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jueves, 10 de octubre de 2013

JUAN RULFO Y ANTONIO ESTRADA, BAJO EL SINO DE LA ORFANDAD





Ambos escritores pertenecen a esa generación que se denomina los contemporáneos, de la cual son representativos Octavio Paz, Rosario Castellanos, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges y Mario Vergas Llosa, entre otros.

Ambos sufrieron la pérdida de sus padres en la infancia, lo que llevó a sus parientes a internarlos en un orfanatorio. Lucharon fuertemente por abrirse camino como escritores. Rulfo, apolítico -aunque crítico del sistema- lo consiguió; Estrada hijo de un coronel cristero, fue siempre un luchador contra la dictadura emanada de los “gobiernos revolucionarios”, por lo que no obtuvo las canonjías del sistema para los artistas e intelectuales, sino que por el contrario fue perseguido y condenado al ostracismo.

Tres de las obras de Rulfo fueron hechas película todavía en la “época de oro” del cine mexicano. La obra más conocida de Estrada fue llevada al cine el año pasado, pero ello no acrecentó su fama como escritor, ya que todo el reconocimiento fue para el director que adquirió los derechos de su obra.

Sus vidas se cruzaron en un momento de su juventud y de ahí nació una amistad, que perduró incluso después de la muerte.


Juan Rulfo (1917-1986)


Nació el 16 de mayo de 1917, aunque algunas biografías señalan el año de 1918 y como lugar de nacimiento Sayula. Su biografía oficial solo señala que fue registrado en Sayula y vivió en la población de San Gabriel, los primeros ocho años de su vida; ambas poblaciones pertenecientes al 
estado de Jalisco.

Su nombre completo era Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, lo que el narra ingeniosamente: “me apilaron todos los nombres de mis antepasados paternos y maternos, como si fuera el vástago de un racimo de plátanos y aunque sienta preferencia por el verbo arracimar, me hubiera gustado un nombre más sencillo”.


En su vocación tiene lugar primordial el contacto con la biblioteca de un cura que era guardada en su casa familiar.

A los seis años, en el año de 1923 su padre fue asesinado por un peón de la finca que administraba y al desencadenarse en 1926 la guerra cristera, fueron muriendo sus tíos, por lo que fue enviado a Guadalajara junto con su madre. Pero esta murió en 1927 cuando tenía 10 años, por lo que sus abuelos lo inscribieron en un orfanatorio de Guadalajara.

Debido a una huelga en la Universidad de Guadalajara se traslada a la ciudad de México, en donde asiste como oyente a cursos en la facultad de Filosofía y Letras en San Ildefonso.

Ejerció empleos administrativos. De estos años de vida solitaria narra: “Yo no conocía a nadie, así que después de las horas de trabajo me quedaba a escribir. Era una especie de diálogo que hacía conmigo mismo”.

Durante las décadas de 1930 y 1940 viaja intensamente por el país, iniciándose también como fotógrafo, trabajando en Guadalajara o en la ciudad de México.

Participó en la revista América y en 1945, en la revista Pan de Guadalajara, fundada por Juan José Arreola y Antonio Alatorre, en la que se publicaron dos de sus cuentos: Nos han dado la tierra y Macario

En 1952 obtiene la primera de dos becas consecutivas del Centro Mexicano de Escritores. En 1953 el Fondo de Cultura Económica publica la compilación de sus cuentos El Llano en llamas y en 1955 su novela Pedro Páramo.

En 1970 recibió el Premio Nacional de Literatura y en 1976 ingresa a la Academia Mexicana de la Lengua. Recibió la condecoración Francisco de Miranda de Venezuela y el premio Príncipe de Asturias en 1983.

El misterio de su vida es por qué detuvo su producción literaria al concluir su novela El gallo de oro (1958). ¿Sería acaso que la vida familiar acalló la soledad y la ansiedad que lo envolvía? ¿O que los guiones cinematográficos –a los que se dedicó a partir de 1960- consumían su creatividad? El lo atribuyó a la muerte de su tío Celerino “quién le platicaba todo”, pero anteriormente había declarado que “al escribir Pedro Páramo, pensaba frecuentemente en salir de la ansiedad, porque la escritura lo llevaba al sufrimiento”.

Mi hipótesis -después de haber analizado que la muerte es el elemento común de toda su narrativa-, es que, la orfandad sufrida en su niñez caló muy hondo dentro de su alma y que la escritura fue el desfogue de ese sufrimiento.

Se le considera entre los precursores del “realismo mágico” en la literatura hispanoamericana y su obra Pedro Páramo es un excelso ejemplo de ello.



Antonio Estrada Muñoz (1927-1968)





Nació en Huazamota, municipio de Mezquitai, Durango, el 23 de octubre de 1927. Hijo del coronel cristero Florencio Estrada y de Dolores Muñoz. A los 6 años se encontraba –junto con su madre y hermanos- en la sierra siguiendo a las tropas de su padre. A los 8 años pierde a su padre en combate, y con su madre, huyen a la ciudad de México, en donde es internado en el Asilo de la Divina Infantita, escuela de huérfanos para hijos de cristeros. En el asilo estudio primaria, secundaria y latín. Posteriormente se matriculó en el Seminario Conciliar de León, Guanajuato en donde curso Filosofía, Letras y Teología.

En 1953 ingresó a la escuela de periodismo Carlos Septién, en donde estudió por dos años, estableciendo amistad con Vicente Leñero y relacionándose con Juan Rulfo, quien lo animo a escribir Rescoldo.

En 1955 empezó a escribir su novela autobiográfica Rescoldo Los últimos cristeros, la cuál término en 1959. Logra que ésta sea publicada por la editorial Jus en 1961, que era considerada de “derecha” y por tanto “mala”

Para sobrevivir trabajaba <<de lo que fuera: haciendo artículos, reseñas de libros, correcciones de estilo, entre otros trabajos, para varias revistas y periódicos, como: Mundo Mejor, Señal, Gente, El Universal y la revista Siempre, e incluso trabajó en Elektra (las tiendas del catálogo).>>
[1]

El historiador Jean Meyer en el prólogo de la edición actual de Rescoldo, escribió sobre Estrada: << Su vida fue breve, intensa, peligrosa. Animado por una doble vocación de escritor y testigo, se ganó a duras penas el pan de sus hijos, trabajando como periodista y mil usos. Valiente, publicó reportajes atrevidos sobre el caciquismo en Baja California y San Luis Potosí; a la hora del movimiento cívico potosino encabezado por el doctor Nava se la jugó publicando La grieta en el yugo, libro que le valió la persecución, los sustos, el acoso constante que le llevaron a una muerte prematura.

Tuve la suerte de conocer a Antonio Estrada gracias a Juan Rulfo, que admiraba su talento, lo defendió en La Casa del Escritor Mexicano y lo siguió ayudando, hasta después de su temprana muerte. Dolores Maldonado, su viuda, contó a Antonio Avitia que Rulfo le mandaba dinero cada mes, para ella y sus seis hijos. >>
[2] Posteriormente el hijo de Jean Meyer, Matías, director de cine, adquirió los derechos de Rescoldo para filmar la película “Los últimos cristeros”, pero desafortunadamente el guión no se vio por ninguna parte y la película fue un fracaso (ver post: Los últimos cristeros, la película, octubre 2012).

Dentro de mi hipótesis, entra también la gran identificación de Juan Rulfo con otro huérfano, hijo de un padre asesinado violentamente, igual que el suyo, internado en un orfanato igual que él y que luchaba a pesar de las limitaciones económicas por abrirse paso como escritor. Ello lo llevó a entablar una gran amistad y a apoyarlo. E
l mejor reconocimiento póstumo de su amigo Rulfo fue cuando expresó que Rescoldo era "una de las cinco mejores novelas mexicanas"

En el link siguiente podrá apreciarse su vasta, pero desconocida obra, algunas de ellas inconclusas: http://www.bibliotecas.tv/avitia/indices/antonio_estrada01.html




[1] Avitia Hernández Antonio, Antonio Estrada, una literatura en el ostracismo, Gobierno del Estado de Durango, Durango, Dgo, 1994.  

[2] Estrada Antonio, Rescoldo Los últimos cristeros, Ediciones Encuentro, Madrid, 2010.



Bibliografía:

Avitia Hernández Antonio, Antonio Estrada, una literatura en el ostracismo, Gobierno del Estado de Durango, Durango, Dgo, 1994.
Chorén de Ballester Josefina y otras, Literatura Mexicana e Hispanoamericana, Grupo Editorial Patria, México, 2011.
Estrada Antonio, Rescoldo Los últimos cristeros, Ediciones Encuentro, S. A. (Madrid) y Editorial Jus, S.A. de C.V. (México), 2010.
Rulfo Juan, El llano en llamas, Editorial RM, S.A. de C.V.  México, 2005