones no se escapó el mismo Hidalgo.

En el ambiente clerical de Miguel, contaban también las parroquias cercanas, comenzando con la de Dolores, cuyo párroco, por segunda vez desde 1786 era su tío José Antonio Gallaga. No obstante el tío falleció a principios de 1793 y en febrero de 1794 su hermano Joaquín, tomó posesión de la misma parroquia. Sin duda algunos clérigos comentarían que aquello ya parecía feudo familiar.



El asenso paterno [4]


Como parte de las Reformas Borbónicas, Carlos III en una Pragmática de Casamientos, exigió el asenso paterno como requisito indispensable para la celebración del matrimonio, a lo que se opuso la Iglesia puesto que atentaba contra la libertad e inventaba un nuevo impedimento. La protesta fue fallida, pero muchos párrocos incumplieron y siguieron casando con o sin aquel asenso. Si bien los hijos eran los que debían solicitar el consentimiento, no faltaba que otras personas o parientes lo solicitaran. <<Carlos IV mediante cédula prohibió esto último y apremió el cumplimiento de la Pragmática de Casamientos. El cura de San Felipe recibió en febrero de 1793 copia de la cédula de Carlos IV.

Esta intromisión de la Corona en el matrimonio, hasta entonces jurisdicción preponderante de la Iglesia, no fue sino una de tantas disposiciones del reformismo borbónico con miras a un mayor control de la Iglesia. Esta y otras órdenes partían de Madrid, llegaban al virrey y de ahí a los obispos de la vasta monarquía, los cuales por sí mismos o a través de sus vicarios generales las comunicaban a los párrocos, quienes les daban cumplimiento, como hubo de hacerlo Hidalgo.>> [5]

Más control de la Corona sobre la Iglesia


Los Reyes Católicos crearon la bula de la Santa Cruzada para financiar la reconquista de Granada y quedó como una contribución para defender la fe católica en los vastos territorios de la Corona. El que daba la limosna recibía una boleta que lo acreditaba como buen cristiano y como las sumas implicaban un título de dinero debían de proporcionar fiadores. Los reyes borbones -no muy piadosos- reactivaron este medio de recaudación y como algunos párrocos del Obispado de Valladolid no remitían puntualmente cada seis meses el dinero de las boletas distribuidas, ni devolvían las sobrantes, además de que no cuidaban que los fiadores funcionaran como tales, el tesorero de la Real Caja de Valladolid se quejó con el intendente y éste con el virrey, quien encargó al obispo el debido cumplimiento en abril de 1793. Hidalgo recibió la circular el 2 de mayo.

Otra circular generada por Madrid a los intendentes, de allí al obispo o vicario general, y de éste a los párrocos fue la de la remisión de datos acerca de hospitales fundados por cada parroquia, misma que Hidalgo recibió el 16 de marzo de 1793

<<En el horizonte de las reformas borbónicas la facultad y control de los recursos económicos era prioritario. Al efecto, el virrey urgió a los obispos, y por medio de ellos a los párrocos, para que en plazo perentorio entregasen relación pormenorizada de ingresos y egresos de la parroquia. El obispo tenía y expuso motivos diocesanos para requerir la estadística: el Seminario o Colegio Tridentino de San Pedro se sostenía gracias a una contribución impuesta sobre los montos totales de cada beneficio curado, la mayoría parroquias. Se redactó, pues, una circular en ese sentido, misma que Hidalgo recibió el 21 de mayo de 1795.

La progresiva bancarrota del imperio español trataba de frenarse exprimiendo recursos a los reinos de ultramar convertidos en colonias. Una disposición recibida sin entusiasmo alguno por la iglesia vallisoletana fue la relativa a un nuevo impuesto no gravado a la Iglesia, pero en el que tenía que ver: la nueva disposición versaba sobre legados y herencias. Al efecto los párrocos deberían de remitir mensualmente a los ministros de cajas reales o administradores de rentas razón de los entierros de quienes fallecieran con disposición testamentaria […] la razón mensual debería incluir también la lista de las personas que fallecieran intestadas.>> [6]


El ministerio parroquial


<<Hidalgo sabía que las responsabilidades de un párroco consistían esencialmente en predicar, auxiliar espiritualmente a enfermos sobre todo graves, socorrer a los pobres y dar buen ejemplo.

La predicación le gustaba: dejó varios sermones escritos y era un reto para él adaptar sus saberes y su mensaje cristiano al común del pueblo. Las exhortaciones morales consistían en una larga perorata en cada sermón Hidalguense a los feligreses de San Felipe, “a quienes continuamente explicaba las terribles penas que sufren los condenados en el infierno, a quienes procuraba inspirar horror a los vicios y amor a la virtud, para que no quedasen envueltos en la desgraciada suerte de los que mueren en pecado: testigos las gentes todas que me han tratado, los pueblos donde he vivido.”

En cuanto al auxilio espiritual proporcionado a enfermos y moribundos, Hidalgo puso el mayor cuidado durante los años de su ministerio, sufriendo “las mayores fatigas varias veces en el tiempo que he sido cura, sin temer soles, fríos y asperezas, distancias y pestes, porque [mis] feligreses no pasaran sin ella [la confesión] a la eternidad”.

Una de tales pestes de la de viruela de 1797-1798, que asoló casi toda la intendencia de Guanajuato y, desde luego, a la región de San Felipe.>> [7]

La mayoría de los bautizos no los administró Hidalgo, sino los tenientes de cura como era la costumbre, debía de certificar el registro de cada bautizo, aunque no hubiera estado presente en ellos.

El párroco no estaba obligado a celebrara cotidianamente la misa, sino solo el domingo y ciertos días de solemnidad religiosa. Las misas cotidianas eran oficio de tenientes y capellanes, pero debía estar al pendiente de las misas mandadas celebrara por particulares. El estipendio por la intención de una misa era de cincuenta centavos.

Si bien estaba en contra de supersticiones o exageraciones devocionales, no dejó de molestarle la instrucción del virrey a los obispos de 1798, ya que parecía que la Corona andaba de sacristán.


<<La pasión del libro


Había, pues, en San Felipe número bastante de clérigos para atender los servicios religiosos; de tal manera Hidalgo disponía de tiempo para dedicarse a dos de sus aficiones favoritas: la lectura y la música. Siguió leyendo a Cicerón, y de este orador paso a interesarse por los griegos Esquines y Demóstenes. Más consciente de ser el mejor teólogo del obispado, no quiso empolvarse y así nunca se le cayó de las manos su teólogo preferido, Serry, en tanto profundizaba en dos expositores de la Biblia: Agustín Calmet y Natal Alexandro, conforma al criterio de retorno a las fuentes de la teología positiva que había pregonado en su disertación.

La crítica iba a la par de la apologética, así que durante la estancia en San Felipe continuo su cultivo, cobrando especial admiración por las obras en francés de Jacobo Benigno Bossuet, Historia de las variaciones de las iglesias protestantes y Declaración del clero galicano.

Otro criterio de la teología positiva fue la historia: ya conocía la Historia Eclesiástica de Claudio Fleury, pero ahora gozaba en repasarla, al parecer tanto en francés e italiano. Y por concomitancia pasó a leer en francés Historia Antigua en el texto de Carlos Rollin, e historia universal en los Elementos de historia general, antigua y moderna de Xavier Millot, Historia de la literatura del abate Andrés, así como un libro de historia muy particular, Causas célebres e interesantes de Francisco Gayot de Pitaval. Tampoco dejó de lado la historia patria, pues en aquel tiempo aprendía en italiano la Historia antigua de México de Clavigero. Así buena parte de su estancia en san Felipe la pasó “estudiando historia, a lo que se ha dedicado con empeño”.

Y como sentía orgullo de su origen rural, le gustó leer en francés la Historia natural del conde de Buffon, y en latín los poemas del Predio rústico de Jacobo Vaniere. Más como sabía que en la vida de campo no todo era placidez bucólica sino un mundo que dependía cada día más de tratos comerciales, se inició en Las lecciones de comercio, o sea, de economía civil, obra italiana de Antonio Genovesi. Todavía más: Hidalgo se aficionó grandemente a la literatura florecida en el siglo del Rey Sol. Las fábulas de Juan de la Fontaine, así como el teatro de Racine y el de Moliere, lo apasionaban al grado de meterse de traductor de algunas obras como El Tartufo. De tal suerte el párroco sanfelipeño pasaba la mayor parte del tiempo en asuntos de la parroquia y en sus lecturas, aunque con escasas personas podía compartir todo ese caudal de conocimientos. Uno fue el novel sacerdote Martín García de Carrasquedo, a quien ya conocía desde Valladolid y que llegó como vicario hacia 1797; sin ser su discípulo, admiraba mucho a Hidalgo, gustaba de escucharlo y preguntarle.>> [8]


Hidalgo “el emprendedor” 


Cuando se escribieron las biografías de Hidalgo aún no estaban en boga conceptos como la “visión empresarial” ni el de “emprendedor”, de los cuales participó Hidalgo plenamente, promoviendo el teatro, la música y las fiestas, y endeudándose para ayudar a su familia. Si para los griegos existía un hado o fuerza desconocida que obra irresistiblemente sobre los dioses, los hombres y los sucesos; diríamos que Hidalgo en forma no planeada se fue preparando y asumiendo riesgos cada vez mayores, pero que fueron tergiversados por sus contemporáneos y han servido de temática para historias fantasiosas y mediocres películas en la actualidad.


La comedia El Tartufo, crítica social y política



El Tartufo es una divertida comedia de Moliere, que crítica la doble moral de la sociedad de esa época y cuya puesta en escena indudablemente llevaba la intención de hacer reflexionar a la población de San Felipe sobre ello. El personaje de Tartufo es la encarnación del falso devoto, del hipócrita, que finge ser devoto para medrar y así hace caer al señor de la casa Orgón en sus engaños. Deshace el compromiso de su hija Valeria para obtener su mano y por otra parte intenta seducir a su esposa Elmira. Su hijo Damis denuncia a Tartufo, pero lo que consigue es ser desheredado. 

<<La negativa de Orgón al matrimonio de su hija con Valerio y la consiguiente imposición de Tartufo venían muy a propósito en la Nueva España a fines del siglo XVIII. Como vimos por una disposición de la Corona española –la Pragmática de Casamiento- se impedían los matrimonios contra la voluntad paterna. Con sarcasmo e ironía Dorina crítica la debilidad de Mariana, que no quiere enfrentarse a su padre a pesar de amar a Valerio: “No, una hija debe obedecer siempre a su padre, incluso si pretende darle un mico por esposo” […]

Uno de los rasgos que de la obra que más debieron impresionar a Hidalgo fue cierta semejanza con lo que acontecía por aquellos días en la monarquía española […] La ceguera de Orgón es perfectamente comparable a la estupidez de Carlos IV, que levantó de la nada a Godoy, lo hizo su ministro, lo colmó de honores y se complacía en verlo continuamente al lado de su mujer. El disgusto de Damis y haber sido desheredado prolongaban el paralelismo con Fernando VII>> [9]


Tiempos de revolución en Francia y su repercusión en Nueva España


Cuando se habla de Hidalgo, casi se prescinde decir que fue contemporáneo de los movimientos sociales que cambiaron el curso de la historia: la Independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa, acontecimientos que hicieron vibrar cuerpos y espíritus, no nada más por la decapitación de reyes y nobles, sino también por la persecución de clérigos, religiosos y católicos en general. Y por otro lado, sin fundamento, se le pone como asiduo lector de la Enciclopedia Francesa, y de las obras de Voltaire, Robespierre, Rousseau, etc.

La Revolución Francesa casi coincidió con la muerte de Carlos III (14 de diciembre de 1788) y la sucesión de su hijo Carlos IV y fue un shock para la Corona española, por los lazos de parentesco y la similitud del despotismo ilustrado con que se gobernaba en Francia.

Como primeras medidas la Corona española, decidió suprimir las noticias procedentes de Francia (la Gazeta de Madrid no mencionó la convocatoria y reunión de los Estados Generales. Este silencio continuó durante tres años. Mientras tanto, en España y sus colonias se celebraba con gran fasto y toros la coronación de Carlos IV. Pero al igual que los libros franceses, las noticias llegaban a través de la prensa extranjera. Por ello le pareció preciso al conde de Floridablanca dar órdenes a los oficiales de Aduanas y a la Inquisición para que retuviesen cualquier información que llegara de Francia. Los informes subsiguientes dieron noticia de la gran difusión que ya había alcanzado la propaganda revolucionaria. Y tal difusión continuó en los años siguientes, a pesar del recrudecimiento casi obsesivo de las medidas tomadas como:

· El control sobre extranjeros (20 de Julio de 1791)
· La supresión de periódicos no oficiales (24 de Febrero de 1791).
· El aumento de los poderes de la Inquisición.

No obstante lo anterior hacia finales de 1792, Hidalgo se enteró del derrocamiento de Luis XVI y de la instauración de la república. En la primavera de 1793 llegó a Nueva España la noticia de la decapitación de de Luis XVI, y en junio, la declaración de guerra a Francia.

<<El regicidio era tema abordado por varios teólogos, particularmente de la escolástica española, bien que el despotismo ilustrado, desde la expulsión de los jesuitas, había procurado eliminar de cátedras y bibliotecas a Francisco Suárez, el connotado tratadista del tiranicidio al que ya nos referimos al hablar de la biblioteca de San Luis de la Paz que llegó a San Nicolás.

El intento de acallar esas doctrinas fue vano porque en virtud del método escolástico muchos actores exponían, bien que de manera muy sucinta, la doctrina suarecista, entre ellos Billuart, cuyo texto había seguido Hidalgo en sus años de magisterio según vimos.




Guerra contra la nación regicida


El prelado de Hidalgo, Antonio de San Miguel, al parecer fue el primero del episcopado novohispano que públicamente trató la funesta noticia de la decapitación del rey francés en una carta fechada en Valladolid de Michoacán el 1 de julio de 1793. Comienza arremetiendo contra las “numerosas turbas de estos filósofos libres […] congregación de inicuos, parte infecta de la nación francesa” que con seducción y manejos criminales hace “la guerra más inhumana y cruel a la iglesia católica”, destruyendo y trastornando “todas las naciones e ideas recibidas de subordinación, de buenas costumbres y de religión, con que hasta entonces se habían hecho felices y respetables los franceses”. Pasa luego el obispo a calificar la decapitación de Luis XVI: “el delito más atroz y execrable; delito que ha manchado para siempre toda la gloria de una nación augusta”. Denuncia enseguida la labor de los agentes revolucionarios esparcidos por diversas naciones, aduciendo que las victorias de la Francia revolucionaria “se debían más a la seducción que a la fuerza”. En tal forma, a Francia se le ha formado “un concepto excesivo de su poder, a una nación tan susceptible a estas impresiones por la ligereza y presunción que le son características”. Expone el obispo la necesidad de que los clérigos colaboren en la guerra, contribuyendo económicamente por sí mismos y exhortando a todos los fieles para ello. Concluye con una muy concreta disposición administrativa: todos los excedentes de varias corporaciones religiosas (hermandades, congregaciones y cofradías) se aplicarán a los gastos de guerra. Esta carta pastoral, además de ser conocida y apreciada por futuros insurgentes, da el tono, en cada aspecto tratado, de otras muchas pastorales tanto de España como de las colonias.

Hidalgo, pues, recibió a los pocos días la pastoral y hubo de ocuparse de reunir el dinero solicitado, amén de su donativo personal, grano de arena en la importante suma de millones que pronto enviaría el virrey a la Península. Tampoco tardó en enterarse el cura de San Felipe que el cabildo eclesiástico de Michoacán había promovido una solemne procesión y rogativas especiales “porque su Divina Majestad conceda a nuestro católico monarca acierto en sus providencias y felicidad en sus armas en la guerra contra Francia”.

Se desató entonces, atizada oficialmente, una intensa francofobia en todo el imperio español […]

La beligerancia contra Francia, otrora aliada, fue una especie de despertar, pues no se trataba solamente de una guerra como las anteriores. Ahora se declaraba como un sacudimiento de instituciones y espíritus. Sobre la información bélica se dieron a conocer detalles de la campaña del Ejército español, triunfante en los inicios del enfrentamiento. Más luego sobrevino en contraataque francés no sólo en el campo de batalla, expulsando a los españoles del Rosellón, sino también en el terreno de las ideas mediante una intensa difusión de principios subversivos.

En efecto, ya habían brotado en Nueva España síntomas de contagio revolucionario. Por agosto de 1794 aparecieron en la Ciudad de México varios pasquines que aplaudían la Revolución Francesa […]

Tales pasquines comentados seguramente por Manuel Hidalgo a su hermano Miguel, pusieron en alerta al virrey, que instrumentó averiguaciones y, como resultado de ellas, se descubrió una conjura que por su deficiente organización e inmediato sofocamiento no tuvo trascendencia. Más la simpatía por la Francia revolucionaria no se reducía al anonimato de los pasquines […]

Las autoridades de Nueva España pulsaron la necesidad de reafirmar su adhesión a la Corona y su disposición de cooperar en la guerra, alentando discursos e impresos en esa línea, de los que Miguel y Joaquín Hidalgo hubieron de conocer varios, tanto más que Manuel, su hermano, que trabajaba en la Inquisición, cuyo celo por la integridad ideológica de la monarquía estaba desatado. Celebró una auto de fe en el cual fueron penitenciados varios reos simpatizantes de ideas revolucionarias, entre otros Juan Laussel, un cocinero de Montpellier que lo había sido también del virrey conde de Revillagigedo>> [10].


Tras la derrota de España, frustración y desencanto





<<Grande fue la desazón de los vasallos de la Corona española conscientes de los sucesos en Europa cuando se enteraron del retroceso de las armas españolas en su lucha contra Francia. Así fue el tono de la circular del obispo San Miguel que Hidalgo recibió el 23 de enero de 1795. La grave preocupación de su querido prelado era patente:

[…] el enemigo todavía prevalece, parece que sigue haciendo progresos en las armas y en la seducción. Ha invadido nuestras fronteras y ha transmitido los venenosos hálitos de su doctrina a estos países que considerábamos exemptos por la distancia y por la piedad de sus habitantes; y aunque sufocados en tiempo por especial protección de la soberana patrona de este reino, Nuestra Señora de Guadalupe, aún se deben temer sus efectos.

En noviembre de 1795 autoridades y cuantos en Nueva España estaban pendientes de los acontecimientos, se enteraban no sin sorpresa y confusión que España se veía forzada a entablar la paz con la Francia revolucionaria mediante el tratado de paz de Basilea, quedando claro que los millones de pesos enviados a la Península no se habían empleado con éxito. Al mismo tiempo se confirmaba el desprestigio moral de Carlos IV, pues no pocos gachupines estaban vinculados con los enemigos de Godoy, cuyo encumbramiento criticaban sin dejar de señalar la escandalosa relación con la reina. La habilidad del engaño, convirtiendo la derrota en ventaja, también traía la noticia de que el ministro, cuñado de Branciforte [11], se había convertido en Príncipe de la Paz: la apoteosis del Tartufo. Más hubieron de celebrar el suceso como beneficio, pues finalmente llegaba la paz. El obispo San Miguel, por disposición del virrey, mandó circular a los párrocos para que se cantara Te Deum y se celebrara misa de acción de gracias. El tono de la circular es de formalidad y desencanto. Hidalgo la recibió el 30 de enero de 1796.

Tales acontecimientos serían decisivos en la consciencia de no pocos criollos porque se hacía patente la debilidad de la Madre Patria, lo relativo que eran las condenaciones lanzadas en fechas recientes contra Francia y el desprestigio del rey ante el papel escandalosamente creciente del favorito de la reina.

La alianza con Francia envolvió a España en las guerras napoleónicas. Crecieron los requerimientos económicos: al efecto la Iglesia hubo de participar en los donativos a la Corona para sus ingentes necesidades. Uno de tales donativos fue enviado por Hidalgo el 18 de julio de 1799: 59 pesos proporcionados por él y los eclesiásticos de su jurisdicción.

Godoy anduvo incluso en los trámites y alianzas que implicaba el matrimonio del príncipe de Asturias, Fernando, con María Antonia, princesa de Nápoles, acontecimiento que ameritaba celebrar religiosa y profanamente. Y los obispos dieron la noticia e indicaciones en respectivas circulares. Los Hidalgo se enteraron por junio de 1803.>> [12]
Estos acontecimientos afectaron profundamente a Hidalgo. No fue la seducción de la ideología de la Revolución Francesa, fue la profunda decepción de la monarquía que gobernaba a la Nueva España, que exprimía a sus súbditos para luchar contra los “asesino inicuos” y luego ante su ineficacia en la guerra,  pactaba la paz y se adhería a ellos. La Corona, pues, abandonaba a sus súbditos a “la guerra más inhumana y cruel a la iglesia católica”. Entonces Hidalgo cambió y se volvió un duro crítico de la Corona española.


Jorge Pérez Uribe


Notas:
[1] Carlos Herrejón Peredo, Hidalgo: maestro, párroco e insurgente, Ed. Clío, libros y videos, S.A. de C.V., México, 2014, págs.64,65 
[2] Ibídem, págs.65,66 
[3] Ibídem, págs.70, 71 
[4] Del verbo asentir: Admitir como cierto o conveniente lo que otra persona ha afirmado o propuesto antes. R.A.E. 
[5] Ibídem, págs.87,88 
[6] Ibídem, págs.88,89 
[7] Ibídem, pág.89 
[8] Ibídem, págs.93,94 
[9] Ibídem, págs.97,98 
[10] Ibídem, págs.101,104 
[11] Miguel de la Grúa Talamanca de Carini y Branciforte, 1er Marqués de Branciforte, 53º virrey de la Nueva España, considerado por muchos como uno de los virreyes más corruptos de la historia del virreinato 
[12] Ibídem, págs.104,105

sábado, 9 de septiembre de 2017

LIBRO: UNA HISTORIA DE LA IGLESIA




Carmelo López-Arias

Angela Pellicciari es doctora en Historia Eclesiástica y profesora de Historia de la Iglesia en los serminarios Redemptoris Mater. Se ha especializado en dos fenómenos conexos: el Risorgimento que desembocó en la unidad de Italia a costa de los Estados Pontificios, y el papel de la masonería en la política contemporánea.

Acaba de publicar en la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos) Una historia de la Iglesia, un libro que tiene aquella virtud que tanto valoraba el romanista y carlista Álvaro d'Ors (1915-2004): la virtud de una humilde parcialidad. Esto es, y sin merma del rigor en los datos y en su documentación, y en la justificación de cada aserto, la sinceridad de escribir amando aquella realidad de la que se escribe. La Iglesia, en este caso. Y amarla combativamente, apologéticamente, para lavar su rostro de manchas que no le corresponden. 

-Dice que lo que se cuenta de la Iglesia no tiene nada que ver con lo que ha vivido en ella y con lo que conoce como historiadora... 



Angela Pellicciari

-Yo vengo del ateísmo y del 68. Cuando conocí la predicación de Kiko y Carmen [iniciadores del Camino Neocatecumenal] me di cuenta de que todo lo que sabía sobre la Iglesia era falso. Como historiadora he podido documentar que las palabras de León XIII en 1883 eran literalmente ciertas: la llamada ciencia histórica se ha convertido en una conjura contra la verdad (Saepenumero considerantes). ¡Eso no quiere decir que todos los hombres de Iglesia sean santos! Sin embargo, la mayoría de los que conozco, y son muchos, viven y mueren santamente. La de la Iglesia es una historia interminable de persecuciones, violencias, mentiras, calumnias. 

-¿Alguna calumnia actual? 
-Un ejemplo vale por todos: se han proyectado sobre la Iglesia y sobre su historia las características islámicas. En las últimas décadas, el islam se describe como tolerante, mientras a la Iglesia se la presenta como violenta, opresora, intolerante. Se cuenta la leyenda de los cruzados movidos por el deseo de conquista, por el deseo de botín. Se han proyectado sobre los cristianos las costumbres de los musulmanes: la propaganda anticatólica, bajo la máscara de ciencia histórica, ha invertido las cartas sobre la mesa. 

-En Una historia de la Iglesia pone las cosas en orden... 
-Estoy contenta de que mi historia de la Iglesia se publique en español, porque me enfrento una a una a las mentiras que sobre la Iglesia y sobre los católicos se han escrito y divulgado, comenzando por las lanzadas contra la historia de la católica España, y son muchas. 

-¿Cuál es la constante en esos dos mil años de ataques a la Iglesia? 

-La Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Satanás odia a Cristo. Contra Él nada puede, pero sin embargo puede intentar hacer daño a los cristianos. Jesús lo dice claramente: me han perseguido a mí, os perseguirán también a vosotros (Jn 15, 20). Y es lo que puntualmente sucede. El ataque a la Iglesia tiene lugar siempre en dos frentes: el externo y el interno. Desde fuera, con la violencia de las persecuciones y el terror que desencadenan. Desde dentro, con el ataque al magisterio por medio de la herejía. 

-¿Cuál es la defensa? 
-Contra ambos enemigos, contra los engaños del demonio, la Iglesia se ha defendido siempre con la oración, el ayuno y la limosna, buscando consuelo en el Señor. También se ha defendido con la apologética, esto es, con la directa y atenta refutación de las calumnias y de las acusaciones que a través del tiempo le han dirigido los poderes del mundo. 
-¿Cómo resuelve la Iglesia su perpetua lucha contra la mundanización? 

-Pienso que el modo correcto de vivir es el indicado por el Evangelio. Estamos llamados a ser ciudadanos del cielo, a estar siempre en tensión hacia Dios: “Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 48), “amad a vuestros enemigos, haced el bien a quienes os odian” (Lc 6, 27). A lo largo de los siglos, el Espíritu Santo siempre ha suscitado carismas que, en los diversos contextos, han encontrado el modo de hacer actual el Evangelio haciendo de los cristianos hombres celestiales. 

-¿Comparte la idea de algunos historiadores de la Iglesia y del pensamiento, de que la gnosis es el fondo común a todas las herejías de todas las épocas? 
-Sí. En el tercer capítulo del Génesis, la Biblia cuenta cómo “el mentiroso”, el que divide y odia al género humano, Satanás, engaña a Eva con el pretexto del conocimiento. O mejor: con el pretexto de un falso amor al conocimiento que, en realidad, responde a un deseo de poder que procede de la envidia del poder por excelencia que es Dios. Si vosotros decidís lo que está bien y lo que está mal, sugiere Satanás a Eva, seréis como Dios, porque podréis, como Él, definir el bien y el mal. De esa pretensión del hombre de establecer el bien y el mal surgen las incontables violencias contra la Iglesia y todas las revoluciones y las injusticias que han llenado la tierra de violencia y de sangre. 




La hipótesis gnóstica de un conocimiento reservado y revelado solo a los iniciados está en la base de la voluntad de poder masónica y determina su estructura jerárquica.

-¿Cuál es el peor enemigo que ha tenido la Iglesia? 
-A mi modo de ver, el mayor daño se lo ha hecho y continúa haciéndoselo la gnosis. Y por tanto, en los tiempos modernos, la masonería, que por lo demás tiene sus raíces en la revolución protestante (basta pensar en que el autor de las constituciones masónicas es James Anderson, un pastor presbiteriano). La voluntad de poder que se esconde tras las bellas palabras de libertad e igualdad genera la destrucción de las más elementales formas de humanidad. Basta ver lo que ha pasado en la época de la revolución francesa, del liberalismo, del comunismo y del nazismo. Y lo que está sucediendo hoy (y continuará sucediendo) con la transformación en derecho, en ley, del deseo individual. De cualquier deseo individual. 

-¿Qué dijo la Iglesia de la masonería? 
-De 1738 a 1903, esto es, de la primera condena de la masonería por Clemente XII a la muerte de León XIII, que escribe decenas de cartas contra la masonería, el papado desempeña una gran función profética: los papas ponen en evidencia los peligros, las contradicciones, el absolutismo, el cinismo, al ataque frontal a la Iglesia, el satanismo de las diversas obediencias masónicas, buscando de esta forma evitar a los reyes y a los pueblos la catástrofe de caer bajo la influencia de las sectas. Con León XIII concluye el precioso magisterio pontificio contra las sociedades secretas. Todo lo que se podía escribir y decir al respecto ya estaba dicho y escrito. 

-En su libro apunta al modernismo como el gran error moderno... 
-Pío X condena el modernismo, que no es sino el ataque mortal a la Iglesia dirigido desde dentro (y por tanto más peligroso, al estar camuflado) en nombre de principios que son los mismos que los de las logias, comenzando por el relativismo. Esto es, la posibilidad de la evolución del magisterio, modelando la Iglesia (cuya institución es divina, esto es, perenne) según las características de la sociedad civil. 

-¿Perdura ese error? 
-Hoy el ataque al magisterio lo lanzan abiertamente los mismos exponentes del clero, incluso a los máximos niveles. 

-¿Qué hacer? 
-¿Cómo afrontar este peligro? Con el heroísmo de la fe y la plena confianza en Dios. Dicho en otros términos: con buena voluntad y la ayuda del Espíritu Santo. Y con el estudio. 

-Y con el estudio como apologética, ¿con qué argumento justificaría que la Iglesia es santa y divina? 

-Uno por encima de todos: a pesar de las persecuciones sufridas, las torturas, las calumnias, las injusticias, las infiltraciones heréticas en su interior, la Iglesia continúa viva. En estos meses, por poner un ejemplo, miles de hermanos del Camino Neocatecumenal, hombres y mujeres, chicos y chicas, sacerdotes y seminaristas, han ido y van de dos en dos, sin dinero, sin teléfono móvil, sin nada (justo como Jesús mandaba a los apóstoles) a anunciar a todo el mundo la victoria de Cristo sobre la muerte. Un hecho heroico, bellísimo, que da testimonio de la juventud y del impulso vital de la Iglesia católica. 

-Los enemigos caen y la Iglesia permanece... 
-En el Evangelio de Mateo, Jesús profetiza a Pedro que las fuerzas del infierno no prevalecerán: non praevalebunt (Mt 16, 18). El conocimiento de la historia de la Iglesia muestra cómo se ha verificado la promesa de Cristo: a pesar del horror de las persecuciones y de la multitud de los mártires en todo tiempo y lugar, los enemigos de Cristo no han prevalecido. 
El 14 de abril de 2012, Daniel Jenky, obispo de Peoria (Illinois, Estados Unidos), en una homilía que ha venido a convertirse en un hito, desgranó con claridad y valentía la necesidad de heroísmo en los católicos de nuestro tiempo, señalando con nombres y apellidos a los enemigos de la Iglesia y su paso fugaz por la Historia ante la permanencia de la Iglesia. Es el argumento que también aduce Angela Pellicciari en Una historia de la Iglesia. 


-¿Cuál es para usted el personaje más atractivo e interesante de la historia de la Iglesia? 
-Aparte de Pedro, Pablo y la Magdalena, me siento muy vinculada a Agustín, a Pío IX y al Padre Pío. ¡Pío IX, tal vez el Papa más calumniado de la historia, que ha llevado mansamente la cruz durante 32 años! Por no hablar del protagonista de nuestra época: el pontífice que a mi juicio no es grande, sino gigante: Juan Pablo II.