jueves, 26 de octubre de 2017

LA CUESTIÓN KURDA (OTRA VEZ SIN PAÍS)




Nefasta ha sido la intervención de Europa y Estados Unidos en el Medio Oriente, durante el siglo XX y XXI. Intervención cómplice de Turquía en su genocidio del pueblo armenio y en el despojo al pueblo kurdo de la mayoría de su territorio en lo que ahora es Turquía, Iraq e Irán; así como de que no pueda el pueblo kurdo, constituir un país con un territorio propio y extraer el petróleo y gas de su subsuelo.

El Kurdistán


<<Conocemos como Kurdistán a la región montañosa que une Anatolia con Oriente Próximo, históricamente habitada por el pueblo kurdo. Es esencial remarcar la difícil orografía que forma la superficie kurda, pues, si bien les ha permitida vivir bajo una relativa autonomía, también marca el carácter fuertemente tribal de la sociedad kurda y su dificultad para formar una organización administrativa central. Por otra parte, hemos de subrayar que en el subsuelo del Kurdistán se encuentran una de las mayores reservas de petróleo de Oriente Próximo.>>[1]

En esta nación, más no país, habitan entre 30 o 45 millones de habitantes (según quien realice las estadísticas).

La historia del Kurdistán, se remonta a más de seis mil años. Los kurdos, el mayor cuarto grupo étnico del Medio Oriente– pertenecen a la rama iraní de la etnia indo-europea con la que comparten muchas costumbres, como el Nouruz (fiesta primaveral), y se han caracterizado por tener estupendos guerreros: los célebres peshmergas (quienes buscan la muerte), gracias a los cuales se pudo contener el avance del Ejército Islámico en la región de Mosul (Irak) y en la frontera de Siria con Turquía.

Entre sus legendarios guerreros se encuentra el sultán Saladino, quien, pese a ser kurdo, encabezó a los árabes frente a la Tercera Cruzada.

Es importante añadir que en su aplastante mayoría, los kurdos no-árabes son sunnitas.

Kurdistán, el país inexistente


<<Al inicio de la Primera Guerra Mundial, la mayor parte del Kurdistán se encontraba bajo el dominio del Imperio otomano, el cual participó en la contienda junto a la coalición de los Imperios Centrales. La derrota de éstos en 1918 dará lugar al armisticio de Mudros entre el Imperio otomano y los Aliados, donde se decretaba la partición del Imperio otomano entre las potencias ganadoras. En él se establecía que el Imperio otomano, aún bajo el mandato del sultán Mehmed VI, quedaría reducido a tres cuartas partes de su territorio, mientras que su ejército sería desmovilizado.

Ante esta situación, emergió una corriente de resistencia turca contra la ocupación de los ejércitos aliados. Como líder de este movimiento, surgió la figura del militar Mustafá Kemal, el cual, considerando que el poder imperial de Estambul no podía asegurar la independencia y unidad de los turcos, creó un gobierno provisional con sede en Ankara. El gobierno de Mustafá Kemal no reconocería cualquier tratado firmado por el gobierno del sultán.

El espíritu del armisticio de Mudros sería recogido, en agosto de 1920, en el Tratado de Sèvres. Bajo este tratado, que recogía la doctrina del presidente de los EEUU Woodrow Wilson sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos, el Imperio otomano quedaba limitado a Estambul y parte de Anatolia; se establecía la creación de un Estado para los armenios; Grecia recibía la Tracia Oriental; Irak, Palestina y Transjordania pasaban a administración británica; y Siria y Líbano a administración francesa. Por lo que respecta a los kurdos, Sèvres preveía la creación de un Estado kurdo. El Kurdistán diseñado, por otra parte, no englobaba la totalidad de la superficie kurda, limitándose a una reducida franja al sur de Armenia y obviando los demás territorios de mayoría kurda. Además, la constitución del nuevo Estado kurdo debía contar con el apoyo expreso de sus habitantes y, en última instancia, de Turquía. Más allá de las dificultades, el Tratado de Sèvres suponía el reconocimiento internacional de la cuestión kurda. Para desgracia de los intereses del pueblo kurdo, sin embargo, las circunstancias pronto cambiarían.


La interesada alianza entre Mustafá Kemal [2] y la recién establecida URSS supondría el impulso necesario para que el gobierno de Ankara se impusiera al poder imperial otomano y, por consiguiente, expulsara a las potencias aliadas de Anatolia. El nuevo escenario turco forzó a los países occidentales a reunirse de nuevo para definir el estatus político de Turquía. El resultado será el Tratado de Lausana, firmado en junio de 1923, y que significará el reconocimiento internacional de la nueva Turquía de Mustafá Kemal, que recupera así el control de Anatolia, incluyendo regiones armenias y kurdas. Los kurdos, que no pudieron enviar ningún representante a Lausana, verían como finalmente su territorio quedaba dividido en cuatros Estados: Turquía, Irak, Irak y Siria.

¿Por qué las potencias aliadas, en apenas tres años, modificaron sus políticas respecto a la situación política de Turquía? ¿Por qué, de Sèvres a Lausana, negaron la opción del Kurdistán de formar un Estado? Para contestar a ello, tenemos que tener presente el nulo interés de ingleses y franceses de iniciar un nuevo conflicto con los turcos después del horror de la Primera Guerra Mundial. Además, habían conseguido, respectivamente, sus objetivos territoriales en Oriente Próximo, incluyendo tierras kurdas. En relación al olvido de la causa kurda, sumado a la hipocresía y al interés geoestratégico y económico de los países occidentales respecto al Kurdistán, hemos de añadir la división interna entre los diferentes clanes kurdos, así como su diversidad religiosa, lo cual dificultó la creación de un proyecto común para la totalidad del pueblo kurdo.

A partir de la negación de Sèvres y de la declaración de Lausana, la visión conjunta kurda se dividirá en los cuatro Estados que forman actualmente el Kurdistán, cada cual con las disparidades propias de la desigual evolución política y social de Turquía, Irán, Irak, y Siria.>>[3]


El Estado Islámico, borró fronteras y exacerbó nacionalismos


La fusión de grupos yihadistas financiados por Arabia Saudí y Catar, armados y entrenados por Estados Unidos en suelo turco, finalmente fructificó en un grupo poderoso y con la mística de reestablecer el Califato islámico en Siria, Irak y Turquía. El surgimiento del Estado Islámico (EI), ISIS o DAESH a fines de junio de 2014 se expandió por una agobiada Siria, tras varios años de lucha con grupos rebeldes, y un desmotivado Irak, pero al norte de ambos países topó con los peshmergas kurdos que armados también por Estados Unidos, presentaron una feroz resistencia.

Se borraron las fronteras entre Siria, Iraq y Turquía para dar paso al Califato del Estado Islámico, que día a día se expandía. Finalmente con la intervención de Rusia apoyando a Siria y la salida del presidente Obama, el Estado Islámico, empezó a perder sus conquistas y los kurdos se expandieron por lo que fueron sus territorios ancestrales.

Desde la invasión de Estados Unidos a Irak y la caída de Saddam Husein en 2003, los kurdos controlaron Kirkuk y áreas de Nínive (norte), Diyala y Salah al-Din (al norte de Bagdad). Kirkuk es una sociedad multiétnica, donde conviven árabes, kurdos, turcomanos y asirios. Desde que el petróleo comenzó a brotar en Irak, esa ciudad de más de 600 mil habitantes es un centro de disputa entre los poderes iraquíes.

Ante un débil gobierno en Irak, títere de Estados Unidos, y con un territorio kurdistaní ocupado por los peshmergas, pareciera que fuera el momento de rehacer el mapa de la asignación territorial del Cercano Oriente, incluyendo un país de los kurdos, que envalentonados efectuaron un referéndum el 25 de septiembre pasado.


El referéndum kurdo


<<A la riqueza en la zona de Kirkuk -en la que existen vastas reservas de crudo, además de refinerías y están ubicados los oleoductos hacia Ceyhan (Turquía) y Baniyas (Siria), en el Mediterráneo-, se le sumó la crisis desatada por el referéndum autonómico (no vinculante) impulsado por el gobierno de Bashur el pasado 25 de septiembre. La consulta fue organizada por el Partido Democrático de Kurdistán (PDK), que gobierna de manera férrea desde hace varios años. Barzani, el principal dirigente del PDK y hombre ajeno a dejar el poder (hace dos años tendría que haber dejado la presidencia de la región semi-autónoma), presentó con bombos y platillos el referéndum como solución a la cuestión kurda. Sin el objetivo claro de alcanzar la libertad del pueblo kurdo, Barzani impulsó la consulta para aplacar la crisis interna en el Kurdistán iraquí que, pese a ser la región con las mayores reservas petroleras del país, sufre la desocupación entre el pueblo y una corrupción extendida en la clase empresarias y política del PDK.

El referéndum tuvo varias consecuencias. La principal es que el pueblo kurdo de Irak salió masivamente a votar, superando el 90 por ciento el respaldo a la independencia. El PDK propuso crear un Estado kurdo independiente, aunque muchos sectores de la sociedad no compartan esta idea y propongan una “autonomía democrática” para las cuatro partes de Kurdistán. La aprobación en el referéndum fue, sobre todo, una demostración de fuerza del pueblo kurdo que reafirmó su anhelo por alcanzar plenas libertades y construir una sociedad nueva. Otra consecuencia es que las alianzas del PDK atraviesan un estado de profunda fragilidad. Salvo el Estado de Israel, Turquía, Estados Unidos y el propio gobierno de Bagdad rechazaron el referéndum>>.[4]

Si bien The Daily Star señaló que Masud Barzani había amenazado con violencia en caso de que las tropas de Irak o las milicias chiítas intentan moverse a los territorios en disputa que ahora se encontraban bajo el control de los pershmergas, específicamente en la pletórica ciudad petrolera de Kirkuk; finalmente lo que ocurrió fue el retiro de las fuerzas kurdas casi sin presentar resistencia ante las tropas de Irak.

Todo vuelve a la normalidad


El parte noticioso de anteayer informaba: << (ADI).- Las fuerzas peshmerga y el Ejército iraquí intercambiaron fuego de mortero cerca de la frontera con Siria en medio de un aumento de la tensión tras la campaña militar lanzada por Bagdad para recuperar el control de las regiones disputadas que estaban en manos de los kurdos […]

El pasado 16 de octubre, el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, anunció una operación para “imponer la seguridad” en las provincias que se encuentran fuera de las fronteras administrativas del Kurdistán iraquí, pero que las autoridades regionales reclaman como suyas.

Dichas operaciones comenzaron como respuesta a la celebración en la región autónoma, el pasado 25 de septiembre, de un referéndum de independencia, rechazado por Irak y las autoridades judiciales, que causó el aumento de la tensión entre las dos partes.>>[5]


Jorge Pérez Uribe

Notas:
[1] Kurdistán: el país inexistente, David García Gutiérrez para la revistadehistoria.es, octubre 2017 
[2] Pasaría a la historia como Kemal Ataturk (nota del blogger) 
[3] Ibídem 
[4] http://www.resumenmediooriente.org/2017/10/19/kirkuk-el-nuevo-ojo-del-huracan-en-medio-oriente/
[5] http://amigosdeirak.net/2017/10/24/intercambio-fuego-mortero-las-fuerzas-kurdas-e-iraquies-la-frontera-siria/

jueves, 12 de octubre de 2017

LA SILENCIOSA CONQUISTA ISLÁMICA DE ESPAÑA



El jeque catarí Tamin ben Hamad al Zani se ofreció a comprar la plaza de toros Monumental de Barcelona, con sus aproximadamente 20.000 localidades, para convertirla en la mayor mezquita de Europa. (Imagen: Sergi Larripa/Wikimedia Commons)


La ceremonia de 2003 fue anunciada con grandilocuentes titulares: "Tras una espera de más de 500 años, los musulmanes españoles han logrado construir una mezquita propia a la sombra de la Alhambra, la que antes fuera el símbolo del poder islámico en Europa". Un equipo de Al Yazira fue enviado a cubrir el evento: un muecín subió al minarete de la Gran Mezquita de Granada para llamar a los fieles a la oración por primera vez en cinco siglos.

Desde Osama Bin Laden al autoproclamado califa Abu Bakr Al Bagdadí, todos los líderes de la yihad global —incluida la célula terrorista que mató a 17 personas en Barcelona— han mencionado a España entre las tierras a ser conquistadas por el islam. Sin embargo, no sólo está la yihad. También está "la conquista silenciosa", acuñada así por la revista francesa Valeurs Actuelles. La conquista silenciosa es un sinuoso intento de volver a islamizar España a través de los centros culturales, las megamezquitas, el proselitismo, las conversiones y las inversiones financieras. Este intento pacífico de provocar la sumisión lleva produciéndose algún tiempo y ha sido ayudado por el flujo de dinero de países como Qatar y Arabia Saudí. Según un excomandante de las fuerzas británicas en Irak, el general Jonathan Shaw, estos dos países en particular han puesto en marcha una "bomba de relojería" mediante la financiación de la propagación global del islam radical.

The New York Times explicó por primera vez en 1981 que "expulsados hace cinco años por los cruzados cristianos, los árabes han vuelto a España, utilizando sus petrodólares para comprar tierras que les fueron capturadas a sus antepasados a punta de espada". En aquel momento España ni siquiera reconocía al Estado de Israel, y la monarquía española visitaba con frecuencia al príncipe saudí Fahd cuando éste se relajaba en el sur de España. Después, fue el turno de Kuwait: "A lo largo de la década de 1980, cuando España florecía, llegó Kuwait para comprar empresas e invertir".

Desde entonces, los monarcas árabes han elegido España para hacer enormes inversiones. Algunos edificios emblemáticos de Madrid y Barcelona, por no hablar de la Costa del Sol, son ahora propiedad de grupos de inversión árabes, desde el estadio Santiago Bernabéu en Madridal Hotel W en Barcelona. En Marbella, a tan sólo unos pocos metros de la mezquita Rey Fahd, está el Hotel Alanda, que ofrece comida halal y servicios que satisfacen las demandas de los clientes musulmanes. En 2011, la International Petroleum Investment Company, controlada por el Emirato de Abu Dabi, compró Cepsa, la segunda compañía española más grande en el sector petrolero.

El pasado enero, el rey de España, Felipe VI, visitó Arabia Saudí y anunció que España impulsaría las relaciones económicas, comerciales y de inversiones con el reino islámico. Antes de eso, en 2012, Saudi Aramco adjudicó proyectos a empresas españolas por valor de 700 millones de dólares. España y Qatar están ahora hablando sobre la posible creación de un fondo de inversión conjunto de mil millones de dólares que ayudaría al país del Golfo a invertir en América Latina. Los medios de los Emiratos Árabes han dicho que España era "un foco candente para las inversiones del mundo árabe". Tras Qatar, llegó el turno de Omán de invertir en el mercado español: Omán accedió a invertir solamente hasta 120 millones de dólares en una mina de uranio de España, que Omán utilizaría para construir centrales de energía nuclear.

Demográficamente, los musulmanes están experimentando un impresionante aumento de población en España. En 1990, había 100.000 musulmanes en el país. Para 2010, esa cifra había ascendido hasta el millón y medio. En 2017, la cifra ronda los dos millones. Es un crecimiento del 1.900% en 27 años.

Hoy hay 1.400 mezquitas en España. Según el Observatorio del Pluralismo Religioso en España (una iniciativa del Ministerio de Justicia), "esta cifra representa el 21% de todos los lugares de culto para todas las religiones presentes en España".

Quien de manera más prolífica financia mezquitas en España es Arabia Saudí. En 1985, sólo con su propio dinero, el reino saudí abrió el Centro Cultural Islámico de Madrid, la mezquita más grande de Europa, seguida del Centro Islámico de Málaga, que los saudíes financiaron con 22 millones de euros (hoy la región de Madrid tiene 112 mezquitas y centros culturales islámicos). Como explicó Soeren Kern, del Gatestone Institute, los saudíes han construido mezquitas en todas partes, desde Marbella a Fuengirola.

Estados canallas islámicos, como Irán, también han logrado infiltrar los partidos políticos españoles. Según una investigación, Teherán dio dinero a Podemos, el partido izquierdista que surgió como nuevo contendiente en la arena política española.

El diario madrileño ABC publicó que 800 mezquitas de España están fuera de control. El diario español La Razón acusó a los donantes del Golfo, como Qatar, de ser una fuente de islamización de España. Los saudíes también lanzaron un nuevo canal de televisión español, Córdoba TV, como hizo Irán.

Los detalles de esta proliferación religiosa se explican en el libro La España de Alá, de Ignacio Cembrero. Mientras que el número de iglesias católicas de España no ha variado demasiado en muchos años, las mezquitas musulmanas han crecido a un ritmo del 20% anual. El jeque de Qatar Tamim Hamad Al Zani también se ha ofrecido a comprar la plaza de toros de La Monumental de Barcelona para convertirla en la mezquita más grande de Europa. Emiratos Árabes Unidos financió la construcción de la Gran Mezquita de Granada.

Ellos sueñan con y trabajan para recuperar el "califato perdido" de España. Algunos islamistas lo hacen con bombas y atropellos. Otros, de forma más subrepticia, con dinero y dawa, propaganda islámica. La segunda manera podría ser aún más eficaz que la primera.


por Giulio Meotti 11 de Octubre de 2017



Traducción del texto original: The Quiet Islamic Conquest of Spain por el Medio
Fuente: https://es.gatestoneinstitute.org/11147/espana-conquista-islamica

jueves, 5 de octubre de 2017

CATALUÑA, UNA CRISIS DE ESPAÑA




Josep Miró i Ardèvol

A corto plazo la crisis más grande y aguda que tiene planteada España es la actual situación de Cataluña, donde más del 40% de la población postula la independencia, y el 70% desea una consulta sobre su futuro, unos, pactada con el gobierno español y otros, aunque sea unilateral. Esta es, sucintamente definida, la situación. Las cifras son el dato mayor de la cuestión, porque muestran que no se trata de minorías iluminadas, sino de un grueso importante de población. La cuestión política no es si tiene o no razón, aquella opinión, sino qué se hace para cambiarla, porque si no es así, mas allá del conflicto en torno al 1 de octubre y el intento de referéndum unilateral, la cuestión no va a desaparecer. Es más, el tiempo corre en contra, porque las jóvenes generaciones optan en mayor medida por la independencia.


Hay una cuestión molesta y quizás por ello mal abordada: ¿Por qué una parte tan importante de ciudadanos españoles quieren separarse? Se pueden dar muchas respuestas, pero hay una que debe destacarse: porque España hace años que dejó de tener un proyecto común; no lo tiene y no lo encuentra. Y no es solo el caso de Cataluña la manifestación más radical de esta carencia, sino que también lo muestra el enfrentamiento cainita entre los partidos. Para situar un caso concreto ¿Cómo puede tener un proyecto común una sociedad que es incapaz de conseguir que los partidos consensúen una ley de enseñanza buena y durable? No es obviamente lo mismo que la cuestión independentista, pero sí muestra una sociedad incapaz de dotarse de un horizonte de sentido común más allá del provecho individual El ingreso en la Unión Europea fue el último gran acicate compartido, después no ha habido otro.

Si España no es capaz de dotarse de un gran propósito común, necesariamente de naturaleza incluyente, no solo no resolverá el problema de Cataluña, sino que se multiplicaran sus conflictos internos.

La propia Cataluña reproduce a una escala menor el mismo problema, porque de la misma manera que es una evidencia la importancia numérica y cultural del independentismo, también lo es que esta iniciativa, al menos tal y como está planteada, ha generado una división interna como nunca ha registrado al menos desde la recuperación de la democracia.



España necesita un proyecto común que no sea humo, que vincule y motive. Ahora bien, la condición necesaria -no suficiente, pero sí necesaria- para que tal cosa acaezca es que consiga incorporar a la gran mayoría de catalanes, y para eso hace falta romper muchas barreras y perjuicios. Empezando por uno de central que determina que lo que sucede de malo en Cataluña concierne poco a España; la escasa participación en las manifestaciones convocadas en solidaridad con las víctimas del terrorismo yihadista de Barcelona y Cambrils, en Madrid, el centro neurálgico, no más de 300 personas es un último ejemplo.


Referéndum ¿movilización, revuelta? Demasiadas cosas en una





28 septiembre, 2017

Más allá de los límites de lo razonable y, por tanto, rozando el ridículo y superando la pérdida de credibilidad presidencial, Puigdemont ha mantenido la posición de que el referéndum se hará cuando ya ni siquiera es legal de acuerdo con la ley aprobada por el Parlamento. No cumple ninguna de las condiciones, empezando por la más importante como es la de la Sindicatura Electoral, por la dimisión forzada de sus miembros. La razón de la cerrazón es política: el día 1 se quiere una gran movilización que otorgue carta de naturaleza internacional al conflicto, pero mucha gente no iría si pensase que la cosa va directamente de enfrentamiento con la policía, que a fin de cuentas es lo que puede suceder. Ir a votar facilita una imagen más tranquila. Pero es que además la movilización reúne intenciones políticas muy diferentes. Una es la que se ciñe al tema: la independencia. Pero, cada vez deriva con más fuerza hacia otras dos orientaciones de para qué ha de servir el día 1-O. La de un gran voto de censura al PP que abriera la puerta a un gobierno encabezado por Pedro Sánchez es una de ellas. De hecho, el PSOE es el eslabón que hace inviable o no este empuje, y que puede ser sensible a la imagen que se dé en Cataluña, que tiene automáticamente un correlato, que es la elevación de la temperatura española, que en lugar de debilitar fortalecería el PP. El PSOE es sin duda la fuerza política más presionada por todos lados. Pero, más allá, la CUP, Podemos y otros grupos menores -y ERC no hace ascos- ven en el conflicto catalán una forma de forzar el cambio de régimen, un potente instrumento, y en este sentido la reunión de Zaragoza, de estos grupos más el PNV y PdeCat- que, por cierto, es más un producto de la circunstancia que de un sujeto político- sería el equivalente al Pacto de San Sebastián previo a la República. La historia ciertamente no se repite, pero enseña, y lo que nos dice hoy es que sobre el 1-O, y, por tanto, sobre los catalanes, se cruzan demasiadas líneas de ruptura sin que nadie llegue a tener el control de todas ellas.



3 de octubre: balance de daños y perspectivas de futuro





3 octubre, 2017

Lo que no habían logrado en estos años de trabajo desde el gobierno de la Generalitat, los partidos y las entidades que lo apoyan lo han conseguido en solo un día. Dos tipos de imágenes: largas colas de gente votando y una intervención desmesurada de la Policía y la Guardia Civil. Incluso para quienes lo consideran necesario o irremediable después de la actitud adoptada por la policía autonómica, no pueden negar su impacto negativo sobre la opinión: contraponer urnas y votos a cargas policiales tiene siempre y por definición un ganador claro en el ámbito mediático.

Se ha producido una quiebra histórica del Estado en Cataluña a causa de la incapacidad y errores del gobierno y el aparato administrativo, fuerzas de seguridad e información, delegados políticos. Hoy y para mucha gente en Cataluña, y no solo para los partidarios del Proces, la distancia emocional, anímica y psicológica que los separa de todo lo que signifique las instituciones españolas parece insalvable. La distancia a la inversa quizás sea igual de grande, pero tengo mis dudas de que esté tan extendida.

En términos culturales, en el sentido de los marcos de referencia, los criterios previos que informan nuestras opiniones y decisiones, de la mayoría, relativa o absoluta, en términos de conteo, pero hegemónica de catalanes, ha desconectado de España. Solo jueces y fiscales constituyen un enclave homogéneo de excepción. Esta es la realidad. Y en esa desconexión no se encuentran solo los partidarios del Procés, sino quienes, sin serlo por diversas razones, ven con desesperación como lo que se hace desde el gobierno es como echar gasolina a un incendio. Seguramente hay sucesos que a partir de un determinado punto son irrefrenables, como lo que sucedió el domingo, pero esto no es fatalidad, sino incapacidad o incuria, porque no estaba escrito que se tuviera que llegar a tal situación.

El día 1 no ha resuelto nada, y en todo caso todo está peor. Mucho peor para el gobierno de Rajoy, que ha visto como el tema catalán pasaba a ser reconocido por las instituciones y opinión publicada internacional como de primera magnitud. Pero también para el gobierno de la Generalitat, que debe manejar una situación muy favorable para sus planteamientos, con un público emocionalmente entregado y expectante, sin frustrar tales expectativas, ni tomar decisiones irreversibles, como sería la declaración unilateral de independencia sin reconocimiento internacional, que los conducirían al fiasco y a la plena intervención de la autonomía y por el tiempo que fuera necesario por parte del Gobierno español. Aunque no está claro, al menos en este momento, que esta segunda operación no reanimara el proceso. Y esta conclusión da pie a decir que estrategias, como la de Ciudadanos, son suicidas. Pero ¿cómo se les ocurre pedir la intervención de la autonomía, el ahora famoso artículo 155 de la Constitución, a efectos de convocar unas elecciones autonómicas? De hacerlo así, la campaña de los seguidores del Procés estaría hecha y convertida en marcha triunfal, porque barrerían.

El primer encontronazo con la economía real ya se ha producido, y se trata de ver su evolución futura: prima de riesgo de España, cambio dólar-euro, y el impacto en la bolsa sobre dos grandes empresas financieras catalanas, aunque de momento el impacto parece de un solo día. La huelga de hoy, día 3, está por ver qué secuelas deja en lo económico y en lo político.

La propia Cataluña registra daños importantes: non certeza, la división interna, que la emoción del momento atenúa, pero que se agudizara si nada cambia. Nadie duda ya de que la cosa va en serio. Menos hablado pero real y negativo el hecho de que la administración de la Generalitat funcione a media y mal. Mucho dinero de gasto diario para tan pocas nueces. Uno de los grandes damnificados es la policía autonómica, y no solo por las denuncias y sus resultados, sino porque su papel como policía judicial va a quedar muy disminuido, así como la colaboración con las otras fuerzas de seguridad del estado. Lo que tanto costó conseguir, una policía integral -y que la Ertzaintza nunca perdió- se ha esfumado. La congelación y control de pagos por parte del Ministerio de Hacienda es un lazo que ahoga, aunque no mate.

El fracaso de la burguesía catalana, mayoritariamente contraria al Procés, es clamoroso. Ni siquiera se puede decir que se han equivocado; simplemente no han existido, lo cual es un signo llamativo para un grupo social que ha sido activísimo en la vida política catalana.

El panorama es negro, pero no definitivo, porque cambia con el sentido de la marcha.

Desde mi punto de vista, cambiar las cosas sin esperar soluciones taumatúrgicas, requiere de inteligencia para comprender la realidad. Parece una condición obvia, pero observando lo que sucede es evidente que no los es.

Una línea de trabajo es “desinflamar” en términos de Enric Juliana, o si se quieren otros, tender puentes, crear vías para la mejor comprensión y el intercambio sereno de puntos de vista. En este sentido, la posición de la CET y la declaración de su Comisión tiene un valor inestimable. Los obispos están en buenas condiciones para trabajar estos puentes, si no se les aprieta por todos lados, claro. La sociedad civil tiene un importante papel en todo esto

La segunda es la vía política. La paliación de los daños, la recuperación de los límites. Y eso exige la iniciativa por parte del gobierno español y los partidos políticos. Negociar, acordar. Sabiendo, eso sí, que en tales acuerdos no radica la solución, sino solo el reducir la desafección.

Y la tercera vía, la más decisiva, es la de la construcción de otra cultura, otra mentalidad en Cataluña que, partiendo de sí misma, y eso implica su forja desde la catalanidad, construya otro relato, otro marco de referencia alternativo al del Procés.

Fuente: http://www.forumlibertas.com/cataluna-una-crisis-espana-2/