viernes, 16 de febrero de 2018

LA ‘MATERNIDAD SUBROGADA’, OTRA OBSESIÓN DE LA INGENIERÍA SOCIAL CONTRA LA FAMILIA


Javier Cámara, Cristiano Ronaldo, Miguel Bosé, la baronesa Thyssen y Elton John han recurrido a los vientres de alquiler.

Solo la maternidad en el seno de una familia natural, de padre, madre e hijos, respeta y garantiza el derecho de los hijos a saber quiénes son sus padres genéticos.



Nicolás Jouve    13 de febrero de 2018 

La maternidad subrogada se refiere a una reproducción por encargo. Es decir, a la obtención de un niño eludiendo las dificultades o las “molestias” del embarazo de quien desea tenerlo, mediante una transacción económica. Esto es posible recurriendo a las tecnologías de la reproducción asistida.

Los embriones se crean por fecundación in vitro y se contrata a una mujer para que los geste. En la práctica jurídica se denominan ‘padres comitentes’ a los que contratan la gestación y ‘madre gestante’ o ‘madre subrogada’ a la mujer contratada para llevar a cabo el embarazo.

En el contexto sociológico y político actual, la maternidad subrogada tiende a ofrecerse no solo desde una perspectiva médica positiva, haciendo énfasis en la posibilidad de solucionar los problemas de infertilidad de una pareja, sino también como medio de proporcionar un hijo a quien o quienes lo deseen: una mujer sola, un varón solo o una pareja del mismo sexo.

No es extraño que dada la complejidad de tantos participantes haya tantos casos conflictivos, casi siempre por disputa de los derechos sobre el niño

En la práctica de la maternidad subrogada pueden resultar implicadas muchas personas: la madre genética o biológica –la donante del óvulo- (que podría ser la madre gestante, o la comitente, o una donante ajena); el padre genético o biológico, que es el donante del esperma (a veces la mezcla de esperma de dos varones); la madre gestante o fisiológica; el marido o pareja de la madre gestante; la mujer o varón comitente, que ha encargado el bebé; y en su caso la pareja de la mujer o del varón comitente.

No es extraño que dada la complejidad de tantos participantes haya tantos casos conflictivos, casi siempre por disputa de los derechos sobre el niño o porque, a pesar de la existencia de un contrato, alguien se echa atrás.


Hay una utilización de la mujer como una incubadora, y del niño, que se convierte en un producto de compra-venta. Un hijo no es un objeto, es una persona. No existe el derecho a tener un hijo


Además, esta nueva derivación de la tecnología de la reproducción humana asistida ha generado una intensa polémica por sus implicaciones éticas, médicas y jurídicas ¹. Ello se debe a su relación con cuestiones de ética social tan importantes como la noción de familia, los problemas de fertilidad, las dificultades para la adopción, los derechos de los menores, la responsabilidad de ser madre o padre, etc. Un conjunto de cuestiones que tienen que ver con el concepto de persona y de su dignidad, y con el papel tan denostado de la familia natural.

Está fuera de cualquier discusión entre personas cabales que el alquiler de una mujer,- no solo de su vientre-, para que geste un niño a cambio de dinero va en contra de un mínimo de ética. Hay una utilización de la mujer como una incubadora, y del niño, que se convierte en un producto de compra-venta. Un hijo no es un objeto, es una persona. No existe el derecho a tener un hijo. Se mire como se mire, la maternidad subrogada va en contra de la dignidad de la madre gestante y del niño y es un capricho caro que solo pueden pagar algunos, por lo que además es un capricho socialmente injusto que incide en la desigualdad. Esta última consideración deberían tenerla en cuanta los políticos que en otros asuntos tanto nos hablan de igualdad.


Manifestación en contra de los vientres de alquiler / Actuall


¿Piensa alguien en la madre gestante? Además de ser utilizada como una incubadora, es una experiencia frustrante vivir nada menos que un embarazo, con todas las implicaciones físicas, psicológicas y espirituales que ello representa, en la certeza de que el bebé que crece en su seno será para otra u otras personas. ¿Se ha pensado o se considera siquiera que hay algo que se llama “vínculo de apego” que se establece entre la madre y el hijo durante el embarazo y cuya memoria física y psíquica quedan para siempre en toda mujer que vive la preciosa experiencia de la maternidad?
La maternidad subrogada plantea también el problema de la posible pérdida de la identidad genética familiar del niño, dado que en muchos casos se utilizarán gametos o embriones adquiridos en bancos de donantes y muchas veces se desconocerá su procedencia y la línea genealógica del niño gestado de este modo.

Recientes investigaciones están aportando la evidencia de una “memoria epigenética” de experiencias que pueden dejar su impronta en los genes heredados de nuestros ancestros ². Existe de este modo una conexión genealógica de la familia con el pasado, ya no solo genética sino también epigenética a través de las experiencias de nuestros abuelos y bisabuelos. La continuidad genética de padres a hijos es un elemento básico del “patrimonio genético familiar” que marca el origen y la genealogía propia de cada ser humano. Sin embargo, este hecho es ignorado o minimizado por quienes recurren a un contrato para conseguir un hijo, que biológicamente no lo es, o lo es solo parcialmente.



Todo el asunto de la maternidad subrogada se integra en esa labor de “ingeniería social” que tanto gusta a quienes hacen política y que enlaza con la “ideología de género”



De los múltiples casos de maternidad subrogada que se pudieran dar, solo en el caso de que quienes contratan el niño, los comitentes, fuesen los propios padres genéticos, es decir los donantes de los gametos que dieron lugar al embrión implantado en la madre gestante, tendríamos un 100% de filiación genética del hijo. En cualquiera de los demás casos el vínculo genético será solo del 50% o inexistente (0%) cuando para la producción del embrión uno o ninguno de los contratantes fuese donante del óvolo o esperma utilizado. De modo, que en no pocos casos, estas prácticas suponen la carencia de datos sobre los padres biológicos del niño, con posibles consecuencias psicológicas para él en su madurez.

Está claro que ante los casos conflictivos que se generan por la maternidad subrogada, solo la maternidad en el seno de una familia natural, de padre, madre e hijos, respeta y garantiza el derecho de los hijos a saber quiénes son sus padres genéticos.

Pero claro, todo el asunto de la maternidad subrogada se integra en esa labor de “ingeniería social” que tanto gusta a quienes hacen política y que enlaza con la “ideología de género”, cuya obsesión es la desnaturalización de la familia natural. Hubo incluso una presidenta de una Comunidad Autónoma que justo hace un año, el 9 de Febrero de 2017, hizo unas sorprendentes declaraciones, algo así como que “se ha de aceptar la maternidad subrogada pues es bueno para la sociedad aprovechar los avances científicos”.


El cantante Elton John es uno de los famosos que ha utilizado los vientres de alquiler

Sorprendente e insólita afirmación que nos lleva a preguntar sobre la novedad científica a que se refería. La fecundación in vitro, que es la única tecnología que se aplica en maternidad subrogada, se viene practicando desde 1978…, por cierto con un rendimiento que apenas llega al 30% en la solución de los problemas de fertilidad. No solo no se trata de un avance científico sino de una práctica de escasa eficacia reproductiva y generadora de muchos problemas éticos del que no es el menor la maternidad subrogada. Ahí están los millones de embriones congelados de cuyo destino ya nadie se acuerda.

Es posible que en la mentalidad de un político la compra-venta de un niño por medio de un contrato vejatorio para que una mujer lo incube, sea un avance científico. Tal vez sea que eso de la “biotecnología” suena parecido a la “ingeniería social” que con tanta eficacia pero tan lejos de lo éticamente aceptable estamos viviendo en las últimas décadas.

Notas:

[¹] Jouve, N. (coord.). La maternidad subrogada. Qué es y sus consecuencias. Editorial Sekotia, Madrid, 2018.

[²] Yehuda, R., Daskalakis, N.P., Lehmer, A., Desarnaud, F., et al. “Influences of maternal and paternal PTSD on epigenetic regulation of the Glucocorticoid Receptor Gene in holocaust survivor offspring”. Am J Psychiatry 171 (2014):872-880.


Fuente:https://www.actuall.com/criterio/vida/la-maternidad-subrogada-otra-obsesion-de-la-ingenieria-social-contra-la-familia/

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