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miércoles, 4 de noviembre de 2015

HACIA UNA INVERSIÓN DE LA SITUACIÓN EN EL MEDIO ORIENTE

La situación de las fuerzas al 15 de junio de 2015


Thierry Meyssan 3 de noviembre de 2015



La prensa, sea cual sea el país del que hablemos, está actualmente tan ocupada analizando con lupa la posición de su propio gobierno con respecto al Medio Oriente que pasa por alto las negociaciones globales entre la Casa Blanca y el Kremlin (1), lo cual la lleva a interpretar erróneamente los hechos secundarios. Para aclarar la actual agitación diplomática tenemos que volver al acuerdo de septiembre pasado entre Estados Unidos y Rusia.

La parte pública de ese acuerdo fue formulada por Rusia en un documento distribuido el 29 de septiembre en el Consejo de Seguridad de la ONU (2). El documento indica que para restablecer la paz y la estabilidad en el norte de África y el Medio Oriente basta con

1- aplicar las resoluciones del Consejo de Seguridad -lo cual implica fundamentalmente la retirada de Israel hacia las fronteras de 1967- y

2- luchar contra la ideología terrorista -o sea, luchar simultáneamente contra la Hermandad Musulmana, creada por el Reino Unido y respaldada por Turquía, y contra el wahabismo propagado por Arabia Saudita.

Lo previsto inicialmente era que Rusia hiciese adoptar una resolución en ese sentido en la reunión del 30 de septiembre en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero, sólo una hora antes de la reunión, Estados Unidos se opuso (3). Así que Serguei Lavrov presidió la reunión sin mencionar el proyecto. Aunque importante, este incidente debe interpretarse únicamente como un desacuerdo táctico que no debe impedir un acuerdo estratégico.

El 20 de octubre, el presidente ruso Vladimir Putin recibía en el Kremlin a su homólogo sirio Bachar al-Assad. Asistían al encuentro los ministros rusos de Defensa y Relaciones Exteriores, el secretario general del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa y el jefe de los servicios secretos. La entrevista trató sobre la aplicación del plan ruso-estadounidense, incluyendo la del Comunicado de Ginebra del 30 de junio de 2012 (4). El presidente Assad resaltó que él está siguiendo el contenido de ese Comunicado y, sobre todo, que ha integrado a su gobierno a los partidos de oposición que así lo solicitaron, conforme a la descripción que contiene el Comunicado de lo que denomina como Órgano Gubernamental de Transición.

Después de verificar que ambos países interpretaban el Comunicado de Ginebra de la misma manera, Rusia y Estados Unidos decidieron meter en cintura a los Estados disidentes, o sea Francia, Turquía y Arabia Saudita. Conscientes de que la posición de Francia no está basada en intereses realistas sino únicamente en un sueño de carácter colonial y en el soborno que ha recibido su gobierno con dinero turco y saudita (5), la Casa Blanca y el Kremlin decidieron dedicarse únicamente a la fuente del problema, o sea: Turquía y Arabia Saudita. Así que el 23 de octubre, John Kerry y Serguei Lavrov recibieron en Viena a sus homólogos turco y saudita. No se publicó ningún texto final pero parece que Rusia amenazó a los dos invitados sin que Estados Unidos asumiera su defensa.

Temiendo que Rusia y Estados Unidos llegaran a un entendimiento en contra de Turquía y de Arabia Saudita, Francia convocó en París una “cena de trabajo”, en vez de una “cumbre diplomática”. Alemania, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Italia, Jordania, Qatar, el Reino Unido y Turquía no “decidieron” sino que “abordaron” el futuro de Siria. El formato de esta reunión corresponde al del “Core Group” de los “Amigos de Siria”, exceptuando a Egipto, que en secreto ya se puso del lado de Siria. Pero, dado que Francia no podía hacer otra cosa que invitar a Estados Unidos, la reunión no arrojó resultado. Este encuentro tampoco llegó a producir un texto final.

Finalmente, el 30 de octubre, Estados Unidos y Rusia reunían una asamblea más amplia que incluía a todos los países que habían participado en las dos reuniones anteriores más Egipto, China, Irak, Irán, Líbano, Omán, la Unión Europea y la ONU. La prensa habló muchísimo de la presencia de Irán -que desde el inicio del conflicto se había visto marginado de toda negociación- pero pasó por alto el regreso del Egipto del mariscal al-Sissi, anteriormente excluido por Francia pero que ahora regresa a la escena internacional gracias al descubrimiento de sus nuevas reservas de petróleo, así como la persistente ausencia de la principal potencia regional: Israel. La única explicación posible de esto último es que el Estado hebreo haya obtenido previamente la garantía de que podrá concretar uno de sus objetivos de guerra: la creación de un Estado colonial al norte de Siria.

A los participantes de la reunión de Viena se les invitó a que firmaran una declaración final que solamente los rusos y los iraníes se han tomado el trabajo de dar a conocer (6). Esto está muy lejos de ser una casualidad ya que en ese documento se asienta en negro sobre blanco la derrota de los halcones estadounidenses. En efecto, en el punto 8 se indica que el “proceso político” -no el “proceso de transición”- será liderado por los sirios y propiedad de los sirios y que el Pueblo sirio decidirá el futuro de Siria (7). Esta insistente formulación invalida el documento de Feltman, que constituyó desde hace 3 años el objetivo de los halcones estadounidenses, de los franceses, de los turcos y de los sauditas: la capitulación total e incondicional de la República Árabe Siria (8).

El proyecto estadounidense sigue adelante a pesar del acuerdo con Rusia


Después de eso, lo siguiente debería ser, lógicamente, meter en cintura a Turquía, Arabia Saudita y Francia, lo cual pudiera hacerse perfectamente manteniendo la búsqueda de los objetivos iniciales de Estados Unidos.

En el caso de Turquía, la victoria del AKP en las nuevas elecciones legislativas del 1 de noviembre sólo agravará la guerra civil, que seguirá extendiéndose y desarrollándose (9) hasta la división del país en dos partes y la posterior fusión del Kurdistán turco, del Kurdistán iraquí y de un territorio árabe sirio ocupado por los kurdos de Siria y Estados Unidos. Ya en este momento, el YPG y Estados Unidos han conquistado juntos un territorio árabe en el norte de Siria. El YPG, que hasta el mes pasado recibía paga y armamento de Damasco, se ha vuelto ahora en contra de la República Árabe Siria. Sus milicianos invaden las localidades conquistadas, expulsan a los maestros árabes y decretan la kurdización forzosa de las escuelas. La lengua kurda, que se hablaba y se enseñaba en las escuelas, se convierte en lengua única y de uso obligatorio. Las milicias de la República Árabe Siria, principalmente los asirios, se ven ahora obligadas a utilizar sus armas para defender sus escuelas frente a sus compatriotas kurdos (10).

Por su parte, el rey Salman de Arabia Saudita se ve obligado a reconocer su derrota en Yemen, vecino al que invadió, oficialmente para respaldar un presidente prófugo, aunque en realidad lo hizo para explotar -con Israel- el petróleo de la llamada “cuarta parte vacía” (11). Sucesivamente, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto se retiraron de la coalición saudita. Los emiratíes decidieron retirarse después de sufrir importantes bajas entre sus oficiales. Los egipcios lo hicieron más discretamente, dejando las operaciones militares únicamente en manos de los israelíes. Los houthis, empujados hacia el norte por los bombardeos, han realizado incursiones en territorio saudita, donde han destruido varias bases aéreas y todo el equipamiento allí desplegado. Los soldados sauditas, casi todos extranjeros bajo uniforme del reino, han desertado en masa obligando al rey a emitir un decreto contra los militares que abandonan su posición. En aras de evitar un desastre militar, Arabia Saudita decidió entonces recurrir a otros aliados… y a la chequera. Así obtuvo de Senegal el envío de 6.000 hombres y de Sudán el envío de 2.000 más. Mauritania todavía sopesa si enviará o no un contingente. Se dice que el rey Salman ha recurrido también al ejército privado Academi (ex Blackwter/Xe), que estaría reclutando actualmente mercenarios en Colombia. El fiasco saudita es imputable directamente al príncipe Mohammed ben Salman, quien reclamó la iniciativa de esta guerra. El príncipe debilita así la autoridad de su padre, el rey Salman, y fortalece la oposición de los dos clanes actualmente excluidos del poder en Arabia Saudita, el del fallecido rey Abdallah y el del príncipe Bandar. Lógicamente, ese conflicto debería conducir a una repartición del poder entre los tres clanes, o sea a una posible partición del reino en tres Estados.

Sólo después de esos nuevos conflictos la paz volvería a la región, con excepción de la parte árabe colonizada por el nuevo Kurdistán, llamada a convertirse en nuevo vértice de los antagonismos regionales, en lugar de Palestina.

Sin embargo, incluso ya escrito, el futuro siempre sigue siendo incierto. La inversión de la correlación de fuerzas entre Washington y Moscú (12) podría modificar el acuerdo ya existente entre ellos.

Las ratas abandonan el barco


Mientras los malos perdedores anuncian sin pestañear que la intervención militar rusa en Siria no está dando los resultados que Moscú esperaba, los yihadistas que tratan de huir se repliegan hacia Irak y Turquía. El general Joseph Dunford, jefe del estado mayor estadounidense, reconoció el 27 de octubre -en medio de una audiencia ante el Senado- que en este momento la situación militar es favorable a la República Árabe Siria (13). Por su parte, el Comandante Supremo de las fuerzas de la OTAN, general Philip Breedlove, declaró el 30 de octubre, durante una conferencia de prensa en el Pentágono, que es una simple atenuación retórica decir que la situación cambia día a día y que ahora amenaza la seguridad de Europa (14).

No queda otra solución que aceptar que la alianza entre los partidarios del caos y los partidarios de la recolonización no sólo va a perder la partida en Siria sino que, además, la alianza atlántica ya no puede seguir aspirando a la dominación global. Como consecuencia de ello, una inesperada inquietud conmociona las cancillerías, donde muchos comienzan a decir que ya es hora de lograr la paz… lo cual implica que hasta ahora pensaban de otra manera.

Los “cambios de casaca” que ya se anuncian sobre el tema de Siria tendrán como primera consecuencia la consagración del papel internacional de la República Islámica de Irán y de la Federación Rusa, dos actores que la prensa occidental presentaba -hace sólo 4 meses- como totalmente aislados y condenados a terribles dificultades económicas, dos potencias que ahora constituyen las primeras fuerzas militares -regional, en el caso de Irán, y global, en el caso de Rusia. La segunda consecuencia es que el presidente Assad se mantendrá en el poder, a pesar de las innumerables veces que se ha anunciado -a lo largo de los últimos 5 años- que “tiene que irse”.

Ante ese contexto, la propaganda de guerra sigue repitiendo, sin inmutarse, que cuando no son los bombardeos rusos los que matan a los civiles, estos mueren como consecuencia de los bombardeos del ejército sirio, imputación “confirmada” por la madre de las organizaciones terroristas islámicas -la Hermandad Musulmana- a través de su Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

La propaganda de guerra sigue repitiendo también que Rusia está deseosa de negociar porque la intervención militar le resulta onerosa -como si Moscú pudiera haber olvidado prever un presupuesto para ello durante el largo proceso de preparación de dicha operación. Siempre lleno de imaginación e inventiva, el director de la CIA, John Brennan, afirma por su parte que Rusia está preparándose para abandonar al presidente Assad, a pesar de que el presidente Putin en persona se reía de esa muestra de autopersuasión durante su reciente intervención en el encuentro del Club de Valdai.

En Francia, la rebelión comienza a extenderse a los medios políticos. Los 4 principales líderes de la derecha -Dominique de Villepin, François Fillon, Alain Juppé y Nicolas Sarkozy- han declarado, cada uno por su cuenta, que es absurdo buscarse la enemistad de Rusia y obstinarse en no reconocer la derrota sufrida en Siria. Pero Alain Juppé, que desempeñó un papel central en el inicio de la guerra, principalmente al firmar un tratado secreto con Turquía, sigue teniendo como objetivo final el derrocamiento de la República Árabe Siria… aunque sea más tarde. Del lado de la izquierda, varios líderes se plantean la posibilidad de viajar próximamente a Damasco.

El hecho es que los cambios previsibles han generalizado el pánico. Al extremo que Nicolas Sarkozy corrió a entrevistarse personalmente con el presidente Putin, como también lo hizo el vicecanciller alemán Sigmard Gabriel (15), quien se ha pronunciado por el fin de los diferendos y los rencores del pasado y ha llamado a reanudar el diálogo con Rusia.

Ya era hora…


Notas:

(1) “Moscú y Washington se plantean refundar las relaciones internacionales”, por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 5 de octubre de 2015.

(2) “Propuesta rusa de un debate sobre el terrorismo en el Consejo de Seguridad de la ONU”, Red Voltaire, 1º de octubre de 2015.

(3) “Lavrov to chair Security Council’s meeting on fighting terrorism”, Tass, 30 de septiembre de 2015.

(4) “Comunicado Final del Grupo de Acción para Siria”, Red Voltaire, 30 de junio de 2012.

(5) “¿Por qué Francia quiere derrocar la República Árabe Siria?”, por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 12 de octubre de 2015.

(6) “Joint Statement on the outcome of the multilateral talks on Syria”, Voltaire Network, 30 de octubre de 2015.

(7) “This political process will be Syrian led and Syrian owned, and the Syrian people will decide the future of Syria”.

(8) “Dos espinas en el pie de Obama”, por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 31 de agosto de 2015.

(9) “Turquía en peligro”, por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 27 de julio de 2015.

(10) “Estados Unidos e Israel inician la colonización del norte de Siria”, Red Voltaire, 1ro de noviembre de 2015.

(11) “Exclusivo: Los planes secretos de Israel y Arabia Saudita”, por Thierry Meyssan; “¿Por qué Occidente guarda silencio sobre la guerra en Yemen?”, por Martha Mundy, Counterpunch, Red Voltaire, 22 de junio y 6 de octubre de 2015.

(12) “El ejército ruso muestra su superioridad en la guerra convencional”, por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 19 de octubre de 2015.

(13) “Dunford Tells Senate Now is Time to Reinforce Iraqi Success Against ISIL”, por Jim Garamone, DoD News, 27 de octubre de 2015.

(14) “Department of Defense Press Briefing by General Breedlove in the Pentagon Briefing Room”, 30 de octubre de 2015.

(15) “Alemania trata de salirse del conflicto en Siria”, por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria), Red Voltaire, 29 de octubre de 2015.



Fuente:http://www.resumenmediooriente.org/2015/11/03/hacia-una-inversion-de-la-situacion-en-el-medio-oriente/

jueves, 14 de mayo de 2015

EL NORTE DE SIRIA FUERTEMENTE ASEDIADO




El acercamiento de este blog al conflicto sirio ha sido a través de una pacífica y apolítica comunidad dedicada a la educación, en la segunda ciudad en importancia de Siria, Alepo, situada al noroeste del país.

A través de los autollamados “Maristas Azules” conocimos el verdadero sentir de la población siria, muy diferente a la falsedad de la propaganda anglo-americana y de la Unión Europea. Apreciamos, como la segunda ciudad en importancia en Siria, era leal al gobierno democrático de Bashad Al Assad y como los “insurgentes” eran grupos revolucionarios financiados por las petrarquías del Golfo Pérsico de carácter islámico fanático (sunita) que buscaban eliminar a la minoría alauita (chiíta) que gobierna Siria desde hace décadas. Para ello, los árabes sunitas han contado con la colaboración del presidente Obama y del primer ministro Cameron de Gran Bretaña, quienes han armado y entrenado a los rebeldes, a pesar de conocer su fanatismo. Así mismo han contado con el apoyo de las autoridades de Turquía para su entrenamiento y del Iraq manejado por Estados Unidos. Además, tanto Turquía como Irak, han servido de “santuario” para los rebeldes.

Actualización del conflicto sirio


Recuerdo las proféticas palabras del director de la Inteligencia Militar hebrea, mayor general Aviv Kochavi, quién en julio de 2013 a un año del surgimiento del grupo Estado Islámico comentaba: <<Siria se está convirtiendo en un 'centro de la yijad' (guerra santa) global, en la que los extremistas cercanos a El Kaida no sólo quieren derrocar al presidente Bashar Al Assad, sino también crear un Estado gobernado por la sharia o ley religiosa. La guerra atrae a miles de fanáticos de todo el mundo y afectará a Israel, Líbano, Jordania y Egipto, igual que a todo Oriente Medio.>>[1]

Siria se libró entre agosto y octubre de 2013 de una “intervención humanitaria” por parte de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, en donde tuvo una intervención relevante el Papa Francisco, apoyado por el rey de Jordania, el presidente Putin y el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov.

La “guerra civil” iniciada en marzo de 2011, cumple ya cuatro años. Y mientras el ejército sirio se va desangrando lentamente, sus enemigos reciben continuamente refuerzos de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Qatar, Afganistán, Azerbaiyán, e incluso de países europeos y Estados Unidos, además de ayuda económica y armamento. La cifra de bajas fluctúa según la fuente, pero según distintas organizaciones humanitarias ronda las 215,000.

El surgimiento del Ejército Islámico (EI) a fines de junio de 2014, cambió radicalmente el panorama y “enfrío” temporalmente la ayuda de estados Unidos a los rebeldes. El presidente Obama se comprometió a combatir a éste grupo después de que se apoderaron de gran parte del territorio Iraquí y ciertamente ha efectuado bombardeos con un alto costo de vidas civiles, pero que no han frenado al poderoso Ejército Islámico (que como los ejércitos de la Primera Guerra Mundial, cuenta con una vasta red de túneles).

El 16 de noviembre de 2014 la Agencia Reuters informaba: <<El jefe del estado mayor conjunto de Estados Unidos, Martin Dempsey, llegó hoy sorpresivamente a Irak para preparar una nueva fase en la guerra contra el Estado Islámico (EI), organización político-religiosa que proclamó un califato en Irak y Siria.

La visita de Dempsey ocurrió al tiempo que el diario turco en inglés Hurriyet Daily News informó, con base en fuentes anónimas, que Turquía y Estados Unidos cerraron un acuerdo para equipar y entrenar en suelo turco a unos 2 mil combatientes de la oposición moderada al régimen de Damasco.


Según el rotativo, la formación de combatientes del Ejército Sirio Libre (ESL) debería comenzar a finales de diciembre, en un centro de entrenamiento en Kirsehir, centro de Turquía, 150 kilómetros al sureste de la capital, Ankara.>>[2]


El acoso yihadista en el norte de Siria




<<El Ejército de Bachar el Asad ha sufrido un drástico revés en el terreno en las últimas tres semanas. Tras cuatro años de constantes envites, los insurgentes lograron hacerse el pasado martes con la estratégica localidad de Jisr el Shugur, uno de los últimos bastiones del régimen en la provincia de Idlib, en la franja occidental de Siria. La caída de esta ciudad en manos rebeldes es la última de una serie de fuertes derrotas del bando leal a El Asad, acosado en el norte y el este por los yihadistas del Estado Islámico (EI), y en guerra abierta contra frentes rebeldes y Al Qaeda en el oeste y sur del país […]

“Miles de soldados se dirigen para reforzar nuestra posición al norte de Latakia [en la costa occidental] y frenar a los yihadistas”, asegura en una conversación telefónica un miembro de las fuerzas especiales sirias apostado en el sur de la provincia de Idlib. Los combates entre rebeldes y uniformados sirios dejaron decenas de muertos este viernes en el norte de Latakia, feudo de la familia El Asad. “Es muy peligroso porque ya no son meros grupos de yihadistas, nos enfrentamos a un Ejército real con tanques y cohetes, todo gracias al pasillo que ofrece Turquía en su frontera”, señala el militar. A la cabeza de la ofensiva en esa región, una de las más ansiadas por los rebeldes por su salida al mar, está el Ejército de la Conquista, paraguas bajo el que luchan Ahrar el Sham, grupo rebelde islamista, y el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria.

“En Latakia no durarán ni 10 minutos porque allí la mayoría son civiles que huirán”, apunta desde el otro bando Abu Salé, insurgente del Ejército de la Conquista, quien asegura que el siguiente objetivo será Alepo, la segunda ciudad en importancia del país tras la capital, Damasco.>>[3]

Sin embargo el hospital de Latakia se ha convertido en una especie de símbolo para Damasco, ya que un centenar de hombres leales a Assad resiste los ataques diarios de los yihadistas a la espera de refuerzos.

¿El último comunicado de los Maristas Azules?


En su último comunicado de mayo 4 escriben: <<Desde nuestro último mensaje la tensión ha subido varios peldaños en Alepo con la continuación del bombardeo de los barrios mayoritariamente cristianos. El once de abril le tocó a Sleiymaniye. Después vino el bombardeo de la plaza Farhat que ha provocado graves daños a la catedral maronita y al arzobispado Griego-Católico. A continuación fue el turno de la catedral de “Los 40 mártires”, de los armenios ortodoxos, que quedó destruida. Los días siguientes los obuses cayeron en la calle Costaski Homsi, la principal arteria del centro de la ciudad y sobre el barrio Telal, abandonado ahora por sus habitantes. Antes de ayer fue alcanzado el club de Alepo. Ayer le tocó el turno al barrio Siryane Al jadide. Hoy le ha tocado a Mogambo… muchas personas muertas y heridas.

Muchas familias se han ido, buscando refugio en las ciudades del litoral. El agua y la electricidad siguen siendo escasas cuando no están cortadas. El ADSL sigue cortado desde hace 40 días. ¡Solo los afortunados que tienen 3G tienen todavía acceso a internet! Eso sí, con velocidad muy lenta y un acceso a rachas.

Gracias a Dios los Maristas Azules no hemos tenido víctimas en nuestras filas ni entre los beneficiarios de los diversos proyectos. A pesar de todo continuamos con todos los proyectos.

Recibimos muchos mensajes de solidaridad y de amistad en FB y por e-mail a los que no nos es posible responder. Muchísimas gracias. Nabil Antaki>>[4] 


Jorge Pérez Uribe


Notas:
[1] Periódico El Financiero, Perfil Internacional , jueves 25 de julio de 2013
[2] Periódico La Jornada, domingo 16 de noviembre de 2014
[3]http://internacional.elpais.com/internacional/2015/05/01/actualidad/1430491348/474183.html
[4] https://www.facebook.com/MaristesAlep/posts/685456324915477

jueves, 18 de septiembre de 2014

ANTE EL EJÉRCITO ISLÁMICO: QUEDARSE O PARTIR. CARTA DE ALEPO N° 19


"¿Cuál es la solución? ¿Cuál será el futuro, o antes de eso, hay un futuro?"




A través de la heroica comunidad marista de Alepo, hemos podido vivir el conflicto sirio desde dentro, a partir de mayo de 2013. El reciente mapa, cortesía del amigo Fady Marouf, muestra que el exhausto gobierno sirio controla apenas una cuarta parte del país, el resto está en poder de rebeldes. Financiados desde 2011 por los emiratos árabes y armados por Estados Unidos y Francia, han engendrado un poderoso enemigo: el Ejército Islámico, que astutamente controla poblaciones y pozos petroleros, no desierto.

La coalición que amenazaba sumir el Medio Oriente en un mar de fuego, se reactiva dizque para combatir a los jihadistas, mientras la población emigra a los países vecinos en una condición de total precariedad. Mientras tanto los “maristas azules” resisten…


Alep, 1° de septiembre de 2014

Quedarse o partir, tal es el dilema al que se enfrentan los sirios, sobre todo los de Alepo, ahora más que nunca. ¿Qué hacer? ¿Seguir resistiendo? ¿Quedarse a pesar de todo lo que está pasando, de todo lo que estamos sufriendo desde hace más de tres años? ¿Cuál es la solución? ¿Cuál será el futuro, o antes de eso, hay un futuro?

¿Abandonar definitivamente el país? ¿Ir a vivir a otra parte ese futuro y sobre todo el futuro de los niños? Pero ¿dónde? ¿Y cómo? ¿Ponerle una cruz al pasado? ¿Dejar todo lo que se posee y volver a empezar desde cero? ¿La letanía de estas preguntas sin respuesta es larga y nos obsesiona todo el día. La gente que contemporizaba, que había dejado las preguntas y las respuestas en suspenso esperando ver más claro, sea porque esperaban una solución cercana de la crisis o simplemente porque les faltaba el valor para irse, actualmente abandonan Siria, cada vez más numerosos, sobre todo los cristianos, para tomar el camino del exilio definitivo hacia un país que no han escogido. «Poco importa dónde vaya, lo importante es que llegue y que pueda vivir en paz ».



La paciencia de la gente ha llegado al límite. Tras los tres años que dura el conflicto sirio, con sus 192.000 muertos, sus millones de desplazados y de refugiados, no ven aparecer en el horizonte ninguna solución. Y luego está el encadenamiento de acontecimiento capaz de hacer perder todas las ilusiones incluso a los más optimistas. En primer lugar el bloqueo de la ciudad durante varias semanas, seguido de un corte total de agua durante más de dos meses, todo ello salpicado de lluvia de obuses y de morteros que siguen haciendo su cosecha cotidiana de muertos y de heridos...

Pero lo peor es el miedo que se agarra a las entrañas, inspirado por esa banda de salvajes que ha tomado posesión de todo el este de Siria y del norte de Irak para hacer reinar allí un Estado de ley islámica que no tiene nada que ver con el islam. Es una banda compuesta en su mayoría de extranjeros, con los que nuestros compatriotas musulmanes no se identifican, que degüellan, decapitan (y no sólo periodistas americanos), crucifican hasta la muerte, lapidan a las mujeres supuestamente adúlteras, flagelan para castigar (a los que fuman, por ejemplo), entierran personas vivas, vende a las mujeres como esclavas... La lista de sus actos de barbarie y de crueldad es demasiado larga para reproducirla integralmente en esta carta.



Pero, sobre todo, el acontecimiento - catástrofe ha sido la suerte reservada a los cristianos de Mossoul y de Qaraqosh-, así como a las otras minorías religiosas (irakianos, igual que los musulmanes, como los yizadíes, por ejemplo). Esto es lo que ha motivado a los sirios la decisión de abandonar el país. Puestos ante la elección de convertirse o morir, o de huir, centenares de miles de personas han tomado el camino del éxodo, dejando la tierra de sus antepasados, sus raíces, su historia, y se han marchado sin poder llevar nada consigo, ni siquiera su alianza ni algo de dinero, expulsados y luego exterminados como lo fueron en 1915 los armenios a manos de los otomanos, en el primer genocidio del siglo XX.

Así es como también Alepo se ha despoblado de los cristianos. No deben quedar más que apenas la mitad (según los optimistas) o quizás un tercio. Hace tres años era la gente pudiente, las élites (médicos, hombres de negocios, universitarios...) quienes se habían ido, a la espera de tiempos mejores, antes de que lo provisional se haga definitivo. En cambio, desde hace poco, todo el mundo quiere irse: clases medias, jóvenes, menos jóvenes, pobres, personas sin recursos... todos se empujan en le portón. ¿Y qué podemos decir nosotros, tenemos algo que decir a todos estos candidatos al exilio? ¿Tenemos que animarlos o intentar disuadirlos?

¿Qué podemos decir a esas tres parejas jóvenes que se van al Líbano, que deben inscribirse en la oficina de Naciones Unidas para los refugiados para obtener un visado de emigración y que han venido a despedirse hace una semana? Tres años sin trabajo es duro para familias jóvenes, a los que todo sonreía cuando se embarcaron en la vida profesional y conyugal hace unos años.

¿Qué responder a las familias más desfavorecidas que ayudamos materialmente y que no pueden habitar en su pobre barrio, Midane, objetivo cotidiano de los obuses de los rebeldes? ¿Y a quienes han visto a sus vecinos matados o heridos y que tienen miedo por ellos mismos y por sus hijos? «Queremos irnos, ayudadnos a preparar los papeles, tenemos primos o hermanos en América Latina que podrán ayudarnos a obtener un visado».

¿Qué aconsejar, qué decir a estas personas que no pueden seguir esperando a que "los acontecimientos" terminen, que no pueden soportar más tiempo la privación de agua, de electricidad, de alimentos, de medicinas, de dinero; o los obuses, o los sufrimientos; que no quieren ver más a sus hijos crecer sin no conocer nada más que la guerra y que aspiran a un porvenir segur, estable, en paz...?

Qué responder a ese médico indignado por la cobardía de los occidentales. «Los dirigente occidentales han calificado de acto bárbaro la decapitación de un periodista americano. ¡Hay que recordarles que esos salvajes, que cometen actos de barbarie en nuestro país, son los mismos que fueron animados, financiados y protegidos por ellos mismos y sus aliados, bajo el pretexto de llevar al pueblo sirio la democracia y la libertad, en el marco de un plan con el romántico nombre de "Primavera Árabe", que había sucedido a las formulaciones precedentes de "Caos constructivo" y de "Nuevo medio oriente"! ¿Esos salvajes, llamados por los occidentales rebeldes o combatientes de la libertad cuando cometen sus crímenes en Siria, no se han transformado súbitamente en bárbaros y terroristas más que cuando algunos de sus efectivos han entrado en Irak? ».

Qué decir a esas decenas, a esos centenares de personas que encuentro en la residencia de los maristas, en la calle o en mi consulta, que me expresan su angustia y su pánico ante la oleada de Daech (EIIL): "¿Y si invaden Alepo? ¿Y si nos toca sufrir la misma suerte que los cristianos de Mosul, tener que elegir entre la conversión o la muerte, huir en columnas de refugiados sin poder llevar nada? ¡Mejor irse enseguida antes de que "ellos" lleguen! No queremos morir degollados, decapitados, enterrados vivos, crucificados por esos salvajes. ¡Y pensar que "ellos" están solo a unos quilómetros al este de Alepo y que acaban de tomar el control de toda la región al norte de la ciudad!

Y la gente yéndose. Nuestro chófer, su familia, sus hermanos y sus familias, que acaban de llegar a Alemania. Varios trabajadores del hospital, que han logrado un visado y se han ido a Europa. Nuestra empleada de la limpieza, que se prepara a ir a Venezuela. Otra familia que se ha marchado a Australia, otros, armenios sobre todo, a Estados Unidos o a Europa del Norte.

El Vaticano y las instituciones caritativas de la Iglesia, por su parte, piden a los cristianos que no abandonen su tierra, la cuna del cristianismo. ¡¡¡Mientras que sus representantes sobre el terreno distribuyen la ayuda recibida con parsimonia para "responsabilizar" a la gente, para no convertirlos en "asistidos"!!! En unos meses, les quedará mucho dinero pero no habrá nadie a quien dárselo. Un amigo bien informado me ha dicho: "Si dentro de unos meses el EIIL invadiera Alepo, no se vería más que una columna de apenas unos miles de refugiados cristianos en la senda del exilio".


Los Maristas Azules no tenemos certezas que ofrecer, ni respuestas a los temores y a las preguntas. Tampoco nos toca a nosotros desaprobar las decisiones tomadas. Tratamos de ser simplemente, con nuestra presencia activa, un resplandor de esperanza para aquellos a quienes no les queda esperanza... una fuerza para los que dudan... un consuelo para los que están atormentados.

Intentamos también aliviar los sufrimientos psíquicos y morales y, al menos, ofrecer a los que se quedan unas condiciones de vida aceptables para que la falta de todo no sea el motivo principal de su marcha.

De este modo nuestros programas continúan, a pesar de la cruel perdida que hemos sufrido con la muerte de uno de los pilares de los Maristas de Alepo, nuestro amigo y hermano Ghasbi Sabe, fallecido por una crisis cardíaca a la edad de 59 años. Pedagogo, animador, miembro del equipo de socorro alimentario, responsable de los diferentes "cestos de comida", miembro del equipo de MIT, era un hombre cálido, fiel, sencillo, humilde, cocinero sin par, por añadidura, apreciado y amado por todos.

El programa "Civiles heridos de guerra" continúa cuidando a los heridos alcanzados por los morteros; hoy es una madre, médico de profesión, y su hijo de 8 años; a ella la hemos atendido por fracturas abiertas en los dos brazos y a él por múltiples lesiones en el vientre; nos hemos visto obligados a quitarle el bazo, un riñón y una parte de los intestinos.

Nuestros tres "cestos de comida" mensuales o quincenales sirven para alimentar a las familias cristianas de Djabal Al Sayde (cesto de la montaña), las familias musulmanas desplazadas de otras regiones (cesto de los Maristas Azules) y las familias pobres de Midane (cesto de la "Oreja de Dios").

Continuamos nuestro proyecto de alojamiento de desplazados alquilando pequeños apartamentos para los que no tienen techo. Les proporcionamos mantas, utensilios de cocina, bidones de agua...

Hace poco hemos iniciado un proyecto de distribución de agua a los voluntarios y a los beneficiarios de los proyectos. Hemos instalado en una camioneta unas cisternas que llenamos de agua, sacada de un pozo, y la bombeamos luego a los depósitos (de 200 a 1000 litros) de las personas concernidas.

En el M.I.T. (nuestro centro marista de formación) continuamos formando a los jóvenes adultos en el marco de talleres de tres días de duración. La última, cronológicamente, se terminó el domingo pasado y trataba sobre las normas de calidad. Ofrecemos también un espacio de reflexión con conferencias-coloquio, la última de las cuales, muy destacada, trataba de "la prueba del creyente ante la guerra".

Los niños de 3 a 6 años de "Aprender a Crecer" y los de 7 a 13 años de "Quiero Aprender" vienen a hacer colonia de vacaciones en nuestra casa, alternando semanalmente. Se organizan para ellos programas maravillosos.

La "Skill School" para los adolescentes continúa, con programas variados que combinan deporte, habilidad manual y actividades pedagógicas.

El programa "Tawassol" para las madres no para. Incluso con temperaturas de 40 a 45 grados todo el mundo acude a la cita.

Perseveramos en medio de condiciones de vida muy difíciles: a la falta de agua (el aprovisionamiento de cada barrio de Alepo se hace durante 10 horas cada 10 días) se añade la de la electricidad (2 veces hora y media cada 24 horas) y la amenaza de tiros de mortero.

¿Qué nos reserva el porvenir? ¿Hay que irse, hay que quedarse? Tantas preguntas las que no se puede responder por el momento, hasta que... hasta que ¿qué?

Un sacerdote dominico de Irak ha escrito recientemente: "Irak, hoy, está completamente destruido. Además el tejido social está roto claramente. Las estadísticas indican igualmente que el país es muy peligroso, que se ha vuelto inhabitable, invivible. Los pobres de este país se preguntan hacia qué futuro se está empujando al país. ¿Hacia un país moderno, estable, democrático? Una respuesta sencilla de cualquier habitante de Irak será: se está empujando a Irak a lo desconocido. Pero en ese desorden impuesto por el poder del mal, la cuestión central es la siguiente: ¿Cuál es el porvenir de los cristianos de Irak? ¿Hay que expulsarlos o exterminarlos? Nuestra peregrinación, nuestro vía crucis y nuestra carga, según parece, se hacen largos y pesados. La situación dramática que viven los cristianos en este momento es escandalosa. Ya sólo faltan los campos de concentración en un proyecto de desenraizamiento diabólico. Mientras que los delegados políticos y eclesiásticos se van sucediendo, los exiliados pasan sus noches bajo tiendas y en espacios públicos. A pesar de la alerta roja el tiempo pasa y los exiliados siguen sin abrigo".

Reemplazad la palabra Irak por Siria e iraquís por sirios y habréis entendido todo. Esta carta está fechad el uno de septiembre, fiesta de uno de los santos más venerados en Siria, San Simeón el Estilita, que había vivido en el siglo V durante 42 años colgado en una columna de 18 metros de altura. ¡Según la tradición, había escogido esta vía para estar más cerca de Dios! Que nuestro sacrificio y nuestro calvario no duren tanto tiempo.


Nabil Antaki, 
en nombre de los maristas azules.







Fuente: http://www.periodistadigital.com/religion/mundo/2014/09/11/los-del-ei-deguellan-decapitan-crucifican-hasta-la-muerte-entierran-personas-vivas-religion-iglesia-carta-maristas-azules-siria-estado-islamico-irak.shtml


viernes, 4 de julio de 2014

EL GRUPO JIHADISTA “ESTADO ISLÁMICO” RESTAURA EL CALIFATO, TRAS UN SIGLO






Coincidiendo con el inicio del ayuno del Ramadán, el pasado domingo 29 de junio, el grupo conocido como Ejército Islámico de Irak y el Levante (Siria y Líbano) o EIIL, –Isil, por sus siglas en inglés, y Daesh en árabe–, declaró después de prácticamente un siglo la instauración de un califato islámico.

En un documento titulado «Esta es la promesa de Alá» que se difundió a través de las redes sociales, el grupo informó que sus líderes «han resuelto anunciar el establecimiento del califato islámico y la designación de un califa para todos los musulmanes». El nombramiento recayó en el jefe del EIIL, Ibrahim ibn Awad, conocido como Abu Bakr al Bagdadi (sucesor del profeta Mahoma en árabe).

El documento señala que Al Bagdadi será «el imán y califa para los musulmanes en todo el mundo». El EIIL anunció que queda eliminada la parte «de Irak y el Levante» del nombre del grupo, por lo que pasa a denominarse únicamente como «Estado Islámico».

El califato fue el sistema político que rigió entre la comunidad musulmana desde el nacimiento del islam con el profeta Mahoma y supervivió, en diferentes formas y lugares, hasta el final del califato otomano, que el legendario caudillo Mustafá Kemal Atatürk abolió a comienzos del siglo XX para crear la nueva república de Turquía.

El califato se rige por la «sharía» o ley islámica y su máxima autoridad religiosa y política es el califa, por lo que todos los musulmanes deben jurarle lealtad.


“Aclaramos que, con esta declaración de califato, es imperativo para todos los musulmanes jurar lealtad al califa Ibrahim y apoyarle”, dice la organización jihadista.


El califato no entiende de fronteras políticas ni divisiones administrativas que no sean las recogidas por la “sharía” (ley islámica), por lo que la declaración “anula la legalidad de todos los emiratos, grupos, Estados y organizaciones, por la expansión de la autoridad del califa y la llegada de las tropas a sus áreas”.



La milicia de Abu Bakr al Bagdhadi controla ya el noreste de Siria y buena parte de las provincias sunís de Irak. Pero lo que está sorprendiendo a muchos analistas, más allá de su poderío militar, es la profesionalidad que impera en su organigrama, en la gestión de sus finanzas y en su estrategia de comunicación. El ISIL funciona como una gran corporación. Publica informes anuales con estadísticas detalladas sobre el tipo de ataques y el lugar donde los lanza y tiene una estructura centralizada que emana del emir y los gobernadores provinciales. Tiene una fuerte presencia en las redes sociales You Tube, facebook y twitter, través de las cuales inspira temor a sus oponentes y recluta adeptos. Se calculan sus efectivos entre siete mi y diez mil combatientes. 

En su poder ha caído Mosul, la tercera ciudad de Irak, localizada en el norte del país. Sus fuerzas avanzan rumbo al sur, hacia Bagdad y han tomado Tikrit, el pueblo natal de Saddam Hussein. El ejército iraquí parece haberse fragmentado, habiendo cedido también Kirkuk a los kurdos. El EIIL controla ahora con efectividad un largo segmento del norte y el oeste de Irak, así como una zona contigua en el rincón noreste de Siria. Los comentaristas han bautizado esta zona transfronteriza como Jihadistán.


El nuevo Frankestein islámico ha alcanzado su madurez



El grupo al parecer fue parido por Al Qaeda, luego amamantado por Arabia Saudita y Qatar, fogueado en Irak y Siria y finalmente armado por Estados Unidos, el grupo se ha separado de Al Qaeda y se autofinancia con los territorios que ha ido ocupando, entre estos se cuentan los campos petroleros del este de Siria, en su poder desde 2012. En los territorios conquistados en Irak, demás se ha apoderado del equipo militar dejado por Estados Unidos.

Fuentes de inteligencia de exagentes israelíes, revelaron que el pasado 23 de junio, el EIIL intentó penetrar en Jordania desde Rutba y que cazas jordanos destruyeron cuatro transportes blindados de tropas. Según la fuente, las fuerzas armadas jordanas convocaron a los reservistas para integrarse a sus unidades. 

Arabia Saudita ahora ve con temor a aquellos sauditas que en número de entre mil y dos mil se desplazaron a Siria para Luchar contra Bashar Al Assad, pues de ellos unos 250 han regresado a Arabia, perfectamente entrenados y dispuestos a entregar a su país al califato. 

Tras anunciar la 'restauración del califato', el grupo yihadista Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) ha publicado un mapa que muestra qué países quiere conquistar para expandir el Estado islámico, informa 'Daily Mail'. Según los datos del mapa, los objetivos son España, los Estados de la península de los Balcanes, Oriente Medio, África del Norte y grandes zonas de Asia.

La sentencia para los cristianos



Jorge Pérez Uribe



viernes, 20 de diciembre de 2013

¡EL NIÑO QUE SE NOS HA DADO! Carta N° 15 de Aleppo





¿Quién quiere saber en estos días, de alguna guerra? ¿De falta de comida? ¿De frío, temor o muerte? Pensaba en ofrecerles una bella historia, con final feliz. Tal vez un cuento. Pero... me topé nuevamente con una carta de esos heroicos -o aunque moleste a algunos-, verdaderos seguidores de Cristo, dispuestos a acompañar hasta el fin y dar la vida por sus hermanos, sean estos cristianos, musulmanes o no creyentes. ¡Y el colmo es que en vez de pedirnos consuelo, ayuda de todo tipo, esperanza. Ellos son los que nos la ofrecen y nos brindan una feliz Navidad!

Pero, permítanme presentarles primero como se celebrará la Navidad en Aleppo, segunda ciudad en importancia de Siria:

El obispo Audo: Nuestra Navidad bajo las bombas (20 de diciembre de 2013)



Aleppo – Las afueras de Aleppo, en manos de las fuerzas rebeldes, están sufriendo los bombardeos de la aviación gubernamental. Según diversas fuentes que concuerdan entre sí, la ofensiva militar ya ha provocado más de doscientos muertos. “Mientras tanto -informa a la Agencia Fides el jesuita Antoine Audo, obispo caldeo de la metrópolis Siria- en las áreas centrales de la ciudad continúan cayendo golpes de mortero procedentes de las zonas periféricas en manos de los rebeldes, que siguen causando víctimas. Con estos ataques parecen querer dar la señal de que están presentes, y con el control de la situación. A veces oímos a lo lejos el estruendo de los bombardeos del ejército, pero sobre los efectos de la ofensiva no tenemos información fiable. Los cortes de energía impiden la conexión a Internet o ver la televisión. Y, evidentemente no hay periódicos”. El obispo Audo describe una situación contradictoria, donde se mezclan los acontecimientos trágicos y el deseo de normalidad, la tentación de de dejarse llevar y testimonios de redención y esperanza: “Acabo de terminar una reunión de coordinación con los cirujanos que se mueven por toda la ciudad para ayudar a las personas que necesitan intervenciones quirúrgicas. Continua el trabajo de Caritas, y también las iniciativas pastorales antes de Navidad.

La semana pasada comenzamos un curso de la Biblia, y había más de cincuenta chicos. Parece una contradicción increíble. Pero tratamos de fomentar por todos los medios a nuestro pueblo cristiano a vivir iniciativas concretas que son también una fuerte señal de la voluntad de no darse por vencido, de seguir esperando, incluso en la situación absurda en la que nos encontramos. En este espíritu, vamos a pasar la Navidad. No haremos la vigilia en la noche por razones de seguridad. La celebración litúrgica tendrá lugar por la tarde”.




A continuación la Carta N° 15 de Alepo:

Niños con esperanza, que consuelan a los adultos

La Navidad de los maristas de Alepo


H. Georges Sabe, 19 de diciembre de 2013

Nosotros, los Maristas Azules, hemos soñado para ellos otro mundo distinto de aquel en el que están... Con vosotros, y gracias a vuestra solidaridad, apoyo y ánimo, el sueño se ha hecho realidad...

Hoy, 11 de diciembre de 2013, es un día muy especial... ¡Alepo ha quedado cubierta por una capa blanca! Los colegios están cerrados, mucha gente se ha quedado en casa, algunos niños y jóvenes aprovechan para jugar y divertirse, olvidando por un día una realidad cada vez más oscura e incomprensible... 

Con motivo de la Navidad el niño sirio nos interpela...

«Necesito... Necesito zapatos... Necesito un jersey... Necesito una manta... Necesito un bote de leche... Necesito calentarme... Necesito alimentarme...». 

Escuchamos todos esos gritos de boca de los niños que vienen a nuestra casa cada día. 

Niños de familias desplazadas... o familias pobres... Niños de cualquier edad, niños que nos visitan con sus padres... Niños que han dejado de ir a la escuela... que ya no tienen acceso a la escolarización... 

Sus colegios han sido destruidos u ocupados... 

Niños que no saben siquiera leer o escribir... 

Niños abandonados, niños que venden pan en las aceras... 

Niños que gritan de alegría y asombro cuando, volviendo a sus hogares, descubren que se ha restablecido la electricidad: «¡Por fin podemos ver los dibujos animados...!». 

Niños que nos traen las preocupaciones de los adultos: «Sabes, mamá no me ha podido lavar la cara porque no había agua en casa...». 


Niños que viven ya en la nostalgia del pasado... Fadi le dice a su padre, que le está explicando el tiempo pasado... «Papá, el tiempo pasado es como nuestra casa, a la que no volveremos nunca...». 


Niños que están inquietos... que se preguntan si verán de nuevo a las personas o los lugares que aprecian... Niños que no quieren apartarse de sus padres... y padres que no quieren que sus hijos se alejen... Qué angustia cuando los niños tienen que ir a la escuela cada mañana: ¡y si algo pasa, y si algo les impide volver a casa...! 

Niños que consuelan a los adultos diciéndoles: «No te preocupes por ese ruido que oyes... es una bala... una bomba... una explosión o un misil...». Niños que quieren expresarnos su alegría por estar vivos, a pesar del sufrimiento de los adultos... 

Nos piden un espacio de paz, de felicidad... de ternura... o, simplemente, un espacio de juego... Niños que oyen a sus padres repetir: «¡Qué Dios os proteja...!». 

No podemos dejar de pensar en cada uno de ellos en este día en que la nieve cubre todo Medio Oriente... 

Nos invitan a mover nuestra vida, a desplazarnos, a salir de nosotros mismos, a ir a sus fronteras... La urgencia no admitía esperas. Había que arriesgar, decir algo distinto de lo de tener piedad, actuar... inventar, crear y hacer nacer... 

Para ellos han nacido los proyectos, se han comprometido los voluntarios, se han lanzado los programas... 

Nosotros, los Maristas Azules, hemos soñado para ellos otro mundo distinto de aquel en el que están... 

Con vosotros, y gracias a vuestra solidaridad, apoyo y ánimo, el sueño se ha hecho realidad... 

Y esta realidad ha crecido con el nuevo proyecto M.I.T.: Marist Institute for Training... Un centro de formación para personas de entre 20 y 45 años, que les permitirá adquirir competencias y añadir a sus currículos cursos importantes de diferentes sectores. En 6 semanas hemos organizado ya 3 sesiones, cada una de 12 horas, y 3 conferencias de 2 horas sobre temas relacionados con la calidad, la comunicación, la gestión del tiempo y muchos otros temas interesantes. Limitamos el número de participantes a 18 personas por sesión, mientras que las conferencias son abiertas para todo el que quiera participar... Ha sido un gran éxito... 

Los niños de «Apprendre à grandir» (Aprender a crecer) continúan sus programas educativos...

Hay que destacar el interés mostrado por los padres en la calidad educativa que ofrecen los dos proyectos, el de la mañana para los desplazados, y el de la tarde para los niños de las familias de «L'Oreille de Dieu» (La oreja de Dios). Viendo el mal estado de los zapatos de los niños de familias desplazadas, hemos ofrecido a cada niño un par de zapatos nuevos... 

Los jóvenes de « Skill School » (Escuela de habilidades) continúan preparando activamente un proyecto de Navidad... Los animadores se esfuerzan porque el proyecto sea un éxito... 

Las mujeres de « Tawassol » aprovechan todo lo que sus monitores les enseñan, sea en inglés, en informática o en trabajos manuales... 

Los miembros de las familias del «Panier de la Montagne» (Cesta de la montaña) como las de «L'oreille de Dieu» (La oreja de Dios) de Midane, han recibido cada una, además de la cesta de alimentos mensual, nuevos vestidos y zapatos... 

También hemos relanzado nuestro antiguo proyecto de alojamiento y comenzado a ayudar a familias desplazadas que tienen necesidad de alquilar una casa... De momento se han beneficiado una decena de familias... Se añaden a la lista de las 30 familias que se alojaban en nuestra casa y a las que ayudamos a alquilar otra casa... 

Con los dibujos de Fadi, Roula, Marwa y Youssef, y en su nombre y en el de tantos niños de nuestra querida Siria,


Os deseamos una Navidad de paz y esperanza... 
En nombre de los Maristas de Alepo






Fuente: http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2013/10/17/alepo-religion-iglesia-siria-maristas-azules-guerra-solidaridad.shtml

jueves, 28 de noviembre de 2013

DAMASCO: UN ESPEJISMO DE NORMALIDAD EN EL CORAZÓN DE LA GUERRA SIRIA


Entre los muros de la capital sobreviven refugiados cristianos, musulmanes suníes y alauíes.
Nos adentramos en este bastión del régimen de Bachar el Asad, donde no cesa el ruido de la artillería y las patrullas de las milicias






por David Alandete*



Solo el estruendo ocasional de los morteros y la artillería distantes rompe la melancólica melodía del laúd en el escenario. Los tiempos han cambiado y lo que antes fue un restaurante de paso obligado para turistas, extranjeros y nacionales, languidece hoy con unas pocas mesas ocupadas. A pesar de todo, los sirios sonríen. Es normal. Pocos lugares hay como el restaurante Abo Al-Ezz. Damasco regala uno de sus cielos nítidos. Tras los ventanales asoma la mezquita de los Omeyas. Abajo bulle el zoco, donde se venden ya pocos souvenires, pero uno encuentra cosas más prosaicas: ropa interior, pañuelos o jabones de Alepo. La capital siria se aferra a un espejismo de cotidianidad, sitiada por la guerra, empeñada en soñar con los débiles recuerdos del pasado.

“Siria era un lugar en el que una mujer como yo podía decidir si quería llevar velo o no”, cuenta Nabila Hadi, de 37 años, sentada a una mesa junto a una amiga. “Siria era…”, así comienzan a narrar muchos damascenos, como si el tiempo y el lugar en el que viven fuera cosa de otra era. Aquellos que quedan en la burbuja de relativa calma que es Damasco apoyan en su mayoría el régimen de Bachar el Asad, que aguanta desde marzo de 2011 el embiste de unos rebeldes que se levantaron con las primeras ráfagas de la primavera árabe. A Nabila no le asusta la guerra en sí. Hasta hace dos meses vivía cómodamente en los Emiratos Árabes Unidos, pero regresó para estar con su madre, que se niega a abandonar Damasco a pesar de los coches bomba, los morteros, los puestos de control y el tenso silencio que se apodera de esta majestuosa ciudad de noche. “Lo que sí me da miedo es que vengan los otros y nos pongan a todas el velo”, dice.


Nabila no va tapada a pesar de ser musulmana suní. En eso, Damasco acabó siendo una capital única en el mundo islámico. El régimen de la familia El Asad, de confesión alauí, ha mantenido unida cuatro décadas una amalgama de religiones, sin dejarse dominar por ninguna. “No queremos convertirnos en Egipto. ¿Ha visto a alguna mujer recientemente en El Cairo sin velo? Allí, los islamistas avanzaron un extremismo que nada tiene que ver con la fe, que es una cuestión individual”, explica. Frente a ella, asiente su amiga Rima Hakim, peluquera, de 37 años, también con el cabello, rubio, descubierto. Su negocio aguanta, aunque con menos clientes. Mantiene unidos como puede los retazos de su vida antes de la guerra, como venir a comer al Abo Al-Ezz. “Las mujeres éramos libres. Puede que eso se esté acabando”, dice bajando la voz y señalando a otra mesa en la que varias mujeres con velo comen calladas junto a sus maridos.

“No queremos convertirnos en Egipto. ¿Ha visto a alguna mujer recientemente en El Cairo sin velo? Allí, los islamistas avanzaron hacia un extremismo que nada tiene que ver con la fe"

Nabila Hadi, musulmana suní


En principio, Occidente vio con esperanza la lucha de los opositores. Hablaban de democracia y de libertad. Enviaban a representantes a Estados Unidos y Europa, prometiendo una transición modélica si El Asad abandonaba el poder. Muchas veces se dio al régimen por caído, pero el Gobierno resiste. El bando rebelde ha quedado fragmentado, cautivo de milicias yihadistas que cometen matanzas en nombre de la ley islámica. En Damasco no se encuentra a sirios que renieguen de El Asad. Es el bastión del régimen, y quienes disienten no hablan en alto, pues Siria es famosa aún por la ubicuidad de la Mujabarat, el servicio secreto.

Suerte tienen quienes aguantan con sus negocios. Muchas tiendas de antigüedades en la ciudad vieja siguen abiertas porque sus propietarios no tienen otra cosa en la que ocupar su tiempo. Hoy levantan las persianas, sacan su silla a la calle y ven el día pasar, unas veces plácidamente, otras sacudido por atentados.

Sam Darbouli, de 32 años, ha escapado en varias ocasiones de la muerte. Hace unos meses, un coche bomba estalló cuando pasaba por la céntrica plaza de Marjeh. La semana pasada evitó la explosión de los morteros por unos metros cuando acudía al gimnasio. Muchos de sus trayectos habituales han quedado en ruinas. Y se ha visto obligado a congelar el proyecto de su vida, Beit Chames, una lujosa casa de huéspedes abierta en 2009, que logró llenos constantes y alabanzas en las guías de viaje. Hoy ocupan las habitaciones sus padres y hermanos, que abandonaron sus hogares.

“Los últimos clientes se marcharon en abril de 2011”, dice con aire nostálgico. Su casa mantiene el color burdeos con el que pintó las paredes y el suntuoso mobiliario damasceno de madera y madreperla. La revuelta contra Bachar el Asad comenzó, con manifestaciones en el sur del país, en marzo de aquel año. Pronto las agencias de viaje empezaron a emitir recomendaciones en contra de viajar a Siria. Sam tenía el hotel completamente reservado hasta julio, pero todos los huéspedes cancelaron sus viajes. Hoy sueña con que el futuro le devuelva el pasado. “Teníamos seguridad y estabilidad. Nos sentíamos libres, no necesitábamos que vinieran a decirnos qué es la democracia”, dice.

Frente a Beit Chames queda un socavón y los restos de lo que parece un suntuoso palacio. Iba a ser un hotel Serena, una cadena propiedad del agá Jan, que quiso erigir allí un monumento residencial al lujo. Hoy quedan las excavaciones, unos restos más de la capital cosmopolita que Damasco creía ser; de aquellos años en los que el país se abría al mundo después de que Bachar el Asad heredara el poder tras la muerte de su padre en 2000. Llegó con él Asma, su mujer, nacida en Londres. La elegante primera dama se dejaba ver en exclusivos restaurantes y cultivaba la amistad del diseñador Christian Louboutin, quien venía a Siria a comprar seda para sus zapatos y acabó adquiriendo un palacio en Alepo, hoy abandonado en un bastión rebelde. Todas esas caras famosas han desaparecido.

Hace un tiempo que tampoco se ve a Abu Shadi, el contador de historias que cada tarde acudía al café Al Nofara, que se jacta de ser el más antiguo de la ciudad, en un callejón que lleva a la mezquita de los Omeyas. Con su fez rojo y su larga túnica, Abu Shadi narraba hazañas de olvidados reyes y valientes guerreros. Al acabar solía clavar una espada sobre una mesa, provocando el pánico en los extranjeros y la risa de los asiduos. Hoy, en Al Nofara los jóvenes fuman de la pipa de agua, pero no queda rastro de cuentos ni de turistas.

“Teníamos seguridad y estabilidad. Nos sentíamos libres, no necesitábamos que vinieran a decirnos qué es la democracia”

Sam Darbouli, propietario de una lujosa casa de huéspedes


“Han sido dos años muy duros”, admite Sandra, de 17 años, estudiante de enfermería que, como en cualquier país, pasa las tardes con sus amigos conectada a las redes sociales a través del móvil. “Vivimos aquí. Amamos nuestro país. Nos quedaremos en él para defenderlo”, dice. Sabe que cuando acaben sus estudios, muchos de los varones sentados a la mesa deberán ingresar en el servicio militar y librar una guerra que ya se ha cobrado más de 100.000 vidas. “Sabemos que hay sacrificios necesarios”, dice. “Sobre todo para ellos”.

Sandra es cristiana, como entre un 6% y un 10% de los sirios. A pesar de vivir en el bastión protegido por el Gobierno, se resiste a dar su apellido por temor a represalias. Siria es, al fin y al cabo, un país de mayoría suní. “Uno no puede saber a quién acabará apoyando el vecino”, dice bajando la voz. Su familia procede de Malula, una de las últimas localidades en las que se preserva, hablado, el arameo de Jesucristo. Atacada en verano por los yihadistas, muchos cristianos huyeron a Damasco. “Mis familiares vinieron a quedarse con nosotros y asumen que no podrán volver en un tiempo”, dice. La guerra ha obligado a abandonar sus hogares a seis millones de personas. Dos millones se han refugiado en el extranjero.

Los cristianos recuerdan que cuando comenzaron las revueltas, apoyadas sobre todo por suníes, en las mezquitas se gritaba: “¡Los cristianos, a Beirut, y los alauíes, a la tumba!”. “Cuando vieron que no nos íbamos, cambiaron la frase y comenzaron a decir que alauíes y cristianos deberíamos ir a la tumba”, recuerda el padre ortodoxo Gabriel Daoud, de 36 años, en su iglesia, la de San Jorge, en el barrio cristiano de Bab Tuma. En sus dependencias duermen desplazados de Malula. Sobre la fachada, un cartel muestra fotos de los obispos Boulos ­Yazigi y Yuhanna Ibrahim, secuestrados por los rebeldes en abril. Nada se sabe de ellos.

Los cristianos de Damasco sienten que la historia les ha devuelto a aquellos años que recuerdan de los libros de historia, en los que su comunidad era perseguida, cuando su credo se abría camino en el mundo y se reforzaba precisamente en lugares como la actual Siria, donde Pablo de Tarso se convirtió a la fe de Jesucristo. El padre Daoud habla hoy de exterminio, de terrorismo, de limpieza religiosa por parte de los opositores. Lo hace sin miedo, a pesar de las amenazas que ha recibido por carta y por teléfono. “Tras la guerra de Irak han desaparecido de allí los cristianos. En Egipto son también perseguidos. Somos los siguientes”, dice. “Los terroristas”, añade, en referencia a los opositores, “no conocen a Dios. Solo creen en derramar sangre, en matar, no aceptan a nadie que piense distinto a ellos”.

Las explosiones sacuden ocasionalmente este barrio de Bab Tuma. El último atentado mató en junio a cuatro personas. Controlan las calles civiles armados que operan con la aquiescencia del Gobierno. Siguen a quienes consideran sospechosos, inspeccionan mochilas y bolsos, montan puestos de control y barricadas. Damasco no puede negar que está en guerra. Por mucho que sus habitantes se aferren a su espejismo de normalidad, la contienda se filtra insidiosa en la vida cotidiana con sus barricadas, sus detectores de bombas, los soldados en la calle y las explosiones. De noche se las oye más claro, y desde las terrazas se ve en el cielo el resplandor del fuego de artillería procedente del monte Casium, la fortaleza del régimen donde reside el presidente.

Los cristianos sienten que la historia les ha devuelto a aquellos años que recuerdan de los libros de historia, en los que su comunidad era perseguida.


Muadamia es una de las zonas de la periferia de Damasco más tocadas. Los rebeldes, sitiados por el Gobierno, controlan la mayoría de la localidad. Sufren escasez de víveres y bienes básicos. El 21 de agosto, un ataque con misiles cargados con gas sarín, un arma química altamente tóxica, golpeó esta y otras zonas. Estados Unidos dice haber contado 1.429 muertos, 426 de ellos niños, y responsabiliza al régimen, que niega su implicación. Una misión de la ONU ha recabado pruebas irrefutables del ataque, pero sin atribuir la autoría a ningún bando. Estos días, una misión conjunta de la ONU y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas se halla en Damasco supervisando la destrucción de arsenales químicos a la que se ha comprometido El Asad.

De los horrores de Muadamia huyó el año pasado Bachar Shahin, de 42 años. Llegó a Damasco, donde trabajaba como guía en el museo nacional, aprovechando su excelente inglés. Los jardines del edificio siguen abiertos, con algunas obras arqueológicas al aire libre. Pero los verdaderos tesoros, como el alfabeto más antiguo del mundo, están en los sótanos de edificios públicos por miedo a que sean dañados. Los únicos en visitar estos jardines son estudiantes. Bachar, sin casa, duerme en el museo. Ha enviado a su mujer y dos hijos a Azerbayán. Y muestra su decepción con la revolución: “Al principio había gente que apoyaba a los rebeldes”, cuenta. “Decían que buscaban la libertad. Pero si querían democracia, ¿por qué matan a civiles? ¿Por qué destrozaron mi casa? ¿Por qué me han dejado sin hogar?”.

Muchos se hacen las mismas preguntas, incluso los que proceden de bastiones rebeldes como Homs. De allí huyó Sahar Turkmani, de 53 años, dejándolo todo atrás. Vino a Damasco con su marido y Asma, de 14 años, la más joven de sus 10 hijos. El padre de familia murió hace ocho meses. Dice Sahar que se le paró el corazón tras tanto sufrimiento. Ella y Asma viven en una escuela en el distrito de Mezzeh, convertida en un centro de refugiados. Las aulas han sido minuciosamente divididas con paredes de fina madera para crear un laberinto de hogares que habitan 260 personas. Madre e hija comen y duermen en el suelo, sobre unos delgados colchones. Tienen un hornillo y junto a la ventana guardan prendas y accesorios que cosen y venden para sacar algo de dinero.

“Solo podemos sentir gratitud por el Gobierno”, dice Sahar, su cabello cubierto por un velo negro. “En Homs vivíamos con miedo. Aquí por lo menos tenemos seguridad. Podemos salir a la calle a comer un helado incluso hasta las diez de la noche”. Estos refugiados desafían también la idea generalizada de que Siria vive una ofensiva de una mayoría musulmana suní contra las minorías imperantes. Tanto Sahar como la práctica totalidad de los residentes de este centro son suníes. La curiosidad que pudieran sentir por aquellas promesas de democracia y libertad de los opositores ha dado paso a una clara voluntad de recobrar la seguridad y la estabilidad perdidas hace largo tiempo.

“No hay piedad en el bando rebelde”, dice con amargura Abdel Azi Nahar, de 70 años, que era imán, también suní, en su mezquita en Berzé, en las afueras de Damasco. Cometió la ofensa de tratar de mediar entre el Gobierno y los rebeldes en una conferencia de paz interna, y quedó marcado. Le robaron el dinero de la mezquita. Le afeitaron la barba. Le secuestraron dos veces. Cuando a su hijo Mohamed, de 18 años, un francotirador le plantó una bala cerca del ojo, hiriéndole de gravedad, decidió buscar refugio en Damasco. “Los que nos hicieron estas cosas son extranjeros, son chechenos e iraquíes, son Al Qaeda. Nada tienen que ver con el islam. No quieren paz”, dice.

Más que un régimen, en Siria todo un sistema de intereses y comunidades resiste la embestida rebelde


En este mosaico de vidas interrumpidas hay un grupo que mantiene una discreción extrema. Bajan la voz cuando pronuncian, si es que lo hacen, el nombre de su propio grupo, “alauíes”. Son una derivación ancestral del chiísmo musulmán; mantienen muchos de sus preceptos y libros en secreto, y se les permite mentir sobre sus creencias para defender a su comunidad. Llegaron a controlar Siria gracias a los golpes de Estado orquestados por Hafez el Asad en los años sesenta y setenta del siglo pasado. El Asad procedía de la villa alauí de Qurdaha, en el noroeste. Para consolidar su poder colocó en el Gobierno y la cúpula militar a personas de su clan. Hoy son 2,5 millones, algo más de un 10% de la población, y el objetivo principal de las milicias rebeldes.

Munir, de 19 años, esconde su credo con una cruz en el cuello para fingir que es cristiano. “Mi madre me lo ha pedido. Cree que si me capturan los terroristas, es menos probable que maten a un cristiano que a un alauí”, dice. Pide que no se revele su apellido por temor a exponer a su familia, parte de la cual ha huido a Líbano. Está de regreso en Damasco, tras haber servido siete meses en el ejército y haber quedado gravemente herido en la pierna derecha en un enfrentamiento en Homs. Aunque aún cojea, ha solicitado volver a filas. “Si no logro volver al ejército, intentaré ingresar en la Fuerza de Defensa Nacional”, dice, en referencia a una milicia paramilitar apoyada por el Gobierno, compuesta mayoritariamente por alauíes, a la que los opositores acusan de excesos y crímenes de guerra, como la ejecución de 450 civiles, en su mayoría suníes, en las afueras de la localidad de Banias, en mayo.

Munir no defiende a ultranza al presidente. “No luchamos solo por Bachar”, dice. “Hizo cosas mal. No supo gestionar esta crisis al principio. Pero ya da igual. Ahora luchamos porque nuestros hermanos han sido asesinados, porque los terroristas se dedican a cazar alauíes, porque si se les deja gobernar harán lo posible por exterminarnos”. Más que un régimen, en Siria todo un sistema de intereses y comunidades resiste la embestida rebelde. Mientras, Munir hace lo que cualquier joven: acude con amigos de su credo a Pages, un café en el centro que podría estar en el Soho neoyorquino.

Algunos lujos se mantienen en Damasco. Hay discotecas abiertas. En el centro comercial Boulevard, varios comercios venden ropa de marca y gafas de diseñador. El esqueleto de lo que era un Zara, aún con sus carteles, vende hoy ropa hecha en Siria. Y en el último piso del Cham Palace, un hotel mítico y de un glamour añejo, aún se mueve un restaurante giratorio con vistas panorámicas. De noche, sin embargo, se ve una ciudad callada y tensa, despertada a intervalos por las luces y el estruendo de una guerra que, tozuda, llama a la puerta.


* Periodista de El País, España

Fuente: http://elpais.com/elpais/2013/11/01/eps/1383303604_559003.html